Iván de la Peña declara en el juicio de la estafa a la realeza saudí
Los herederos del príncipe saudí supuestamente estafado en Barcelona declinan comparecer en el juicio y, por este motivo, las defensas plantean la nulidad
Este jueves arrancó en la Audiencia de Barcelona el juicio por la presunta estafa al príncipe saudí Saad Bin Abdulaziz. Los hechos se produjeron después de su muerte en 1993, cuando su hombre de confianza en España supuestamente se aprovechó de esta circunstancia para vender sus fincas y mansiones sin rendir cuentas. Al juicio no se presentó ninguno de los herederos del finado, cuatro príncipes sauditas que ejercen la acusación particular, ni tampoco el principal acusado, Agustín González, porque falleció el año pasado. Ante tantas ausencias entre acusados y acusadores cobró protagonismo uno de los testigos, el exfutbolista Iván de la Peña, al que González vendió una mansión propiedad del príncipe.
Iván de la Peña se limitó a declarar que cuando compró la casa en 1997 desconocía por completo que su propietario había fallecido. Abonó por esta mansión del barrio de Pedralbes cerca de 840.000 euros según se apunta en el escrito de fiscalía. En la actualidad, continúa siendo su residencia habitual. Declaró en el juicio como testigo a instancias del abogado de la acusación. Nunca se formularon acusaciones en contra del ahora agente de futbolistas por considerar que efectuó la compra de buena fe.
El príncipe saudí concedió poderos notariales a González en 1989 para administrar las fincas rústicas y, en 1991, los amplió para las dos mansiones de Pedralbes. En aquellos años, González el era subdirector del hotel Princesa Sofía de Barcelona, donde Saad Bin Abdulaziz contrataba plantas enteras para él y su sequito en sus frecuentes viajes a la ciudad.
Veinte años después de los hechos, en el banquillo de los acusados tan sólo se sientan tres personas: la viuda de González, una empresaria catalana de origen ruso que adquirió las fincas rústicas y el administrador de las empresas de esta última. Sin embargo, la fiscalía tan sólo ha formulado acusaciones contra la primera. Pide provisionalmente una pena de dos años y medio de cárcel. La empresaria de origen ruso y su administrador fueron acusados por los herederos del príncipe.
Los herederos de un príncipe saudí instan un juicio en Barcelona pero se niegan a comparecer
En su declaración, la viuda negó “rotundamente” que se aprovechara del dinero que obtuvo su difunto marido con las ventas de las propiedades del príncipe. Según fiscalía, con estas ventas se consiguieron cerca de siete millones de euros.
La empresaria de origen ruso que adquirió seis fincas –entre estas, los castillos de Rocafort y Rocabruna, en la comarca catalana del Moainès– insistió en que era una “víctima” más. Aseguró que nunca habría adquirido estas propiedades a través de González si hubiera sabido que sus poderos no eran válidos a causa de la muerte del príncipe.
Inicialmente, los herederos del príncipe confiaron el caso al abogado Cristóbal Martell, una de las togas doradas barcelonesas. Sin embargo, hace tres años contrataron al abogado madrileño José Antonio Sánchez Conejo que ahora les representa en el juicio. Considera que sus clientes tan sólo recuperarán 2,8 millones de euros, correspondientes a pagarés por la compra de las fincas rústicas que se depositaron en el juzgado cuando estalló el caso.
En la primera sesión del juicio, las defensas solicitaron el sobreseimiento por la incomparecencia de los cuatro príncipes. Ni siquiera han declarado en previas mediante las comisiones rogatorias. Tan sólo lo han hecho a través de un abogado saudí. Las defensas entienden que este testimonio no puede ser válido y advierten que no se ha acreditado documentalmente que sean los herederos de Saad Bin Abdulaziz.
Este último presidió durante años el consejo de Al Saud, del que forman parte los miembros de la familia real. Ninguno ha querido que aparecer en el juicio.