Iglesias y Colau resisten tras el 14F pese a obtener sus peores resultados en Cataluña

En Comú-Podem mantiene los 8 escaños en el Parlament pero con 133.000 votos menos

La alcaldesa de Barcelona y líder de los comunes, Ada Colau, en el acto final de campaña del 14-F junto a la candidata Jéssica Albiach y el líder de Podemos y vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, el 12 de febrero de 2021 en Barcelona | EFE/QG

La alcaldesa de Barcelona y líder de los comunes, Ada Colau, en el acto final de campaña del 14-F junto a la candidata Jéssica Albiach y el líder de Podemos y vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, el 12 de febrero de 2021 en Barcelona | EFE/QG

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En el último par de años, la experiencia electoral de Podemos ha sido una curva descendiente. En todos los comicios a los que se ha presentado el partido ha perdido fuerza, y las elecciones catalanas de este domingo no han sido la excepción. En Comú-Podem resguarda sus ocho escaños en el Parlament, pero con 133.000 votos menos que en 2017.

La marca catalana de Podemos, una alianza con el espacio de Ada Colau, intentará con estos resultados arrastrar al PSC y a ERC a un Govern de izquierdas que deje por fuera a JxCat y replique la dinámica del Gobierno de coalición entre morados y socialistas. Así lo insistió Jéssica Albiach durante la campaña y así lo repitió este domingo tras conocerse los resultados del 14-F.

Pero los comunes tienen poco margen de acción en Cataluña, esa comunidad que hizo a Podemos grande durante sus inicios. Desde luego que celebrarán el no haber sufrido la suerte de la gran mayoría de partidos no independentistas, que se dejaron varios escaños tras estos comicios. Pero no es un resultado que haga especialmente fuertes a Iglesias y Colau.

De hecho, es el peor resultado del universo podemita en Cataluña, si se valoran tanto las elecciones autonómicas como generales. El 6,86% de los votos logrados por la lista de Albiach supone la menor proporción de sufragios del partido en esta comunidad en la historia, y se suma a una ya larga lista de fracasos de los de Iglesias en el último par de años.

Dos años de calamidades

Con las elecciones del 14-F se alimenta un ciclo de casi dos años de calamidades sufridas por el espacio que lidera el vicepresidente segundo del Gobierno. Irónicamente, cuando más poder ha tenido Iglesias es cuando peor le ha ido a su formación en las urnas. Y esta tendencia no ha variado desde las elecciones generales del 28 de abril de 2019.

En aquellos comicios Podemos pasó de tener el 21,3% de los votos al 14,6%. Unos meses después, en la repetición electoral del 10 de noviembre de 2019, siguió cayendo hasta el 13% de los sufragios. Y estos declives han tenido eco también en Cataluña, donde casi el 25% votó a En Comú en las generales de 2016, frente a menos del 15% en los comicios de 2019.

En los últimos comicios a nivel nacional, el 14,2% de los catalanes votaron la lista morada, mientras que este 14-F han sido menos del 7%. Esta discrepancia entre votos a Podemos entre elecciones generales y comicios autonómicos ya se vio en las catalanas de 2017, cuando los comunes lograron el 7,5% de los votos después de haber logrado casi el 25% en las nacionales.

Pese a que el resultado del 14-F no es motivo de celebración en Podemos, es cierto que no se trata de un desenlace electoral tan desastroso como el de las elecciones vascas y gallegas de 2020. El pasado 12 de julio, Podemos se quedó fuera del Parlamento de Galicia y solo apeló al 4% de los votantes gallegos. Y en País Vasco pasó del 15% al 8% de los sufragios.

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