Jordi Pujol y su familia se sientan en el banquillo
Fiscalía, defensa y acusación particupar juegan sus cartas entre las pruebas, la prescripción, el silencio y algún as en la manga
«¡Hagan juego, señoras y señores! La partida va a comenzar».
Jordi Pujol, su esposa y tres de sus hijos declaran hoy como imputados por delito fiscal y blanqueo de capitales.
Las cartas están sobre la mesa y ahora le toca mover ficha a cada uno de los protagonistas de esta partida de póker en la que se ha convertido la fase inicial de esta instrucción penal.
Muchas sospechas, pocas pruebas
Por un lado, la fiscalía, que anda firme en sus sospechas de que Pujol manejó dinero negro en el extranjero. El último escrito del fiscal Alejandro Luzón así lo refiere. Sin embargo, o mucho han cambiado las cosas en las últimas horas o la anticorrupción llega desabastecida de munición incriminatoria al inicio de esta partida. Ni Suiza, ni Liechtenstein, ni Andorra han respondido a las rogatorias. Pocas fichas y una suerte incierta. De momento.
Por otro lado, el sindicato Manos Limpias, que con su querella dio pie a estas diligencias de investigación, se mantiene a la expectativa. Tratará de sacar partido de la colisión entre el fiscal Alejandro Luzón y el abogado de los Pujol, Cristóbal Martell. Si es que ésta finalmente se produce.
Por último le tocará el turno a la defensa. Es previsible que Martell trate de sorprender al tribunal con la aportación de algún dato o documento que pueda diluir las sospechas de que Jordi Pujol Soley blanqueó dinero negro obtenido a través de comisiones ilegales por la adjudicación de obras o contratos públicos.
La fiscalía juega al farol
El fiscal va a jugar al farol. Quizá, hoy por hoy, no le quede otro remedio y, bien mirado, no sería del todo un mal resultado el hecho de que la juez mantuviese la imputación de Pujol aunque fuera sin ninguna medida cautelar. Se trata de mover las fichas con prudencia para ganar tiempo dejándole claro al tribunal y a la opinión pública, eso sí, que la fiscalía no tiene prisa y barrunta más información de la que puede gestionar en los prolegómenos de la partida que hoy se inicia. Su estrategia es «tiempo al tiempo» y que, mientras tanto, se desgaste su compañero de mesa, es decir, la acusación popular que ostenta Manos Limpias.
El sindicato Manos limpias ha intentado hasta el último minuto que la renombrada abogada Virginia López Negredo, que dirige la acusación popular en el caso Noos, se incorporase a la mesa de juego. No ha tenido éxito. Sólo un jugador o jugadora por equipo, ha resuelto la juez. Sin el golpe de efecto que supondría la presencia de la mordaz letrada, Manos Limpias prepara una batería de preguntas, algunas fuertemente inquisitivas, que apuntan directamente a la línea de flotación de los Pujol: «Las cuestiones de familia». ¿Se habría producido ya un acercamiento entre el cuñado del ex president Pujol, Francesc Cabanes Balcells y el sindicato querellante?
Pueden negarse a declarar
Por último, moverá ficha la defensa de los cinco miembros de la familia Pujol que dirige el prolífico abogado Cristóbal Martell, considerado el estratega y negociador más hábil de los que visten toga en Barcelona.
Martell esperará a ver si la juez o el fiscal disparan primero. Si no lo hacen, o se trata de balas de fogueo, quizá lo que le resulte más rentable para los intereses procesales de sus clientes sería que no declarasen y se remitieran a las regularizaciones pactadas con Hacienda como escudo de defensa.
Algo parecido hizo Martell como abogado defensor de Lionel Messi a quien la fiscalía acusó de delito fiscal. Messi pagó y calló y salió casi de rositas.
Documentos sorpresa
Conociendo los antecedentes del brillante abogado, no sería de descartar tampoco que sorprenda al resto de participantes en la partida con una as en la manga en forma de documento antiguo, quizá manuscrito, con el que intentaría acreditar que la fortuna de los Pujol en Andorra nace y se corresponde con la controvertida herencia. Martell es experto en la guerra de guerrillas.
El tapete verde de la justicia preside la mesa. Los jugadores se mirarán de reojo cuando la juez diga…: «¡Hagan juego señores!», y entre el público más de uno se morderá las uñas angustiado y atenazado por dos cuestiones ineludibles. En primer lugar, pase lo que finalmente pase, hoy se prenderá la mecha de una bomba que, de explotar, sin duda, salpicará. Y, en segundo lugar, porque hay una máxima que preside toda gran partida: «La banca siempre acaba ganando».