El Gobierno desprecia a los barones con la malversación: “A la ciudadanía no le preocupa”
La escalada de acusaciones entre dirigentes socialistas como Page y Lambán y Moncloa ha dejado de tomarse en serio y se asume ya como una puesta en escena para salvar los muebles en las elecciones de mayo
La disfunción orgánica del PSOE alcanza nuevas cotas. El barón socialista Emiliano García Page ha amenazado este martes con liderar una oposición ‘autonómica’ contra el Gobierno de su jefe, Pedro Sánchez, a cuenta del abaratamiento de la malversación y, sin embargo, nadie espera ningún tipo de consecuencia dentro del partido socialista. Más bien al contrario, desde el Gobierno se desprecia abiertamente cualquier malestar o crítica entre los barones y eluden cualquier reacción.
Así lo expresaba ayer un alto cargo del Ejecutivo de Sánchez a cuenta del enfado de Page, presidente de Castilla-La Mancha, tras pronunciarse muy duramente desde el atril contra el acuerdo de Pedro Sánchez con ERC para rebajar el delito de malversación y rehabilitar plenamente a Oriol Junqueras: «no es la primera ni la última [vez que Page suelta una de estas críticas]».
El Gobierno y la bula demoscópica
Además, según el entorno de La Moncloa, cualquier acción que lleve a cabo el Gobierno está legitimada siempre y cuando no tenga un efecto electoral: «Todo esto [la supresión de la sedición y la reducción de las penas por malversación] no está en las preocupaciones de los ciudadanos», y mantienen que sus acuerdos para abrir en canal el Código Penal en favor del independentismo tiene buena acogida demoscópica: «la gente percibe que es un tema de desinflamación y está dando resultados», mantienen desde el Gobierno.
Lo cierto es que la connivencia de Sánchez con los partidos impulsores del golpe del 1 de octubre de 2017 en Cataluña, ERC y Junts, así como con Bildu, socio principal de legislatura del Gobierno, lleva provocando la ‘rebelión’ de los barones socialistas como Page, pero también Javier Lambán (Aragón), Guillermo Fernández Vara (Extremadura) desde prácticamente la moción de censura de 2018. A cada indulto, acercamiento de presos, cesión competencial o reforma legal, uno de los barones han elevado la voz contra Sánchez y sus socios, pero nunca ha ocurrido nada más allá de ‘los titulares’ de un día.
Porque cada vez se da más por descontado que las trombas de Lambán o Page contra el Gobierno socialista son ‘de cara a la galería’, es decir, para mantener un perfil constitucionalista y anti nacionalista por la inminencia de las elecciones autonómicas, donde estos territorios gobernados por el PSOE, que se juegan reeditar los Ejecutivos regionales, son muy sensibles a las cesiones a los partidos secesionistas.
Tanto Lambán en Aragón como Page en Castilla-La Mancha tienen muy complicada la reedición de su presidencia, después de que distintas encuestas dibujen la posibilidad de que el PP obtenga ambas presidencias tras la firma de pactos electorales con Vox. En ambas comunidades autónomas el resultado estará muy ajustado. Si bien Sánchez confía en cerrar antes de fin de año los acuerdos más vergonzantes con ERC y Bildu para asegurarse un último año de mandato sencillo, los barones temen que todas estas cesiones puedan terminar de barrar el paso a la reelección.
La insaciabilidad de ERC
El problema para los socialistas que se juegan algo en el terreno de las elecciones de mayo es que el independentismo no tiene interés en zanjar ya el capítulo de cesiones. También en Cataluña, ERC acaba de romper el gobierno con los puigdemontistas de Junts, y los ‘republicanos’ necesitan demostrar que su apuesta por la secesión sigue vigente. Por este motivo, apenas minutos después de que PSOE y ERC sellaran el acuerdo para dejar sin apenas efecto la carga penal del juicio del Procés, la formación que preside Oriol Junqueras anunció su propuesta para un referéndum de independencia en Cataluña, cuyos términos y condiciones espera poder negociar pronto con el Ejecutivo de Pedro Sánchez.