Así son las dos hijas de Putin que la UE quiere sancionar
Jóvenes, ricas y amantes del lujo occidental, Maria y Katerina podrían ver amenazado su modo de vida como consecuencia de la masacre de Bucha
Las represalias por la masacre de Bucha siguen sucediéndose. Y es que como consecuencia de las matanzas de civiles ucranianos por parte del ejército ruso, la Unión Europea está estudiando incluir en la nueva lista de sanciones contra el Kremlin a las dos hijas de Vladimir Putin, Maria y Katerina.
Sin embargo, la decisión de incluir a las hijas del dictador ruso aún no ha sido adoptada, según informa la agencia de noticias Bloomberg y en caso de que así fuera debería ser ratificada por todos los miembros del bloque, algo que no está claro que vaya a suceder. Aun así, sea como fuese, el mero hecho de que Bruselas esté planteándose actuar sobre las finanzas personales de las dos ‘zarinas’, como las calificó en 2015 una detallada investigación de la agencia de noticias Reuters, parece indicar que la Unión Europea quiere lanzar, cuanto menos, un mensaje de advertencia a Putin.
¿Pero cómo son estas dos mujeres que ahora están bajo el punto de mira de Bruselas? ¿Cómo es su vida?
Como no podía ser de otra manera, la vida de María y Katerina, las dos hijas reconocidas de Putin, está rodeada de un tremendo secretismo, aunque hay tres elementos clave que comparten con el resto de la élite rusa: son muy ricas; son muy poderosas; y han pasado su vida a caballo entre su país y Europa Occidental. La hija pequeña de Putin se llama Katerina, tiene 35 años y nació en la ciudad alemana de Dresde cuando Vladimir Putin era espía de la KGB, la policía política soviética.
1.800 millones de euros de patrimonio
La menor de las ‘zarinas’ es física y matemática, y trabaja en Nomenko, una empresa que está desarrollando un proyecto privado en el sector de la salud. En el pasado ha sido bailarina acrobática, lo que tal vez haya tenido algo que ver con la decisión del Gobierno ruso de construir un complejo para la práctica de esa disciplina por valor de 2.000 millones de rublos, unos 22 millones de euros.
Entre 2013 y 2018 estuvo casada con el multimillonario Kiril Shamalov, hijo del oligarca Nikolai Shamalov, uno de los principales accionistas del banco Rossiya, considerado por los países occidentales como «la entidad financiera de la élite rusa», y del gigante del petróleo y el gas Sibur. El matrimonio fue propietario, entre otros activos, de una vivienda valorada en 3,7 millones de dólares, en Biarritz, en el País Vasco francés, que compró a Genadi Timchenko, otro viejo amigo del presidente ruso.
En el año 2015, Reuters estimó el patrimonio de Kiril y Maria en unos 1.800 millones de euros. Kiril Shamalov, concretamente, procede del grupo de aliados de Putin de la época en la que éste ejercía la política municipal en San Petersburgo, en la década de los noventa. Ha hecho toda su fortuna después de que Putin llegara al poder.
Directora de un centro de Inteligencia Artificial
Por otra parte, la hija mayor de Putin se llama Maria, y cumple 37 años el 28 de este mes. Es médica y, según Bloomberg, dirige un centro de Inteligencia Artificial (IA) en la Universidad de Moscú.
Su marido es el empresario holandés Jorrit Faasen, con el que, de hecho, vivió en Holanda, en la localidad de Voorschoten, una zona de clase alta situada cerca de La Haya. Ambos parecen haberse ido de Países Bajos a Moscú cuando en 2015 Rusia derribó sobre Ucrania un avión de pasajeros en vuelo de Holanda a Malasia, matando a sus 298 ocupantes.