García Egea mueve al aparato del PP contra Álvarez de Toledo
El secretario general del PP aprovecha la polémica del "hijo de un terrorista" para tratar de marginar a la portavoz parlamentaria
Cuesta encontrar a un dirigente del PP que haya salido en defensa de Cayetana Álvarez de Toledo después de haberse referido a Pablo Iglesias como al «hijo de un terrorista» en el Congreso este miércoles. Y no es casual que cueste tanto.
Si bien es cierto que las gruesas palabras de Álvarez de Toledo contribuyeron a dejar fuera de foco durante varias horas al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska —a quien el PP quiso acorralar por sus «arbitrariedades» en la Guardia Civil—, también lo es que prácticamente nadie salió en auxilio de la portavoz parlamentaria para remendar la situación. Y no es casual.
La inmensa mayoría de las figuras del PP que han hablado en público despues del cayetanazo lo han hecho o bien para pasar de puntillas del asunto o bien para dejar algún recado a la portavoz. Y no es casual. Sino que es todo lo contrario porque el aparato del PP, en manos del secretario general, Teodoro García Egea, se ha movido para castigar de alguna manera a Álvarez de Toledo, aunque solo sea para decir que «no era el tema» o «no era el día».
Bastaría con fijarse en el portavoz del PP en el Senado, Javier Maroto, que evitó arropar a Álvarez de Toledo y se refirió a la inoportunidad de sus palabras. Pero vale incluso más la pena fijarse en alguien de la total confianza de García Egea, en su paisano y presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras. «No me gustan las alusiones personales ni entrar en esa dialéctica ni en esa confrontación. Debemos estar a la altura de las circunstancias», dijo para desaprobar la alusión al «hijo del terrorista».
La guerra entre Egea y Álvarez de Toledo
¿Qué esta ocurriendo entre García Egea y Álvarez de Toledo? «Hay una guerra y es Egea el que la inicia. Egea tiene la llave del aparato y él es un tipo de dirigente que quiere estar rodeado de gente que hace de forma disciplinada el papel que toca», describen voces del PP. Y si algo no va con Álvarez de Toledo es precisamente leer argumentario de partido, puesto que lo suyo es trabajar la cosecha propia. «Lo de Cayetana le supera», dicen sobre su capacidad para desbordar los estrechos guiones de partido.
Quienes han trabajado con Álvarez de Toledo describen así su forma de hacer. «Hay una frase de Woodrow Wilson que me recuerda bastante a su personaje: “Si quieres que hable durante cinco minutos, necesitaré un mes para prepararme. Si quieres que hable durante 20 minutos, necesitaré dos semanas. Pero si quieres que esté una hora hablando, ya estoy listo”.
Se refieren así a su meticulosa forma de preparar las intervenciones, acaso redactadas con el propósito de dejar huella en el Diario de Sesiones. «Ella juega a tener visibilidad, a lucirse y esto siempre causa problemas en los partidos», analizan los que la han tratado en el PP.
Cuanto más pelota, mejor nota
El círculo de Álvarez de Toledo se resiste, sin embargo, a reducirla únicamente a una buena oradora y subrayan que es injusta culparla de haber volado por los aires la estrategia de hostigar a Marlaska cuando fue su gran artífice.
«Si alguien hizo posible que el grupo del PP pudiera plantear hasta cuatro preguntas a Marlaska fue Cayetana. Ella fue quien se peleó en la Junta de Portavoces del Congreso para conseguir los cambios de las preguntas y quien hizo posible que pudiéramos salir en tromba contra el ministro del Interior», dicen sus afines en el grupo.
Las mismas voces añaden: «¿Hay envidias hacia Cayetana? Sí, las hay. Tampoco creo que haya exagerar porque me imagino que las hay en todas las organizaciones humanas. Y me parece que, en realidad, lo peor no son las envidias, sino los que siguen la máxima de cuánto más pelota, mejor nota. Quizá eso es peor».
El futuro de Cayetana
¿Peligra su puesto como portavoz parlamentaria? Responden sus partidarios: «Yo creo que no. Ella hace el papel de Rafa Hernando en versión intelectual. Y ese papel gusta a las bases. Solo hay que fijarse en las redes».
De lo que no hay duda es que Álvarez de Toledo no tiene la menor intención de arredrarse. Ayer, jueves, buscó material en las redes para insistir en el argumento de que Javier Iglesias, padre del vicepresidente segundo, pertenecía a una organización terrorista. También se encargó de difundir los vídeos de Iglesias acusando a Vox de querer un «golpe de estado» para mostrar cuál es «su piel».
El problema, en todo caso, es para Pablo Casado, que, de momento, ha optado por hacer la estatua y no decantar el pulso entre Álvarez de Toledo y García Egea.