Intrahistoria del pacto de Girona

La intervención directa de Puigdemont e Iceta reedita la 'sociovergencia' para dar alas a la nueva distribución del poder local catalán al margen de Esquerra

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Acercamiento progresivo. Y con contactos al máximo nivel. Los concejales de ERC de Girona están convencidos de que el pacto de gobierno en su ayuntamiento se ha gestado entre el líder de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, y el convergente Carles Puigdemont, que fue alcalde de la ciudad hasta que en enero pasado se convirtió en presidente de la Generalitat.

Y es que, aunque la autonomía local se respetó en todo momento, el concurso de las direcciones de Convergència y del PSC ha sido decisivo. La presidenta del grupo municipal republicano, la escritora Maria Mercè Roca, indica que, aunque no tiene pruebas, de forma estricta, sí cuenta con «las intuiciones» para atribuir la paternidad del pacto municipal a Iceta y Puigdemont. 

El presidente abroncó los concejales

María Mercè Roca recuerda que, a finales de febrero, Puigdemont convocó a los concejales convergentes de Girona a una comida en Barcelona para reprenderlos por las fracasadas negociaciones sobre el cartapacio y el sueldo del alcalde.

A partir de esa comida con los concejales convergentes, el presidente de la Generalitat intervino personalmente para solucionar la crisis política de Girona y sellar un pacto de gobierno con los socialistas que pudiera garantizar la estabilidad. Y el PSC respondió. La pasada semana fue decisiva, con contactos permanentes, después de que ERC renunciara a un acuerdo de gobierno.

«El PSC ya se ha olvidado del derecho a decidir»

El concejal republicano Martí Terés también da por hecho que Iceta y Puigdemont han monitorizado las negociaciones del pacto de Girona. Terés subraya que el ex alcalde y actual presidente ha preferido un acuerdo con el PSC, un partido que «ya se ha olvidado del derecho a decidir».

Terés recuerda a Puidemont que ERC siempre se ha comportado con lealtad y que, poco antes de que abandonase la alcaldía, consiguió aprobar los presupuestos municipales para 2016 gracias al voto a favor de los republicanos porque el resto de la oposición, incluidos los socialistas, votaron en contra.

ERC asegura que mantendrá la «mano tendida»

Después del pacto de gobierno municipal entre CDC y PSC, Terés entiende que el grupo republicano mantendrá la misma actitud, de «mano tendida y colaboración» con la nueva alcaldesa, la convergente Marta Madrenas. Esta ha substituido a Albert Ballesta, que ha dimitido cuando llevaba menos de dos meses en la alcaldía.

Terés apunta que se enteraron del pacto de gobierno por los medios de comunicación, el mismo día que Ballesta lo anunció públicamente y presentó su dimisión. Hasta ese momento, CDC y ERC estaban negociando. «Teníamos la sensación de que el acuerdo estaba muy cerca», precisa Terés, que añade que no estaban dispuestos a dar un «cheque el blanco» a los convergentes tal como han hecho los socialistas.

La socialista Sílvia Paneque, primer teniente de alcalde

Fuentes del grupo municipal del PSC aseguran que informaron de la negociación a la dirección del partido, encabezada por Miquel Iceta, pero que tomaron la decisión de manera «autónoma«. Gracias al pacto de gobierno, los cuatro concejales socialistas asumirán carteras del ámbito social, como Igualdad, Empleo, Juventud y Universidades, y su jefa de filas, Sílvia Paneque, será la primera teniente de alcalde.

Los socialistas se sienten aliviados, no tanto por el propio acuerdo, satisfactorio, como por el hecho de salir de una situación de «invisibilidad» en la ciudad, provocada por la actitud de Esquerra, que nunca pensó en esa posibilidad.
 

Cultura de gobierno

Ese es el problema, a juicio del PSC de Girona, que mantenía los vínculos con Convergència, porque se comparte una «cultura de gobierno», que tiene como principio asegurar la gobernabilidad. Por ello, «el flujo de información con la dirección» ha sido constante.

Iceta ha ido hilando, con la complicidad de los dirigentes locales, acuerdos de geometría variable, y los socialistas gobiernan en Lleida con un acuerdo con Ciudadanos, con Ángel Ros como alcalde, y en Tarragona con el PP y Unió, con el alcalde Josep Fèlix Ballesteros. 

Ahora Esquerra, en Girona, buscará como resarcirse de la situación. De la confianza en tejer un acuerdo con Convergència, ignorando la posibilidad del PSC, ha pasado a la frustracción y el enojo hacia una decisión que podría repercutir en el Parlament, y en el conjunto de España, en función de los intereses de Convergència, del PSC y del PSOE, que busca la investidura como presidente de Pedro Sánchez.

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