La operación Borgen de Iceta se queda en ficción
El PSC apenas gana un escaño pese a la campaña de futuro presidente hecha por Miquel Iceta
Miquel Iceta ha hecho una campaña electoral de presidente más que de presidenciable. Propuestas muy concretas, como el indulto de los políticos catalanes presos, siempre en futuro y nunca en condicional. Actitud y pose de presidente y hasta diciendo que no apoyaría a Inés Arrimadas, pese a las encuestas, sino que solo pactaría con Ciudadanos para ser él el presidente. La vía que lo llevaría a la presidencia se bautizó como operación Borgen, inspirada en una conocida serie de ficción… pero se quedará en eso, ficción.
El PSC apenas mejora el resultado de 2015, cuando cayó hasta los 16 diputados. En esta noche electoral, con el 92% escrutado, se sitúa en 17 diputados. Sube, sí, pero las expectativas de Iceta le llevaban a liderar el bloque constitucionalista o, al menos, a subir para ser una alternativa reconciliadora de gobierno. Nada de eso.
Miquel Iceta ha sumado a Unió Democrática para ser presidente, pero ha hecho perder escaños al PSC
Iceta armó una candidatura transversal, sumando a los ex Unió Democràtica, liderados por Ramon Espadaler, consejero de Interior con Artur Mas, e incluso a miembros de Societat Civil Catalana. La intención era dar una imagen de candidatura de unidad constitucionalista, sí, pero por la reconciliación. La amalgama de movimientos y sensibilidades, algunas muy alejadas entre sí, ha terminado por no funcionar.
Pero no es solo que haya fracasado su operación Borgen. Es que el PSC, como partido, sale perdiendo, ya que aunque sube, en realidad pierde escaños: si restamos los que ocuparán antiguos dirigentes de Unió que van en las listas socialistas, el partido de Iceta tendrá menos escaños en su poder. Un golpe que obligará al partido a replantearse su estrategia en Cataluña, y quién sabe si en España.
Sobre Borgen
Borgen es una serie de ficción danesa, inspirada en su propia política, en la que la candidata del tercer partido en votos logra la presidencia. Se trata de un partido de centro-izquierda con distintas sensibilidades, que consigue el poder porque supone una alternativa a los dos grandes partidos –uno conservador sin apoyos y otro progresista sin un candidato legitimado– y arma una complicada coalición que se tambalea con cada tema importante a debatir.