Iceta busca con Sánchez poner en pie el PSC y el PSOE
Los socialistas catalanes proclaman este sábado una nueva dirección para resistir el próximo año
El PSC vuelve a caminar a partir de este sábado. Y el PSOE también.
Las dos formaciones han logrado rehacerse, tras las respectivas elecciones primarias. Miquel Iceta, primer secretario del PSC, buscará ahora reordenar el partido, con una nueva ejecutiva, siendo consciente de que la renovación ideológica, la puesta al día de la socialdemocracia, se deberá abordar en un congreso, de aquí a un año.
En el caso del PSOE la situación es similar. Pedro Sánchez es el nuevo secretario general, un cambio drástico, generacional. La adaptación a los nuevos tiempos se entiende que ya se abordó hace un año, con la convención política que impulsó Alfredo Pérez Rubalcaba.
Apoyo federal
Sánchez estará este sábado junto con Miquel Iceta en La Farga de L’Hospitalet. El apoyo del PSOE es para el PSC vital en estos momentos, porque la apuesta federal será imposible sin un socio en el resto de España. Sánchez, que ha buscado, como Iceta, la máxima integración en la ejecutiva, deberá asumir su liderazgo con todas las consecuencias, tras la decisión de Eduardo Madina de mantener su perfil político únicamente como diputado en el Congreso por Vizcaya.
Ahora, Sánchez tratará de lograr la complicidad, al margen de intentar romper la imagen de que se ha beneficiado del apoyo de la presidenta andaluza Susana Díaz, de Carme Chacón. Quiere que forme parte de la ejecutiva del PSOE, y Chacón, que también estará presente en el congreso de este sábado, se deja querer.
Àngel Ros, ¿posible candidato?
La cuestión es que Iceta ha logrado lo imposible hace sólo unas pocas semanas. El socialismo catalán es ahora, sin embargo, algo más que el PSC. El partido que liderará Iceta, tendrá otro claro referente: Àngel Ros, presidente de la formación, y posible candidato a la Generalitat de Catalunya. El alcalde de Lleida, que rechazó los cantos de sirena del sector crítico del partido –integrado por los ex consellers, como Montserrat Tura o Antoni Castells– quiere ser fiel a las siglas de siempre.
Pero fuera se han quedado un grupo de socialistas, que se inclinan por una aproximación a ICV. Se trata de la corriente Avancem, que lidera Joan Ignasi Elena, todavía diputado en el Parlament, y que podría, si no renuncia al escaño en septiembre, pasar a formar parte de los “no adscritos”. Junto a Elena, le han seguido Fabián Mohedano, y Jordi del Río, todos miembros de la ejecutiva.
Otros, como los ex consellers ya citados, forman parte de Moviment Catalunya, el embrión de una candidatura municipal, que podría o no estar vinculada al PSC. Es una decisión que sigue en el aire.
Los apoyos de ERC
¿Todo eso qué implica? Iceta considera que puede llevar al PSC, de nuevo, a ser un partido central, y que dependerá de que las cosas vuelvan a su cauce, de que se compruebe que el proyecto soberanista de Artur Mas “no lleva a ninguna parte”, según él mismo ha expresado.
Pero lo que quede fuera, esas dos corrientes que van en paralelo, los que caminan hacia ICV, y hacia ERC, pueden engrosar las filas de un espacio central netamente independentista, o cercano, que forme parte de una amplia candidatura “por el sí” a la consulta en unas previsibles elecciones anticipadas. Es lo que pretende el líder de ERC, Oriol Junqueras.
Ese es el mapa que ha quedado, y que se ha ido constituyendo en los últimos meses. El punto de inflexión fue la dimisión de Pere Navarro, como primer secretario del PSC.
Necesidad mutua
Iceta, junto a Sánchez, buscan ahora poner en pie a dos partidos, desde una consideración previa: el PSC necesita un PSOE recuperado y creíble para mantener su proyecto federal, y el PSOE sabe que con un PSC debilitado los números no cuadran, y le faltarán centenares de miles de votos para poder intentar el asalto a la Moncloa.
Y el primer síntoma de que deben esforzarse mucho fueron las primarias del PSOE y del PSC en Catalunya del pasado domingo: la participación fue de 20 puntos menos que en el resto de autonomías.