Íñigo Errejón vs Pablo Iglesias: llega el duelo final
Se urde la última batalla en el universo Podemos: Íñigo Errejón hace números para competir con Pablo Iglesias en las elecciones del 10-N
Vértigo electoral en el universo Podemos. Antes de que el rey Felipe VI decidiera agotar la investidura, la semana comenzó con un sondeo que concluía que el 48% de los votantes del PSOE y el 36% de los de Podemos valora positivamente que Íñigo Errejón se presente a las elecciones del 10 de noviembre con su propio partido. Y este viernes, un nuevo barómetro apuntó que el 41% de los votantes (sin importar partidos) piensan lo mismo.
Desde que Pedro Sánchez puso sobre la mesa una repetición electoral, a finales de junio, Errejón se frotaba las manos. Incluso tenía un nombre potencial: Más País, siguiendo los pasos de su formación con Manuela Carmena, Más Madrid. Y, si bien el exnúmero dos de Podemos no descartaba en julio competir con Pablo Iglesias si había nuevas elecciones, al inicio de agosto se autodescartó como verdugo del partido morado.
Entonces, Errejón argumentaba que no se planteaba presentarse a las elecciones nacionales porque, en todo caso, no prevía una repetición de los comicios. Instaba a Iglesias a aceptar las condiciones del PSOE para formar gobierno –es decir, a dejar atrás el sueño de la coalición–, y apelaba al entendimiento para dar por finalizado el bloqueo político: «Nada debería servir de excusa para que no haya un gobierno progresista», decía.
Fuentes de su entorno y del de Carmena han revelado este jueves que la presión a lo interno del partido para que Más País esté en la papeleta del 10-N está en alza. La insistencia mediática de los sondeos también contribuye a la causa. Pero hay algunas varias piedras en el camino. «Errejón está decidido a llevar la plataforma a nivel nacional, pero prefiere que lidere lidere el proyecto Manuela», informó La Vanguardia.
Y Carmena ha insistido en que no quiere volver a la primera línea de la política. «No, no, de ninguna manera», dijo a El País este jueves la exalcaldesa madrileña. Errejón tiene otros flecos pendientes, e Iglesias naturalmente también. Pero lo que está claro es que, si la llegada de una nueva formación de izquierdas se consuma, y el duelo es entre los otrora buenos amigos y compañeros de partido, uno de los dos caerá. Sería el duelo final.
Errejón hace números a la pugna con Iglesias
El agregador de encuestas de El País arroja este balance a mitad de septiembre: PSOE es la primera fuerza con una intención de voto del 31%, seguida del PP (un 19%), Unidas Podemos (un 13%), Ciudadanos (un 13%) y Vox (un 9%). Por otra parte, la macroencuesta postelectoral publicada por el CIS la semana pasada, pero efectuada entre junio y julio, da a los socialistas casi un 30% y a los de Iglesias apenas un 7,4%.
La tendencia parece ser que el PSOE sube y Podemos cae, tras unos tensos meses de negociaciones fallidas para lograr un gobierno de izquierdas. La estrategia de desgaste de Sánchez contra Iglesias, si los resultados fueran similares a los que proyectan las encuestas, habría sido exitosa. Todo ello, después de que en las municipales y autonómicas del 26-M desvanecieran cinco de los siete «alcaldes del cambio» vinculados a Podemos.
Todos estos son números que Errejón seguramente ha hecho, y continúa haciendo, antes de tomar una decisión. Cifras que dibujan un futuro desesperanzador para Iglesias, en el que la irrupción del nuevo partido de quien fue su mano derecha no estaría por la labor de mejorar el escenario. Todo lo contrario. Por ahora, Errejón se mantiene en silencio mientras su nombre salta nada más conocerse que los españoles se abocan a otras elecciones.
Pero representantes de su partido y personas de su círculo han confirmado a una importante cantidad de medios que están estudiando la posibilidad de concurrir, en un contexto en el que Errejón viene de recomendarle a Iglesias que facilitara la investidura «gratis» de Sánchez y que renunciara a formar un Gobierno de coalición con el PSOE, un mensaje que sin duda ha calado bien en Ferraz.
A ese contexto también hay que sumar las elecciones municipales y autonómicas en Madrid, en las que Más Madrid compitió y venció a Podemos tanto en la comunidad como en el municipio, pese a quedar en ambos casos en la oposición y divididos. La fragmentación estaría asegurada, pero tanto los socialistas como los de Iglesias han dicho públicamente que, si la pugna se traslada al escenario nacional, no temen la llegada de Errejón.
Fuentes del entorno de Errejón han admitido, en declaraciones recogidas por Efe, que si bien presentarse es una oportunidad, hay quien tiene miedo de que los resultados no sean los esperados y se les acuse de fragmentar más el voto de la izquierda y de dar opciones a que las derechas sumen, como precisamente ocurrió en Madrid comunidad y municipio. Pero los contactos con posibles socios en otras regiones han iniciado, añadieron.
Andalucía y Valencia, problemas para Iglesias y Errejón
Más País, como posiblemente se llamaría la formación de Errejón, supondría un verdadero terremoto para Iglesias. Si se toma en cuenta que sus diferencias con la líder de Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez, son previsiblemente irreconciliables, y que la dirigente andaluza quiere concurrir a las generales con su propia marca y no con Podemos (como hizo Compromís), el castillo de naipes comenzaría a desmoronarse.
Errejón tiene su propio problema en Valencia, donde un sector de Compromís se siente atraído a la idea de ir con su partido pero otro lo descarta de plano. No obstante, el diputado de la formación valenciana, Joan Baldoví, ha dicho este jueves que está dispuesto a articular un pacto electoral con Errejón si concurre el 10 de noviembre, aunque tampoco cierra la puerta a presentarse con Podemos si Iglesias «formaliza una oferta».
En resumen, mucho está en juego y mucho queda por verse. A menos de dos meses de las elecciones, es cierto que todo puede pasar. No menos verdadero es que, de concretarse, este sería un duelo a muerte, y el PSOE se frota ya las manos. No por nada José Luis Ábalos tiró de soberbia al ser consultado por los planes de Errejón, afirmando que los socialistas «no compiten» por el mismo espacio. Queriendo decir que esta sería una guerra civil en ese universo llamado Podemos.