Junts pone cara la investidura de Aragonès sin miedo a otras elecciones
Junts saca músculo frente a ERC al torpedear la votación del candidato republicano y amenaza con un bloqueo institucional
La negociación para el nuevo Govern en Cataluña sigue atascada, con un fantasma preelectoral que deambula pese a que en público nadie se lo plantee. Sin demasiadas sorpresas, Pere Aragonès se ha quedado sin la presidencia de la Generalitat por la negativa de Junts de ceder en su abstención. El veto de Puigdemont ha forzado el fracaso de la votación con la advertencia de volver a boicotear la investidura del próximo martes.
Junts ha puesto caro el precio de la investidura. Quieren hacer valer sus 32 diputados, a solo uno de distancia de ERC, tras no digerir una derrota por la mínima y tener que ceder la presidencia. Aunque alejan las elecciones desde las tribunas, los junteros no parece que cejen en su empeño de forzar la maquinaria con propuestas inasumibles para el partido de Pere Aragonès.
Puigdemont tiene la llave para desbloquear el Govern o llevar a Cataluña a nuevas elecciones, y ha hecho su primera demostración de fuerza boicoteando la elección del que pretende ser su socio en la Generalitat que se prevé resultante. Los votos de JxCat son decisivos. La CUP y ERC únicamente suman un total de 42 diputados (33 republicanos y 9 antisistema), mientras que PSC, Vox, En Comú Podem, Ciudadanos y el PPC suman 61.
Los reproches entre potenciales socios han sido constantes. Aragonès ha arrancado su intervención inicial con un tono conciliador, aunque con un trasfondo lleno de pullas contra Junts y su cerrojazo. El candidato de ERC ha pedido en varias ocasiones un acuerdo en el último minuto, pese a ser una prédica en el desierto. «Si hay voluntad, estamos a tiempo. Hoy mismo, ahora mismo».
Junts y ERC llaman a entenderse… desde la confrontación
La realidad edulcorada de Aragonès ha durado poco. En su turno de intervención, el portavoz de Junts, Albert Batet, se ha mostrado visiblemente molesto por el pacto ERC-CUP hecho a sus espaldas. Tras exigir respeto con tono irascible, le ha lanzado una tajante amenaza al candidato republicano: “Le pedimos que no haya segunda vuelta hasta que haya pacto”.
No ha sido ninguna sorpresa. Junts per Catalunya llevaba toda la semana advirtiendo lo «verde» que estaba el acuerdo. Los posconvergentes no perdonan el «pressing Junts» que ERC y la CUP han intentado con un pacto a traición.
El malestar generado llevó a Junts a convocar una conferencia de Jordi Sànchez. El reo por sedición aseguró que su partido estaba a priori por sellar una alianza, pero alejando rechazaba la rapidez. Además, dejó entrever el resultado del viernes, y emplazó a los independentistas a «en los próximos días y semanas».
Pero los republicanos no parece que estén dispuestos a ceder al chantaje. El presidenciable de ERC ha ignorado la advertencia de Batet. Le ha tendido la mano al partido de Puigdemont para lograr un pacto, y lo ha citado de nuevo para la segunda vuelta del debate de investidura, donde Aragonès solo necesita mayoría simple.
El ‘vasallaje’ al Consell per la República enfrenta a ERC y JxCat
El principal escollo entre socios es el Consell per la República de Puigdemont, un órgano opaco de apenas 90.000 socios con el que el fugado quiere erigir un gobierno paralelo desde Waterloo al que la Generalitat quede sometida. Batet ha puesto de relieve la cuestión, y ha exigido a ERC que acepte este ente con el que los posconvergentes pretenden general un liderazgo bicéfalo y ‘corregir’ el resultado electoral: «Es en Europa donde se gana la legitimidad».
La exigencia de ‘vasallaje’ de Junts a ERC con el Consell de la República ha hecho saltar a los Comuns. Jéssica Albiach ha advertido a los republicanos que Puigdemont pretende «degradar» a la Generalitat a través de su entidad privada, y ha emplazado a Aragonès a impedirlo y a dejar de «humillarse».
Junts y ERC, de nuevo en manos de la CUP
Con quien sí que ha mostrado sintonía Aragonès ha sido con la CUP. El candidato republicano se ha desecho en halagos a la formación antisistema, el único apoyo más allá de ERC que ha conseguido sumar, pese a que su respaldo se prevé frágil y complejo: “No es fácil el paso que han hecho, y se lo agradezco profundamente».
Dolors Sabaté le ha correspondido, aunque con mesura, y le ha recordado que su voto a favor no es «un cheque en blanco». Los antisistema saben que la legislatura vuelve a estar bajo sus manos, como cuando enviaron a Artur Mas a la «papelera de la historia», y remaron con el Govern de Puigdemont para generar la crisis política vivida en Cataluña durante el referéndum ilegal del 1-O y la posterior DUI.
La cuestión de confianza pactada con Aragonès y la promesa de un nuevo desafío con el Estado hacen pensar que el rumbo de esta legislatura se asemejará más a los convulsos años de Puigdemont que a la senda de diálogo que los republicanos publicitan. Y aunque la CUP ha asumido la mesa con «escepticismo», el chantaje antisistema y los cada vez más maltrechos lazos entre ERC y el PSOE invitan a pensar en otra época de convulsión.