Oposición unánime del independentismo a la medida de gracia de Sánchez
Entidades y partidos secesionistas se aplican a fondo para desacreditar los indultos que liberarán a los nueve condenados por sedición
Pedro Sánchez ha defendido unos indultos por la «concordia», aunque enfurecen a gran parte del independentismo. Mientras el presidente desgranaba los motivos por los que concedía esta medida de gracia a los condenados por sedición, las puertas del Liceu se abarrotaban de manifestantes convocados por la ANC y la CUP con un claro mensaje: «No queremos su perdón».
Los partidos independentistas y movimientos civiles se están aplicando a fondo para quitar lustre a una medida de gracia que sacará de prisión tras más de tres años a Oriol Junqueras, Jordi Sànchez, Jordi Cuixart, Josep Rull, Jordi Turull, Dolors Bassa, Raül Romeva, Joaquim Forn y Carme Forcadell.
Dispositivo policial y tensión en la calle
El evento para escenificar a un Sánchez arropado por gran parte de la sociedad catalana contaba en sus alrededores con abucheos y silbidos de manifestantes controlados por un fuerte dispositivo de los Mossos d’Esquadra. La CUP, principal socio del Govern, ha conseguido incluso colar a dos activistas de sus juventudes para reventar el acto estelada en mano y jaleos contra los indultos.
«Estamos aquí hoy para exigir la amnistía como punto de partida para para poder ejercer la autodeterminación», ha señalado el portavoz anticapitalista Edgar Fernàndez en la concentración anti-Sánchez. «Esto no va de nombres, siglas o partidos, sino que va de un pueblo decidido a luchar por su libertad y un futuro mejor».
Los partidos también han puesto a trabajar la maquinaria a fondo. Junts ha sido el más hostil de los dos que sustentan al Govern, con un argumentario claro a favor de socavar los indultos: los ha tildado de «propaganda», ha negado que tengan cualquier tipo de valor político y ha rechazado de forma vehemente la invitación al acto del Liceu.
El expresidente Quim Torra declinó su asistencia asegurando que se trataba de un acto «de propaganda del parternalismo colonial de su gobierno español». También lo hizo la presidenta del Parlament, Laura Borràs, al asegurar que el único reencuentro real sería cuando el Ejecutivo central concretara sobre el diálogo para resolver el conflicto.
Puigdemont habla del «espíritu del Liceo»
Waterloo ha salido también en tromba a cargar contra esta medida. El expresidente Carles Puigdemont ha asegurado que ha nacido «el espíritu del Liceo» para «confrontarse con el espíritu del 1 de octubre». Según el huido, el objetivo pasa por «dar aire a los que pretenden neutralizar al independentismo a golpe de represión o renuncia».
La portavoz del partido, Elsa Artadi, ha retado incluso a Sánchez a explicar su propuesta política para solventar el conflicto en el Parlament: «Es allí donde recae la soberanía popular, donde estamos todos representados. Si tiene suficiente coraje, que no se vaya a un acto por invitación».
Más comedida ha sido ERC, aunque también ha cargado con dureza contra unos indultos que su líder preso avala con matices. Los republicanos tampoco han asistido al encuentro del Liceu, y en su lugar se han adherido a una concentración independentista frente al Congreso de los Diputados.
Mientras Pedro Sánchez exponía su plan en Barcelona, los principales líderes de ERC y Òmnium Cultural presentaban en la Cámara baja 200.000 firmas a favor de una Ley de Amnistía –también con el apoyo de Junts y la CUP–, la única vía para excarcelar a los condenados que el secesionismo considera válida.
Aragonès: «Medida imparcial e incompleta»
El presidente de la Generalitat también ha cargado contra los indultos: «No son la solución». El mandatario catalán ha acusado de «medida parcial e incompleta» al gesto hecho por el presidente del Gobierno. Pere Aragonès sí que ha reconocido que se trata de «un primer paso», que «corrige una sentencia del Tribunal Supremo que fue injusta».
Los republicanos viven en una contradicción permanente: cargan contra los indultos mientras usan esta carta para dar oxígeno al Gobierno de Sánchez. Aunque desde el partido han despreciado esta medida de gracia, Junqueras avaló los indultos al asegurar que la vía unilateral no era «deseable» y tampoco factible, y apostaba por sentarse en la mesa.
Los presos también han puesto la zancadilla al Gobierno. Pese a reconocer que es una medida que les beneficia a nivel personal, ninguno de ellos ha mostrado arrepentimiento alguno por los hechos acontecidos en octubre de 2017. «Lo volveremos a hacer», subrayó Jordi Cuixart cuando se empezó a especular en firme sobre esta medida de gracia.