Junts teme que las municipales sean un plebiscito sobre la hoja de ruta de Aragonès
El partido de Puigdemont teme que una derrota en las municipales acabe de imponer "totalmente" la estrategia de ERC en el Govern
Los partidos se preparan para unas municipales a dos años vista. ERC y Junts volverán a batirse, coincidiendo con los primeros resultados tangibles de una mesa de diálogo que comenzará a caminar este septiembre. Desde el partido de Junts hay temor a que una victoria republicana pueda leerse como un plebiscito que legitime la hoja de ruta de Aragonès.
Las municipales de 2023, previstas para dentro de dos años, se llevarán a cabo el mismo año que termina el plazo dado por la CUP y Junts a ERC para explorar la vía pactada antes de volver a las soflamas de la unilateralidad. En Junts se emplazan a sacar un buen resultado, puesto que un fracaso electoral podría apuntalar todavía más la vía dialogada republicana.
«No podemos pinchar para que ERC no nos imponga su programa totalmente en el Govern», explican fuentes de Junts a Economía Digital. Esta idea, expresada en privado por algunos consellers del partido a cuadros de la formación, se volvió a abordar en la Gran Jornada Municipalista del pasado 3 de julio en Les Franqueses.
Junts y su débil implantación territorial
Junts tiene dos años de margen para acabar de nutrir su todavía débil implantación territorial, todavía en construcción tras el divorcio con el Pdecat. La marca electoral sigue siendo un paraguas donde la exconvergencia y los ‘junteros’ cohabitan hasta 2023, donde ambas se presentarán por primera vez en solitario.
El partido de Puigdemont retiene ciudades medianas gobernadas por Convergència en los últimos años con una gran capilaridad (Girona, desde 2011), o Vic (bajo control de CiU desde 1979). Además, controla a todo el grupo municipal en Barcelona, capitaneado por Elsa Artadi, y las estructuras convergentes en el área metropolitana.
El reto para Junts está en conseguir una repesca de alcaldes que se quedaron en el Pdecat. Tal y como publicó Economía Digital, desde cuadros del partido de Carles Puigdemont confían en que los liderazgos de los exconsellers indultados Jordi Turull y Josep Rull, grandes conocedores del engranaje convergente, sirvan para facilitar la pasarela hacia la nueva formación.
ERC cuenta con fortaleza municipal
ERC afrontará sus primeras elecciones municipales con la Presidencia de la Generalitat bajo control. Los republicanos consiguieron ser la fuerza electoral más votada en los anteriores comicios, lo que les permite controlar dos de las cuatro diputaciones provinciales (Tarragona y Lleida), y es el socio menor de la Girona, donde apoya al Ejecutivo de Junts.
Los republicanos también se enfrentarán al reto de conseguir un hito que persigue el independentismo: que la alcaldía de Barcelona esté dirigida por un partidario de la secesión. El único alcalde abiertamente secesionista que ha tenido la ciudad es Xavier Trias (CiU), que duró solo cuatro años tras décadas de hegemonía socialista, y fue desbancado por Ada Colau.
Las discrepancias entre ERC y Junts
Aunque en las municipales juegan otros factores para el voto, como la cercanía de los candidatos municipales –sobre todo en municipios medianos y pequeños– dibujan una imagen precisa sobre la implantación territorial de cada partido, una estructura fundamental a la hora de movilizar votantes de cara a otras contiendas electorales.
Los republicanos y los ‘junteros’ mantienen diferencias de criterio sobre la estrategia a seguir en la resolución del conflicto catalán. Mientras ERC ha apostado por dar una oportunidad al diálogo con el Gobierno de España, pese a insistir con la «amnistía» y la «autodeterminación», Junts lo aborda desde el escepticismo y embiste una mesa que todavía no ha comenzado.