Junts y ERC pasan del pacto a los reproches a las pocas horas
Los 'junteros' se niegan a una investidura de Aragonès a "cualquier precio" y priman un acuerdo de Govern "nĂtidamente independentista"
Las negociaciones entre Junts y ERC se han convertido en un cambio constante de guion, con momentos donde el pacto parecĂa inminente y una actual ruptura que aboca a Cataluña a unas elecciones. Los ‘junteros’ han pasado de apoyar un pacto para reencaminar la ruptura por la mañana a culpar a ERC del fracaso en las negociaciones por la tarde.
En una asamblea de partido este miĂ©rcoles, los cuadros de Junts han expuesto a la militancia cuál era la situaciĂłn despuĂ©s de que ERC se levantara de la mesa. La diputada en el Congreso MĂriam Nogueras ha defendido que fue ERC quien decidiĂł levantarse de la mesa cuando el pacto estaba muy avanzado, y ha acusado a su potencial socio de haber dilatado las negociaciones.
La diputada ‘juntera’ ha asegurado que no harán un gobierno a cualquier precio y ha cerrado la puerta a cualquier Ejecutivo que no tenga un compromiso claro con la secesiĂłn de España. Desde la cĂşpula tambiĂ©n alejan formalmente ante la militancia la posibilidad de unas nuevas elecciones, y aseguran que lo mejor es seguir negociando.
Calvet y BudĂł insisten en que se entre en el Govern
Una postura más comedida ha sido la de los consellers Damià Calvet y Meritxell Budó, que han defendido la importancia «no a cualquier precio» de que Junts entre en el Govern, un escenario que prefieren antes que una nueva cita con las urnas. Estos dos miembros del Ejecutivo en funciones han sido los más beligerantes en público a la hora de apostar por una coalición.
Pero Junts vive inmersa en un proceso convulso, con un partido todavĂa en construcciĂłn lleno facciones que tienen posiciones contrapuestas. La falta de concreciĂłn ideolĂłgica permite que se agrupen bajo el paraguas del expresidente huido desde cuadros procedentes de la extinta CDC hasta personalidades procedentes del independentismo más irredento de la ANC.
Los perfiles más institucionales apuestan por la entrada en el Govern, y por hacer obra de gobierno desde Ejecutivo, más allá de la hoja ruta estratĂ©gica pactada hacia la independencia. El ala más dura no teme a las elecciones, y habĂa mostrado cierto interĂ©s en dejar a ERC gobernar sola y convertirse en el azote secesionista desde fuera.
ERC y Junts: una relaciĂłn tĂłxica de amor-odio
Los republicanos tambiĂ©n exhiben una relaciĂłn de amor-odio por Junts. ERC se levantĂł el sábado de la mesa para asegurar que su partido apostaba por un Govern en solitario y que daba por rotas las conversaciones con el partido de Puigdemont, y desde entonces ha defendido que solo se plantean pactar la investidura, y cualquier coaliciĂłn quedarĂa supeditada a eso.
Pese a las malas relaciones y la falta de sintonĂa en la reuniĂłn de este martes, Junts, ERC y la CUP han vuelto a darse cita este miĂ©rcoles, donde se han comprometido a comprometerse: un pacto donde se comprometen a intentar desencallar la investidura y evitar que Cataluña se vea abocada a nuevos comicios el prĂłximos julio.
Los republicanos tambiĂ©n mantienen abierta la vĂa abierta con los Comuns, aferrándose a la puerta abierta de Junts hace unas semanas. Jordi SĂ nchez asegurĂł que ofrecerĂa votos suficientes a ERC para que gobernara sin ellos si no habĂa pacto, condiciĂłn a la que ahora añaden que el partido morado entre en el Ejecutivo.
Una negociación llena de obstáculos y giros de guion
Sin embargo, en la misma asamblea de Junts de este miĂ©rcoles, varios cuadros y bases del partidos han dejado entrever ese malestar. SegĂşn han explicado fuentes presentes a EconomĂa Digital, la sensaciĂłn general dentro del partido es que antes unas elecciones que «facilitar un gobierno que no sea nĂtidamente independentista».
Los dos partidos siguen negociando a contrarreloj un pacto, aunque desde la oposiciĂłn dan por hecho que Cataluña volverá a las urnas. Junts insiste ahora en entrar al Govern, y ERC mantiene el telĂ©fono abierto para todos sus potenciales socios excepto para el PSC, pese a la sintonĂa de republicanos y socialistas en Madrid.
Los problemas en las negociaciones han sido varios. ERC no quiere aceptar una estrategia común en el Congreso que les impida poder negociar con el Gobierno cuando lo vean conveniente, de la misma forma que aborrecen que el Consell per la República de Puigdemont puede convertirse en un órgano que –pese a carecer de legitimidad– pueda condicionar a la Generalitat.