Hollande gana las presidenciales francesas
El candidato socialista derrota al actual presidente Nicolas Sarkozy tras obtener el 51,8% de los votos. Es el primer giro a la izquierda en un país de la zona euro desde que comenzó la crisis
El socialista François Hollande fue elegido este domingo nuevo presidente de Francia, con el 51,8% de los votos, derrotando al presidente conservador Nicolas Sarkozy, lo que supone el primer giro a la izquierda en un país de la zona euro desde el inicio de la crisis económica.
En su primer discurso como presidente electo, Hollande ha hablado, como ya lo había hecho durante la campaña, de Europa: «Estoy orgulloso de haber sido capaz de devolver la esperanza. Europa nos mira. En el momento en que el resultado fue proclamado, estoy seguro de que en no pocos países europeos se sintió un alivio, una esperanza, la idea de que por fin la austeridad no puede ser una fatalidad», ha declarado.
Poco antes, el presidente saliente había reconocido la derrota. Sarkozy ha admitido que llamó a su sucesor para «felicitarle y desearle suerte».
La emblemática plaza de la Bastilla de París, adonde se espera que acuda Hollande, estaba desde primera hora de la tarde abarrotada de gente de todas las edades que agitaban banderas de Francia al grito de «Hollande presidente» y «Hemos ganado».
El futuro de Europa
La victoria de Hollande, de 57 años, puede abrir nuevos horizontes en Europa. Opuesto al severo plan de austeridad diseñado por la Alemania de Angela Merkel, y apoyado por Sarkozy, el nuevo presidente francés sostuvo durante toda la campaña electoral que el rigor presupuestario debe estar acompañado por medidas que impulsen el crecimiento económico. De lo contrario no adoptará el pacto de equilibrio presupuestario diseñado por los miembros de la Unión Europea (UE).
Poco antes de conocerse los resultados, uno de sus allegados, el actual presidente del grupo socialista en la Asamblea Nacional, Jean-Marc Ayrault, dijo que Hollande podría ponerse en contacto esta misma noche con Merkel.
Habrá que ver si le pedirá ya renegociar el pacto europeo, tal como anunció durante la campaña. Merkel será, además, la primera dirigente mundial con la que se entreviste Hollande. Todos los dirigentes europeos y de la Unión Eurpea se apresuraron en felicitar a Hollande y anunciaron que trabajarían conjuntamente por el crecimiento económico en Europa.
Sarkozy, derrotado
La crisis económica, al igual que les ocurrió a otros mandatarios europeos, y su particular personalidad, detestada por la
mayoría de los franceses al punto de haberle convertido en el presidente más impopular de la historia de Francia, acabaron con las aspiraciones de reelección de Sarkozy.
Tras la primera vuelta, ya se vio que esas opciones eran escasas. Con el 27% de los votos el pasado 22 de abril (a poco más de un punto de su rival socialista), Sarkozy se lanzó a la desesperada a por los votos del Front National, la extrema derecha liderada por Marine Le Pen que protagonizó la sorpresa al situarse como tercera fuerza política del país con el 18% de los votos.
Pero sus ataques contra los inmigrantes y su apuesta por el proteccionismo económico provocaron la oposición del resto de fuerzas políticas. Ninguno de los líderes que concurrieron en la primera vuelta dictó doctrina de voto en favor de Sarkozy. Incluso, Le Pen llamó al voto en blanco.
Hollande se convertirá así en el segundo presidente socialista de la V República Francesa (fundada por el general Charles De Gaulle en 1958), después de François Mitterrand, jefe de Estado de 1981 a 1995.
Grecia
Si los resultados de las presidenciales en Francia pueden abrir nuevos horizontes en Europa, los de las legislativas griegas celebradas también este domingo añaden más incertidumbres al futuro europeo.
Los dos partidos de la coalición gubernamental (el conservador Nueva Democracia y el socialista Pasok), firmantes del polémico plan de rescate financiero con la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) a cambio de una severa política de austeridad, lo tienen imposible para repetir gobierno, a no ser que finalmente puedan pactar con alguna pequeña formación proeuropea que, a falta de los resultados definitivos, no se sabe aún si obtendrán el 3% de los votos necesarios para entrar en la cámara legislativa.
En ese Parlamento tendrán enfrente a dos bloques diferenciados a los que les une su oposición a las políticas de austeridad, pero a los que les separan sus ideologías (uno está formado por la extrema derecha y el otro por la izquierda radical), por lo que tampoco podrán unirse para formar gobierno.
Ahora se abrirá un proceso para gobernar y, de no lograrse, se convocarán nuevas elecciones en las próximas semanas, aumentando las incertezas sobre el futuro de Grecia en la zona euro.