Homs se erige en el mártir que busca el soberanismo
El diputado del PDECat asume en el juicio del 9N toda la responsabilidad de la organización de la consulta, que reclamó pese a las advertencias de los equipos jurídicos del Govern
Francesc Homs, ex consejero de Presidencia y diputado ahora del PDECat en el Congreso, quiere ser el mártir del soberanismo, que calienta motores para buscar una insurrección popular cuando se convoque el referéndum independentista y el Gobierno trate de impedirlo. En el juicio del 9N, ante el Tribunal Supremo, Homs asumió este lunes toda la responsabilidad de la organización de la consulta, con el argumento de que no cometió ningún delito, aunque firmó documentos y encargos a las empresas que, previamente, había contratado la Generalitat, después de la suspensión por parte del Tribunal Constitucional.
«Asumo todos los hechos, pero no asumo que se haya cometido un delito. Eso es lo que discuto», aseguró, tras una larga declaración por espacio de unas dos horas y media.
El aval de Homs a la consulta
Quien reclamó que el Govern diera una respuesta fue T-Systems, responsable de poner en marcha los programas informáticos para el 9N. José Manuel Desco, director general de T-Systems, aseguró que la respuesta que recibió del propio Homs no dejó ninguna duda. «Con la respuesta debíamos cumplir el contrato con la Generalitat». Homs les dio cobertura, con la idea de que no se cometía ninguna ilegalidad.
Cabeza de turco
Eso cambia la situación de Homs respeto a Mas, Rigau y Ortega, según los juristas consultados. Mientras que el TSJC deberá probar que el ex presidente y las ex consejeras autorizaron de forma expresa que la consulta siguiera adelante, el Tribunal Supremo sabe que Homs dio luz verde con su propia firma. El hecho es que Homs quiso que fuera así, buscó su implicación directa, con la idea, reiterada este mismo lunes, de que no cometía ninguna ilegalidad, porque el Constitucional no expecificó qué acciones no podía acometer el ejecutivo catalán. Y que si las cometía bien estaba para el proceso soberanista.
Homs se ha erigido en una especie de cabeza de turco porque el soberanismo necesita que suba la temperatura. El diputado independentista en el Congreso podía haber renunciado a su condición de aforado, para que la causa se concentrara en el TSJC, como Mas, Rigau y Ortega. Pero quiso que el Congreso votara sobre su suplicatorio, para poder ser juzgado por el Tribunal Supremo, con el objeto de que toda la cámara se retratara y se considerara que se le juzga por una acción política, y no jurídica. En el pleno, PP, PSOE y Ciudadanos, votaron a favor del suplicatorio, y sólo Podemos y los partidos nacionalistas lo rechazaron.
El TC «no mandaba nada»
Homs, además, con un tono provocativo, que llevó al presidente de la Sala de lo Penal, Manuel Marchena, a advertirle de que estaba en el Supremo «y no en su casa», insistió en que el Constitucional no obligada a parar la consulta. «El TC mandaba tanto que no mandaba nada», porque «los extremos son sinónimos en este contexto».
En los últimos días, Homs ha buscado el cuerpo a cuerpo con el Gobierno español, al entender que si es condenado «será el fin del estado español». Es la búsqueda de un enfrentamiento que provoque movilizaciones sociales cuando se tense la cuerda, y la convocatoria de un referéndum lleve al Gobierno a una disyuntiva, sobre la posible suspensión de la autonomía, un extremo al que no quiere llegar el presidente Mariano Rajoy. Precisamente, el jefe del Ejecutivo reclamó «normalidad» ante el proceso judicial, y recordó que España «tiene muy buena salud». El objetivo de Rajoy es que «el señor Homs se defienda, tiene perfecto derecho a hacerlo, y que el Tribunal Supremo haga justicia según su leal saber y entender».
Homs, pese a sus reiteradas respuestas sobre la «legalidad» de su actuación, dando cobertura a todo el Govern, como aseguró el ex consejero Felip Puig al explicar la respuesta a T-Systems, cuya pregunta él derivó al ahora diputado en el Congreso, va a pecho descubierto. Admitió, así, que redactó la carta a T-Systems porque el Constitucional en ningún caso indicó «qué tenía que hacer con los proveedores», un argumento que no casa con la idea de la fiscalía, que le pide 9 años de inhabilitación, porque a su juicio el contenido de la resolución del 4-N del Tribunal Constitucional era claro: suspender la consulta.