Fernando Sánchez Costa (SCC): «Si seguimos pensando que aquí no ha pasado nada, al final Cataluña será independiente»
Economía Digital entrevista al presidente de Societat Civil Catalana: "Pondremos en marcha campañas de desobediencia civil contra la Generalitat"
Fernando Sánchez Costa (Barcelona, 1984) es el presidente de Societat Civil Catalana (SCC), la organización del constitucionalismo civil que organizó la histórica manifestación del 8 de octubre de 2017 en Barcelona, entre el referéndum ilegal del 1-O y la DUI del 27-O. La entidad ha pasado en los últimos años una fuerte convulsión interna, tanto política como económica. La organización pretende recuperar su fuerza como cohesionador de todo el no-independentismo desde una visión plural y sin exclusiones de ningún tipo. El presidente, que había sido diputado del PPC durante la convulsa legislatura de Puigdemont, cogió las riendas en un momento complicado para la asociación.
Pregunta: Teniendo en cuenta que ya han pasado 4 años desde 2017 y una década desde el inicio del procés, ¿qué diagnóstico hace de la situación política que vive Cataluña?
Respuesta: El diagnóstico llevaría muchas páginas, pero déjeme resumirlo en un punto. El diagnóstico es que el nacionalismo catalán controla todos los elementos de la sociedad catalana, de la política catalana desde hace 40 años. Es decir, Cataluña ha vivido una involución tremenda estos últimos años en los que una sociedad que tenía un movimiento civil, económico, social fuerte, ha sido secuestrado por el poder de la Generalitat, por el poder nacionalista que en vez de potenciar ese movimiento, lo que han hecho es domesticarlo. Hay que liberar a la sociedad civil catalana de los tentáculos del poder político en Cataluña, y también la económica, bueno, la que quede tras la devastación del procés. Y eso también pasa para que no todo dependa de la Generalitat, porque hay alternativas a ese control y a ese poder.
¿La perpetuación de esa hegemonía se plasma en declaraciones como las de Cuixart diciendo que había que formar a los independentistas para la movilizarse?
Jugar a las revoluciones burguesas siempre hace mucha gracia al que pone en marcha el juego y a su círculo de amigos, pero si jugamos, jugamos todos. Societat Civil Catalana va a poner en marcha campañas de desobediencia civil frente al Gobierno de la Generalitat en los próximos meses. Este mes empezamos contra la represión lingüística en las universidades y en los comercios. Animaremos a los profesores a defender su libertad y a resistir frente a las presiones de los rectorados y de Gemma Geis. Cuando uno abre la caja de Pandora en democracia, la abre para todos.
Societat Civil Catalana va a poner en marcha campañas de desobediencia civil frente al Gobierno de la Generalitat en los próximos meses
¿Y cuando habla alternativas se refiere a recentralizar competencias?
Personalmente, no creo que el camino sea la recentralización. Más bien, soy partidario de que algunos organismos del Estado estén en Cataluña. El tema es que el Estado esté presente en Cataluña, y que la idea de España también lo esté, y la cultura común. La ruptura se ha parado, pero la desvinculación continúa y va a continuar.
Precisamente, por eso se sienta el Gobierno con la Generalitat en una mesa de diálogo
Sí, pero no es solo venir aquí a sentarse, como si esto fuera un protectorado nacionalista. Tú me dices: «¿Cuál es el diagnóstico?». El diagnóstico de que desde hace 40 años Cataluña funciona como un protectorado y Madrid consideró que había unas élites que tenían sus juegos pero al final practicaban una mínima lealtad con el Estado. Y ahora hay una tentación que es considerar que Esquerra Republicana va a volver a jugar ese papel de ejercer una especie de protectorado, donde hay un régimen nacionalista completo que presta un mínimo vasallaje parlamentario o político con el conjunto del Estado. Celebro que venga el presidente, y la estrategia del reencuentro concuerda con lo que muchos constitucionalistas pensamos, pero ese reencuentro no se puede basar en hablar solo, en reencontrarse solo, con la élite nacionalista».
«Ese reencuentro no se puede basar en hablar solo, en reencontrarse solo, con la élite nacionalista»
Pero a diferencia de Junts, ERC ha hecho un proceso de autocrítica desde lo sucedido en 2017 y busca una pista de aterrizaje
ERC no tiene mucha credibilidad histórica. Yo no compro del todo la interpretación pragmática del procés que se hizo en Madrid desde el principio, y que mucha gente hizo en Cataluña desde el primer momento, de considerar que esto era solo un juego negociador para sacar más y que se fue de las manos. Yo creo que Esquerra Republicana de verdad y de corazón quiere la independencia y además tiene una estrategia muy inteligente para conseguirla y. Si seguimos pensando que todo va a volver a ser como antes y que aquí no ha pasado nada, al final Cataluña será independiente.
Usted dijo en una entrevista a El Mundo que los socialistas podrían acabar con el procés en seis meses. ¿Por qué?
Porque el Partido Socialista tiene un posicionamiento ideológico que conecta bien con la autoimpresión que tiene la sociedad catalana de sí misma, que se entiende como progresista, aunque en el fondo no lo es. Y por tanto, cuando un gobierno progresista le habla, es más receptiva a lo que dice. Los socialistas tienen un utillaje conceptual como el de la fraternidad, el de la solidaridad, el de la unión para avanzar, que podría desmontar fácilmente el andamiaje conceptual del mundo independentista. Y también podría implicarse un poco más para dar la vuelta al relato dominante en Cataluña y en el conjunto de España.
¿No piensa que el reflejo de todo esto que acaba de mencionar se refleja en los indultos a los condenados por sedición? Aunque ustedes se posicionaron en contra
Todos sabíamos que los indultos contribuirían a desinflar la situación en Cataluña, y así ha sido, pero nosotros considerábamos y consideramos que también tenía otras externalidades negativas y otros mensajes equívocos, y que no compensaba una situación con otra, y lo seguimos pensando. El tema de los indultos no deja de ser un tema superficial, hay que abordar el toro por los cuernos.
Los indultos tenían externalidades negativas y otros mensajes equívocos, y no compensaban
¿Qué ha supuesto un partido como Vox para la unidad del constitucionalismo?
Cuando alguien pasa esta puerta nunca le preguntamos a quién vota Le preguntamos: «¿Y usted defiende los valores democráticos y constitucionales?» Y eso es SCC, un espacio abierto para todos los que defienden que Cataluña siga siendo parte de España. Nosotros no somos partidarios de los cordones sanitarios. Al final, Vox es la cuarta fuerza en Cataluña y ha tenido el respaldo de centenares de miles de ciudadanos. Lo que no tiene sentido en la sociedad democrática es excluir del debate y excluir de las deliberaciones democráticas.
¿Entonces?
Representan a una sensibilidad y además han dicho que acatan y quieren cumplir la Constitución, aunque quiera cambiarla. Mientras lo haga por vías legales y democráticas pues está en su derecho de aspirar a ello. Del mismo modo, también le digo que nosotros en una ocasión nos dijeron: «¡Si vienen los del PSC, pues nosotros no venimos!». Nosotros evidentemente estamos encantados y vamos a invitar siempre a los amigos socialistas también. Somos un espacio abierto.
Pero el PSC y Vox se excluyen mútuamente porque son postulados antagónicos
Y eso es así, aunque también en algún acto que hemos organizado recientemente se han encontrado estos representantes políticos. Lo importante es que sociedad civil catalana realmente tenga la capacidad de articular un movimiento civil prestigioso y fuerte que rompa la hegemonía del nacionalismo, que plantee la batalla de las ideas y de la cultura en Cataluña, que proponga una alternativa cultural, social, económica a la del nacionalismo vasco, que realmente es un partido nacionalista nacionalista español en ese caso.
Pero este partido está fuera de lo que podríamos llamar «patriotismo constitucional», Vox es nacionalista español
Eso es una interpretación suya y no voy a entrar en etiquetas. Nosotros hemos tenido una relación preferente, histórica, con lo que podríamos llamar el centro constitucional del PSC, Ciudadanos y el PP. Pero que sea una relación preferente no significa que sea una relación excluyente. Han nacido también otros muchos grupos a izquierda y a derecha. Y efectivamente, hay que evitar, en cualquier caso, que para combatir el nacionalismo caigamos en actitudes de nacionalismo excluyente.
Teniendo en cuenta que su mandato ha estado lleno de convulsiones internas, ¿cómo valora usted estos últimos años en los que usted ha sido presidente y en los cuales la asociación ha pasado por varios momentos de convulsión, tanto económica como política?
Han sido años en los que hemos logrado superar los momentos de convulsión para pacificar la entidad y centrarnos en aquello para lo que hemos nacido: para derrotar el procés, para superar el nacionalismo y para dar voz a esa gran mayoría de constitucionalistas catalanes. Durante estos años hemos podido estabilizar la situación económica, hemos podido duplicar el número de socios y hemos podido también recuperar una sede en un lugar muy potente de Barcelona. Y este año que queda vendrá todavía con sorpresas importantes.
Usted en el año 2022 dijo que terminaría su mandato. ¿Tiene intención usted de alargar su etapa frente a SCC?
Creo que tres años es un buen ciclo. Quien está al frente de Sociedad Civil Catalana tiene algo de Quijote. Está, en buena medida, solo frente al peligro. Luchamos contra gigantes y muchas veces solos, y eso también agota y desgasta. Es bueno que entren personas con energías renovadas para seguir esa lucha.
Ha tenido que ser agotador para usted
Es una tarea oponerse al nacionalismo en Cataluña, remas contra corriente. Hay mucho patriotismo de sofá en el mundo constitucionalista, mucha gente que te dice lo que deberías hacer y te da palmadas en la espalda. Y eso cualquier persona que haya estado en la lucha constitucionalista en Cataluña sabe que es así. Todo el mundo habla, opina, lanza tuits incendiarios. Pero luego, a la hora de arrimar el hombro, de comprometerse, de dedicar tiempo y dedicación, pues eso no es tan sencillo.
«Hay mucho patriotismo de sofá en el mundo constitucionalista, mucha gente que te dice lo que deberías hacer y te da palmadas en la espalda»
Usted ha hablado de la lucha en soledad. ¿Ha hecho las paces con el resto de entidades constitucionalistas? Organizaciones como S’ha acabat! se fundaron como escisión de Societat Civil
Nosotros tenemos muy buena relación con todas las entidades, cooperamos, colaboramos y yo me he esforzado y creo que pueden ser testigos de ello. Es mejor que cada uno trabaje con sus líneas y que todos colaboremos de fondo. Más que intentar unir en un único proyecto, coordinar todas las líneas porque sino eso al final también crea ciertas tensiones y problemáticas.
Pero a diferencia del mundo independentista, con dos entidades que movilizan al mundo civil secesionista, vosotros estáis muy atomizados
Nosotros tenemos una visión un poco menos dogmática o autoritaria que el mundo independentista, que van todos a golpe de pito. Pero en cualquier caso. Nosotros intentamos hacer de SCC una verdadera casa, la casa común del constitucionalismo. Aquí todo el mundo sabe que tiene las puertas abiertas, vote a quien vote, con la única condición de que respete los valores democráticos y constitucionales.