Junqueras dicta el »calladismo»
El lĂder de ERC y consejero de EconomĂa calma a los empresarios, mientras un inquieto Artur Mas busca informaciĂłn a travĂ©s del economista y diputado Oriol Amat
Silencio. Prudencia. Oriol Junqueras dicta el »calladismo», una expresión que ha llegado a utilizar en un foro ante empresarios, y que es indicativo de que desea gestionar la actual situación con tiento. Tiene la responsabilidad, como consejero de Economía, de elaborar los presupuestos para 2017, decisivos si el Govern de Junts pel Sí no quiere estallar en mil pedazos, con otra convocatoria de elecciones. Por ello, ha traslado a los miembros del Ejecutivo, y éste al grupo parlamentario de Junts pel Sí, que podrá acordar las cuentas con la CUP, aunque ya sea a partir del mes de enero.
Junqueras se mantiene al margen de las polémicas. Ha aprendido que ahora se debe a su papel institucional. Considera, como apuntan varias fuentes nacionalistas, que «ya se sabe» dónde está y qué piensa Esquerra Republicana, y que, por tanto, lo mejor es intentar trasladar la mejor imagen como gestor.
Evolución de la economía catalana
Los republicanos tienen un complejo, y es que se les acusa de no saber gestionar cuando han tenido la oportunidad. Ocurrió en la etapa del tripartito. Y aunque el objetivo sea sacar adelante el proceso soberanista, la máxima prioridad ahora es gestionar la economía catalana, que ofrece buenos síntomas de recuperación, con un crecimiento del PIB del 3,3% en el tercer trimestre de este año, una décima más que en el conjunto de España.
La prudencia es la máxima. De Junqueras y de la dirección de Esquerra. Se ha comprobado en el último gran incidente interno en el bloque soberanista, con el caso de la alcaldesa de Berga, Montserrat Venturós. Apoyo a los Mossos d’Esquadra, y crítica al Gobierno central. «No es momento de cuestionar a los Mossos», aseguró la secretaria genral de ERC, Marta Rovira. La frontera con la CUP, por tanto, está clara, pero al mismo tiempo, Junqueras es quien tiene mayor facilidad para negociar con la CUP, a diferencia de la dirección y de los diputados del PDCAT.
La inquietud de Mas
Por ello, en el seno de Junts pel Sí hay nervios. Quien mejor lo sabe es ahora Artur Mas, que se muestra inquieto con la posibilidad de que no se aprueben los presupuestos. Mas quiere tomar la temperatura de todo lo que sucede en el Parlament, y no quiere ser una figura decorativa. Con quien tiene una mayor confianza en estos momentos es con el economista Oriol Amat, diputado del PDCAT en Junts pel Sí. Almuerza con él para conocer cómo avanzan esas negociaciones, y cómo ve Amat el horizonte político en los próximos meses.
Lo que Junqueras traslada, desde su «calladismo», es que el proyecto de presupuestos podría entrar en el Parlament el 29 de noviembre, después de su aprobación en el Consell Executiu. La idea es que el debate a la totalidad fuera el 20 de diciembre. Y si se aprueba –si se rechazan las enmiendas a la totalidad que presentará la oposición–, con el apoyo de la CUP, las cuentas seguirán adelante, aunque se deba negociar con dureza con la CUP partida a partida en comisión. La votación final, definitiva de los presupuestos, podría llegar, siguiendo ese calendario, sobre el 15 de febrero.
Eso es lo que pretende Junqueras, en silencio, poco a poco, sin salpicarse, y buscando interlocutores en Madrid, con el nuevo gobierno de Mariano Rajoy. De hecho, ya lo tiene en la figura de Soraya Sáenz de Santamaría, la nueva titular de Administraciones Territoriales. Y eso es lo que Mas ha comenzado a percibir, y, por tanto, lo que le inquieta al entender que es Esquerra la que puede acabar gobernando, con el proceso soberanista sobre la mesa, pero con el pragmatismo como bandera.