Iglesias acelera Vistalegre IV para asegurar la elección de Belarra
El ya ex líder de Podemos acelera Vistalegre IV para evitar una candidatura alternativa fuerte.
La salida de Pablo Iglesias de todos sus cargos acelera el proceso de renovación en Unidas Podemos. Su abandono de la Secretaría General del partido deja la marca Unidas Podemos ‘tocada y hundida’ con sus principales valedores (Pablo Echenique, Juan Carlos Monedero o Irene Montero) en la cuerda floja. Por ello y según ha podido saber Economía Digital, en los próximos días, el partido anunciará la fecha del próximo Vistalegre IV.
Iglesias acelera su estrategia adelantando el máximo órgano entre congresos antes de irse para procurar que su sucesora sea Ione Belarra. De hecho, ya lo es de facto al ocupar su cartera en el Gobierno. Pero así, la dirección se asegura seguir manteniendo vivo el ‘Pablismo’ con todos sus acólitos en los principales cargos de responsabilidad y también de continuar con la llamada bicefalia, Belarra dirigiendo Podemos y Yolanda Díaz desde el Gobierno, al más puro estilo del PNV.
Tras una década ejerciendo un hiperliderazgo, tanto en partido como en gobierno, Iglesias apuesta ahora por una bicefalia de dos mujeres al frente del partido y del Gobierno, en la parte que corresponde a Unidas Podemos. «Hay que feminizar los liderazgos y el futuro tiene nombre de mujer», señalan desde el partido.
Lo cierto es que en la reunión del pasado miércoles, la dirección de Podemos dio órdenes claras: adelantar Vistalegre IV para antes del verano ante la debilidad del partido sin su líder y la posible aparición de otros liderazgos fuertes que pudieran aparecer para eclipsar o derrotar al ‘Pablismo’.
Los mismos de siempre pretenden que todo quede en casa y confían en la fortaleza de Belarra para llevar las riendas del partido y mantener así sus puestos en la cúpula de la formación. Belarra, amiga de Irene Montero, ascendió gracias a ésta a puestos determinantes hasta que el propio Iglesias se la llevó a Moncloa.
Mujer de confianza del ex vicepresidente, los críticos aseguran que Belarra «será fácil de manejar» en cuanto a tomar decisiones difíciles para el partido para no perder la ‘línea Pablista’ y ya no es tan obvio como si fuera la propia Montero.
De hecho y según ha podido confirmar ED, Montero no se presentará a este proceso porque «quiere seguir sacando adelante las promesas de Podemos desde el Ministerio de Igualdad», asegura su entorno cercano.
La Ejecutiva del partido, compuesta por una veintena de fieles, pilotará este nuevo escenario y será el órgano encargado de convocar la Asamblea Ciudadana mientras Belarra prepara su candidatura.
Yolanda Díaz, por su parte, se tendría que ganar la confianza de la militancia y, además, recalcan que para optar a la Secretaría General de Podemos debería cumplir seis meses como afiliada.
La gallega milita en el Partido Comunista y, hasta el momento, no tiene intenciones de dejarlo, según ha podido saber ED. Por ello, cumplirá la función de estar al frente del Gobierno como representante de los morados. Un puesto que la militancia ni ha votado ni tiene que votar. Simplemente, palabra de Iglesias.
También está por definir la forma en la que seguirán conviviendo las distintas organizaciones que conforman la coalición: Unidas Podemos, Galicia en Común, En Comú Podem, Izquierda Unida y el PCE. Desde el partido morado aclaran que una cosa es el liderazgo de Unidas Podemos y otro bien distinto el de sus confluencias. Aunque los de Colau, según cuentan a ED, no verían mal que fuera la propia Díaz quien fuera la interlocutora de las confluencias.
Sea como fuere, Iglesias quiere irse dejando la casa ordenada con un liderazgo controlado. Como ha sucedido en todos los procesos a los que se ha presentado. La última Asamblea Ciudadana se celebró en mayo de 2020, tras ser atrasada varios meses por la pandemia. En ella Iglesias salió reelegido con el 92 % de los votos y acusaciones de «fake» o «pucherazo telemático».
En aquel momento, el ya ex líder morado solo tuvo de rival al crítico por excelencia en el partido, Fernando Barredo. El sector de Anticapitalistas, encabezado por Teresa Rodríguez y Miguel Urban, había anunciado su ruptura meses antes de la cita, que se desarrolló de una forma plácida, a diferencia de lo ocurrido en 2017.
Sin embargo, en esta ocasión hay más incógnitas, principalmente por el magnetismo que ejerce entre los suyos la figura de Iglesias. Por ello, prefieren acometer una transición ‘controlada’ manteniendo a sus primeros espadas, Rafa Mayoral o Pablo Echenique, en segunda fila a modo de guardias jurados para seguir manteniendo la línea.
Fuentes del partido son conscientes de que el peso y las decisiones de Iglesias no desaparecerán de la noche a la mañana por mucho que haya anunciado que deja la política.