Moreno renovará su guardia pretoriana tras las andaluzas con la salida de Bendodo
Antonio Sanz, veterano arenista y hoy viceconsejero de Presidencia, Beltrán Pérez, gran damnificado por el casadismo en la lucha por el PP de Sevilla o el malagueño Jota Carmona serán nombres clave en el entorno del presidente si retiene el Gobierno tras la inminente convocatoria electoral
Con el aterrizaje en Génova 13 de Elías Bendodo y Juan Bravo a las órdenes de Feijóo, Juanma Moreno tendrá que renovar su guardia pretoriana -el primero es su escudero político y el segundo su comisario económico, su principal política en esta primera legislatura- a la vuelta de las elecciones andaluzas, cuya convocatoria en junio es la opción que con más peso se abre paso desde la celebración del XX Congreso del Partido Popular en Sevilla este pasado fin de semana. A la luz de los últimos sondeos, y a la espera de conocer la encuesta del Centro de Estudios Andaluces que sale este miércoles, se da por hecho que el PP revalidará el poder en San Telmo, cosa diferente es augurar el grado de dependencia de Vox al que le obligue un resultado insuficiente.
Lo que ya se conoce es que tras las elecciones andaluzas, Bendodo se centrará en la política nacional, como así confirmó el propio Moreno a las pocas horas de que el líder gallego comunicara su nueva responsabilidad como coordinador general del PP. En el caso de Bravo, nombrado vicesecretario de Economía en la nueva dirección, el titular de Hacienda ha explicado, en declaraciones a Canal Sur Radio, que “de momento” sigue de consejero, y que su “compromiso ahora mismo es Andalucía”. A la pregunta de si se irá a Madrid después de las próximas elecciones, ha respondido que “eso lo decidirá” el presidente, Juanma Moreno, y que en todo caso él seguirá, «como siempre, estando donde me han pedido» en el PP.
Al igual que Feijóo, el hermetismo está siendo el modo en que Moreno está transitando este tiempo agitado en las filas populares, resuelta a nivel nacional pero con un presidente que se enfrenta a las urnas partiendo del peor resultado del PP de su historia, 26 diputados. De ahí que sólo él conozca cuándo y cómo activará el botón electoral para que los números le sean favorables y pueda encabezar “un gobierno monocolor”, el relato de “reeditar” el gobierno PP-Ciudadanos ya ha quedado obsoleto.
Por ley, la disolución de la cámara y el anuncio de convocatoria electoral debe hacerse 54 días antes de las elecciones. A estas alturas del año, ya sólo hay dos teorías/fechas sobre la mesa: o convoca antes de verano, en junio, para aprovechar la primavera sociológica en Andalucía y en lo posible limitar los efectos adversos de la inflación o espera a octubre, con el inicio del curso parlamentario. La primera opción es la que más cuerpo está cogiendo y, de hecho, el presidente ya ha empezado a articular el relato que justifique este adelanto.
“Si el Parlamento se bunqueriza, tendré que convocar”, “no voy a hacerle perder ni un minuto a los andaluces”, ha dicho esta semana al respecto de un hipotético bloqueo en la cámara que, a día de hoy, no existe. El último hito parlamentario ha sido el informe de la comisión sobre las irregularidades de la Fundación Andaluza Fondo de Formación y Empleo (Faffe), que ha salido adelante con los votos del PP, Ciudadanos y Vox.
La segunda opción, la de convocar en octubre, se sostendría con el argumento de esperar a después de verano a que el estilo Feijóo se asiente y que el partido de Santiago Abascal resbale en su gestión en Castilla y León, formación que desde este lunes se incorpora al Ejecutivo de Fernández Mañueco con tres consejerías, una vicepresidencia y la presidencia de las Cortes.
Nueva guardia de corps
Sea cuando toquen las urnas, Moreno habrá de hacerse con una nueva guardia de corps. Entre los nombres que se cruzan en las quinielas y que asoman entre las voces consultadas, figuran veteranos como Antonio Sanz, hoy viceconsejero de Presidencia y un histórico escudero de Javier Arenas, o damnificados por la cruenta batalla del PP de Sevilla como Beltrán Pérez, candidato del PP para la alcaldía de la capital andaluza, de donde ha sido desalojado en favor de José Luis Sanz, el elegido por la presidenta del PP de Sevilla, Virginia Pérez, para este puesto con el apoyo, en su día, de Teodoro García Egea, otros de los cadáveres del casadismo.
El guiño de Feijóo a este episodio ha sido premiar a Beltrán incorporándolo a la Junta Directiva Nacional, mientras que los nombres de Sanz y Virginia Pérez siendo los anfitriones a nivel local y provincial del PP no se escucharon en ningún momento en el plenario de este histórico cónclave. Hay silencios elocuentes.
Según varias fuentes consultadas por Economía Digital, se da por hecho que en la conformación de las listas del PP, Beltrán irá de número 3 por Sevilla y, de revalidar el Gobierno, ocupará un puesto de responsabilidad en el futuro Ejecutivo autonómico.
En el caso de Sanz hablamos de una de las personas con más conocimiento del partido desde su adolescencia, cuando se incorporó a las filas de los clubes juveniles de Alianza Popular en su Jerez natal. Fue secretario general del PP andaluz entre 2006 y 2012, este último el año en que Javier Arenas ganó las elecciones, entonces con el mejor resultado obtenido por los populares en toda su historia aunque, sin socios posibles con los que pactar, insuficiente para armar una mayoría en la cámara. En 2015, Sanz fue nombrado delegado del Gobierno de España en la última legislatura de Mariano Rajoy. Su conocimiento institucional y capacidad de diálogo le convierten en una figura en la que, de revalidar el poder en San Telmo, se apoyará Moreno en esta segunda legislatura.
Otro nombres que asoman en el futuro a medio plazo junto a Moreno son los del antequerano José Ramón Carmona, diputado por Málaga en el Parlamento de Andalucía, elegido también para incorporarse a la Junta Directiva Nacional de Feijóo; la malagueña Carolina España, diputada afín a Bendodo en la Cámara Baja, o Tomás Burgos, diputado en el Congreso por Valladolid durante casi 20 años y ex secretario de Estado de Seguridad Social con el Gobierno de Mariano Rajoy, y a día de hoy secretario General de la Presidencia y pieza destacada para el funcionamiento del engranaje diseñado para que todo funcione debidamente en el palacio de San Telmo.
El último servicio de Bendodo: organizar el complejo dispositivo de las elecciones
Con todo, ninguno de ellos tiene la estrecha relación de amistad y complicidad que Moreno ha tejido a lo largo de los años con Elías Bendodo, quien siempre tuvo en el horizonte dar el salto a la política nacional y ocupar un papel protagonista en la vida interna del partido.
Al frente de una consejería en cuyas competencias está Interior, la última gran tarea de Elías Bendodo como consejero de Presidencia será organizar el complejo dispositivo de las elecciones autonómicas, las decimosegundas elecciones de carácter autonómico y las séptimas en solitario. Un dispositivo que, en 2018, constó de 3.832 colegios electorales repartidos por las ocho provincias y 10.038 mesas electorales.
Ninguno de ellos tiene la estrecha relación de amistad y complicidad que Moreno ha tejido a lo largo de los años con Elías Bendodo
Viejo amigo, Bendodo ha sido en los últimos años figura clave en la llegada de Moreno a San Telmo cuando pocos, muy pocos, confiaban en sus posibilidades. En esta legislatura ha ocupado el puesto de consejero de Presidencia y portavoz pero ha ejercido de vicepresidente de facto, azote de la oposición y artífice de las negociaciones más peliagudas con Vox. Su olfato político, cintura para la negociación y conocimiento de las tripas y las intrigas del partido le convierten en un perfil muy valioso en el que se apoyará el presidente gallego en su camino hacia La Moncloa.
No puede decirse que Bravo sea del círculo estrecho de Moreno si bien este funcionario, inspector de la Agencia Tributaria que ha llegado a estar en el segundo nivel de la vicesecretaria de Economía con Pablo Casado, de quien es amigo, se ha ganado la confianza del presidente por representar e impulsar a la perfección el papel que buscaba el PP. Esto es, el gobierno del cambio se haría notar en la economía sobre tres pilares: bajada de impuestos, control del déficit y simplificación administrativa.
De alguna manera, como reza el refrán, Feijóo ha desvestido un santo –en sus discursos en Sevilla se refirió varias veces al peregrino Santiago –para vestir otro, el suyo con dirección a la Moncloa.