Illa se convierte en el chivo expiatorio en el Parlament
Un tibio Debate de Política General pone al líder del PSC como objetivo a batir tanto por los independentistas como por los partidos que defienden la Constitución
Un Debate de Política General con el PSC en el centro. Salvador Illa ha tenido que aguantar los embistes de la mayoría de grupos parlamentarios. Govern y oposición se han unido para arremeter contra un socialismo catalán que ha dado una de cal y una de arena a la Generalitat de Cataluña, algo que desde ambos lados se visto como un gesto de tibieza.
Salvador Illa ha sido demoledor con la gestión del Gobierno, un Ejecutivo del que el máximo dirigente socialista ha acusado la «irreversible credibilidad dañada” en su seno, y que ha vuelto hacer gala de su «pasar página» con una defensa nítida de la mesa de diálogo y su predisposición a llegar a varios acuerdos, entre los cuales la aprobación de los presupuestos de 2022.
El líder de la oposición ha celebrado que se apueste por la mesa de diálogo con el Estado y que se haya mantenido una «actitud firme» pese al rechazo de JxCat y la CUP. También, ha exigido que se cumpla con lo previsto para la convocatoria de la mesa de partidos catalanes, con el objetivo de sacar grandes consensos que llevar al cara a cara con Moncloa: «Le pido que cumpla».
La «decepción» de Aragonès con Salvador Illa
Una posición que no ha dejado indiferente a nadie. Aragonès ha ahondado en su «decepción» con la falta de contrapropuestas del PSC, y ha ironizado: «Pensaba que el gobierno alternativo tendría un proyecto alternativo». Una tibieza que también le recrimina con la agenda del Reencuentro, que la define como «absolutamente insuficiente para resolver el conflicto».
Un límite del PSC, el de la Constitución, que Aragonès tampoco acepta. El presidente catalán ha arremetido contra un Illa que se ha definido como «tarradellista», al recordarle que la Generalitat se restituyó en 1977 y que el presidente volvió del exilio tras cuarenta años de franquismo, pese a que es la Carta Magna quien después da base al desarrollo de todo el autogobierno.
La CUP también ha sido muy beligerante con el socialismo catalán, y lo ha usado como arma contra Pere Aragonès. Después de criticar el modelo «sociovergente» de los últimos años, Carles Riera ha criticado una mesa de diálogo que sólo sirve para apuntalar al PSOE y dividir al independentismo.
Un socialismo que para los anticapitalistas forma parte del establishment, el que apuntala al régimen del 78 y se alinea con los intereses de la patronal catalana para pedir la ampliación del Aeropuerto de El Prat. Incluso Riera ha matizado, cuando ha pedido un modelo político y económico basado en el socialismo, que su propuesta nada tenía que ver con la S «olvidada» del PSC.
Carrizosa y Fernández no dan tregua
Un embiste contra Salvador Illa que también ha venido de Cs, partido que perdió gran parte de su masa de votantes a favor de los socialistas catalanes. Carlos Carrizosa ha acusado a Salvador Illa de comportarse igual que otros líderes del PSC, «agachando la cabeza» ante el independentismo, un vicio que también atribuye a Miquel Iceta.
Pero Cs no es el único que ha embestido al socialismo catalán desde el constitucionalismo. También lo ha hecho Alejandro Fernández. El líder del PP catalán ha acusado a Salvador Illa de «connivencia» con la degradación de las instituciones catalanas, pese a reconocer el papel «ejemplar» del PSC durante la crisis abierta en octubre de 2017.
El socialismo catalán ha recibido a diestro y siniestro, a raíz de una posición que no contenta a los partidos con los que comparte asiento en el hemiciclo, pero que también están muy alejados de las propuestas de la mayoría independentista. Todos ven al PSC como cómplices de su principal adversario, mientras gana protagonismo en un debate sin grandes novedades sobre la mesa.