Iglesias dimite tras fracasar en su asalto a Madrid
"Voy a dimitir de todos mis cargos. Podéis tirar sin mí", es lo que dijo Pablo Iglesias a los suyos en la Ejecutiva que convocó de urgencia cuando estaban escrutándose los resultados del 4M.
Estas elecciones suponen, definitivamente, un punto de inflexión para Unidas Podemos y, sobre todo, para Pablo Iglesias que abandona todos sus cargos. De querer asaltar los cielos a ser muleta del PSOE. El que fuera vicepresidente segundo del Gobierno ya no es mesías de muchos.
La huida de Iglesias del Gobierno para salvar los muebles en la Comunidad de Madrid deja al partido débil tras cinco años de desgaste. El partido a punto estuvo de quedarse fuera en las últimas autonómicas de 2019 y este 4M, con el recuento abierto, ya deja a la formación en coma con un Pablo Iglesias que completa su ciclo político. Se acabó.
«Dejo todos mis cargos. Yo no voy a ser un tapón para una renovación de liderazgos que se tiene que producir en nuestra fuerza política. Yolanda Díaz puede ser la próxima presidenta del Gobierno», anunció Iglesias mencionando al cantautor Silvio Rodríguez «Adiós, fui lo que fui».
Hace tan solo unas semanas era el vicepresidente del Gobierno de España y este martes abandona la política. El líder de Podemos convocó a su Ejecutiva de manera urgente cuando todavía no había terminado el escrutinio y el partido no remontaba. Iglesias lo tenía claro y así lo anunció a los suyos: «Voy a dimitir de todos mis cargos. Podéis tirar sin mí», es lo que les dijo según fuentes allí presentes antes de hacerlo público.
Los más fieles a Iglesias no reconocen ningún error. Aseguran que han conseguido movilizar a sus bases y la estrategia de campaña “era la correcta”, comentan. “Unidas Podemos ha conseguido su objetivo: hemos salvado nuestro espacio en la Comunidad de Madrid”, sentencian por la implicación de Iglesias en esta campaña. Pese a que todavía no ha terminado el recuento, en Podemos se sienten aliviados por haber ‘salvado los muebles’ en Madrid.
Estas voces indican que estos comicios estaban pensados para una clara victoria de Isabel Díaz Ayuso y «no va a ser así» insisten. A pesar de que el recuento ya da a la candidata del PP unos altos resultados.
Los primeros espadas del partido también urgen a acelerar ese cambio de ciclo ante las próximas elecciones generales. “Un anticipo nos mataría”, señala un dirigente morado a ED.
Las principales consecuencias a las que se enfrenta Podemos son de propia supervivencia. Los morados seguirán siendo muleta del PSOE, pero ya sin poder marcar perfil propio. Tampoco les sale a cuenta no entrar en ninguna suma de la izquierda e ir por libre y un adelanto electoral a nivel nacional “podría darles la estocada definitiva como partido”, apuntan en la misma línea los expertos consultados por ED.
Desplazados por Más Madrid
El continuado ascenso del partido de su mejor amigo y ahora rival, Iñigo Errejón (Más Madrid), indica el tipo de mensaje, no tan escorado ni tan radical, que demandan los votantes de izquierda.
Una izquierda joven, sin identitarismo ni el ombliguismo de estar más centrados en sus purgas y escisiones, que se mira en el espejo de ‘los verdes’ en Alemania y que busca más cambios mirando hacia el futuro y no tanto ideológicos y cortoplacistas.
Mónica García gana, de momento, la partida a Pablo Iglesias. Una diputada que llevaba dos años batiéndose el cobre contra Ayuso en la Asamblea de Madrid, frente a un paracaidista vestido de salvador que bajó de Moncloa para recuperar el partido en la Comunidad. De asaltar los cielos a colgar el cartel de ‘no molestar’ en un chalet de Galapagar.
Los principios traicionaron a ese líder “carismático”, según algún ex presidente, que de llevar coleta salvaje pasó al moño oriental. De creerse libre y sin ataduras pasó a tener que acatar directrices de los socialistas y volver a la arena política, esa de la arenga, donde estas dos últimas semanas se ha vuelto a sentir como pez en el agua.
Hace meses descubrió junto a los suyos que ya no tiene tanto tirón como su sucesora Yolanda Díaz. Ungida por su dedo, Iglesias ya busca en la militante del PCE su relevo para alejarse de la primera línea. De hecho, ya anunció que no volverá a liderar Unidas Podemos. Iglesias deja el partido desgastado y con una renovación pendiente.
En la formación admiten que la estructura territorial sigue resentida y el proceso de transformación “durará tiempo”. Las mismas fuentes señalan que la retirada de Iglesias será paulatina, todavía estará unos cuantos meses, porque quiere asegurarse que el proyecto no muere.
Ensayarán primero una bicefalia, tomando como ejemplo el PNV, para que partido y Gobierno se coordinen bajo una sola voz y de ahí, “¡quién sabe!”, comenta un dirigente. Mantienen la idea de ir hacia una federación de partidos para aglutinar a toda la izquierda. Algo que en el PSOE no están muy dispuestos.
Algunos madrileños consultados por ED, que este martes han votado a otras formaciones de izquierda, aseguran que en el pasado sí que votaron a Podemos. “El 15M nos dio a muchos esperanza”, comenta J.F. en el barrio de El Pilar.
Sin embargo, este martes votó a Más Madrid porque “ni el PSOE ni los de Iglesias lo han hecho bien”, señala. Ciudadanos de a pie critican que Podemos les dejó “huérfanos” al no cumplir con lo que predicaban. Las causas judiciales todavía abiertas contra el partido también pesan en sus votantes como la losa del PP con Bárcenas.
Superar el hiperliderazgo de Iglesias no será fácil con un partido diezmado. Este será el reto de Yolanda Díaz, que ni siquiera milita en Unidas Podemos. La vicepresidenta tercera será la voz mermada de los morados en el Gobierno y tendrá que enfrentarse a nuevas formaciones y voces que buscan el hueco que se abre entre PSOE y Unidas Podemos. El gran reto de Podemos: sobrevivir.