Hollande rebaja su sueldo y el de sus ministros un 30%
El primer consejo de ministros del nuevo ejecutivo francés promete austeridad y ejemplaridad
Lo prometió durante la campaña electoral y, una vez investido presidente, François Hollande ha cumplido: se ha rebajado el sueldo y el de sus ministros un 30%. Una medida adoptada en el marco de un código deontológico firmado por todo el ejecutivo en el nombre de la «ejemplaridad».
Hollande insistió en los últimos meses que quería ser un presidente «normal», alejado de la pomposidad y de la manera de actuar desmesurada que caracterizaron la presidencia de Nicolas Sarkozy. Y, para ello, ha querido desmarcarse desde el principio y hasta en el más mínimo detalle.
A la contra de Sarkozy
Una de las primeras (y polémicas) medidas que adoptó Sarkozy a la llegada al Elíseo en 2007 fue subirse el sueldo un 172% (pasando de 7.000 euros netos mensuales a 19.000), que cinco años después, ya en la campaña para las últimas presidenciales, intentó justificar asegurando poco menos que hasta su llegada cada presidente se adjudicaba el salario que le parecía y que él consideraba que debía ganar, al menos, lo mismo que su primer ministro.
Con la rebaja del sueldo aprobada esta tarde en el primer consejo de ministros del nuevo ejecutivo, Hollande pasará a cobrar 14.910 euros brutos mensuales (de los 21.300 que cobraba Sarkozy). La remuneración de los ministros pasará de los 14.200 euros brutos mensuales a los 9.940 euros, según las cifras publicadas por el Elíseo.
El Gobierno adoptó también una rebaja del 10% de los gastos de funcionamiento de cada ministerio, así como una reducción del número de colaboradores: 15 por cada ministro y 10 como máximo para cada ministro delegado (equivalente a un secretario de Estado).
Código deontológico
Todo ello se enmarca en el código deontológico que se han comprometido a cumplir el presidente Hollande, el primer ministro Jean-Marc Ayrault, los 17 ministros y las 17 ministras que forman el nuevo ejecutivo francés, el primero paritario en la historia del país. Ayrault defendió esta medida para que los ministros «en el ejercicio de sus funciones, no mezclen los intereses y sean ejemplares».
Según el código, los ministros se comprometen a no acumular cargos públicos y a no tener actividades privadas que puedan mezclarse con sus obligaciones. La portavoz del Gobierno, Najat Vallaud-Belkacem, ha afirmado que estas medidas están encaminadas a definir un nuevo modus operandi gubernamental basado en tres reglas: «la solidaridad, el respeto y la ejemplaridad».
La primera se refiere a que todas las medidas gubernamentales, una vez aprobadas por el consejo de ministro, serán apoyadas por todos su miembros, sin fisuras. La segunda es el respeto por todos los poderes del Estado y la tercera se refiere a «la ejemplaridad, la dignidad y la sobriedad» en el comportamiento de cada uno de los gobernantes para asegurar una “estricta separación entre los gastos públicos y los gastos privados».
Polemicas pretéritas
Esto supone también un ataque contra la manera de hacer que caracterizó a los Gobiernos de Sarkozy y de algunos de sus ministros, quienes se vieron envueltos en continúas polémicas. Por ejemplo, pagar costosos puros a cargo del erario público o aviones privados sin justificación.
De manera general, la prensa francesa ha aplaudido estas medidas –calificadas de «simbólicas»– por tomarse en tiempos de crisis, cuando buena parte de la población pasa dificultades, y subrayan el deseo de Hollande de desmarcase del estilo Bling-bling de Sarkozy (una expresión utilizada despectivamente para definir la típica manera de actuar del nuevo rico).
Pero el politólogo Dominique Reynié también advertía –en las páginas del diario progresista Libération— contra este tipo de medidas tomadas «para satisfacer una opinión (pública) que en este punto es insaciable». Y añadía: «Una gran parte de nuestros compatriotas siempre encontrará que los ministros están demasiado bien pagados. Y los ministros merecen su salario, es una labor expuesta que no da respiro, un contrato temporal que acaba como empieza, de un día para el otro».