Feijóo prepara en julio una macro ‘auditoría’ territorial del PP de cara a las municipales
Por donde más sangró el PP en el anterior mandato fue, precisamente, por las listas en sus delegaciones. El actual presidente deja libertad, siempre y cuando se ganen las elecciones
No hay descanso en el Partido Popular: quieren seguir surfeando la ola demoscópica en la que el presidente, Alberto Núñez Feijóo, estaba inmerso al calor de la victoria andaluza, y no dejar que los buenos resultados de Pedro Sánchez con la organización de la OTAN y con el foco puesto en un debate sobre el estado de la nación en el que Feijóo no tiene asiento reservado les eclipse. Porque el tictac del reloj ya está en marcha: queda menos de un año para las municipales y autonómicas de mayo de 2023.
Así, el líder popular ha decidido ponerse manos a la obra y este verano diferirá mucho de unas semanas de asueto tradicionales. Para empezar, a nivel orgánico: la máquina ha de estar rodada porque enseguida están agendados los congresos regionales del PP de Murcia y Extremadura para el fin de semana del 15 y 16 de julio. Además, los malos augurios económicos -además de los que se vienen en septiembre con la subida de los tipos- le permiten marcar perfil: el de gestor público y político técnico.
Pero no sólo. Para medir las fuerzas del partido, auditar cómo está, para ilusionar y ejemplificar que ese nuevo PP, el del modelo Feijóo, el de la vuelta a la política con mayúsculas, al de la economía y la institucionalidad por encima de todo, es el de todos los militantes, son necesarias cerrar heridas. Y por donde más sangró la organización en el anterior mandato fue, precisamente, por las listas en todas sus delegaciones.
«Si ganas, tienes libertad»
El mensaje que quiere transmitir Feijóo, como ha podido testar Economía Digital de distintas fuentes de su equipo de confianza, es que no se para, porque hay mucho trabajo por hacer. Los viajes por España serán un continuo durante el mes de julio y en agosto, aunque se bajará el ritmo, no sólo habrá un miembro de la dirección de guardia. El PP trabaja, y trabaja para ganar en cada elección a la que concurra.
Una vez concluidos los congresos restantes, el presidente del PP dejará libertad a todos los barones para conformar, en aquellos territorios donde se presentan, las listas autonómicas para las elecciones de mayo de 2023 a su gusto. La directriz es nítida: mientras traigas votos, tienes libertad. Se hizo en Madrid, con grandes resultados, y se hizo en Andalucía, con un balance aún mejor.
Así, la ruta por España no será únicamente del presidente, sino que sus dos mayores lugartenientes, el coordinador general del PP, Elías Bendodo, y el vicesecretario general de Organización, Miguel Tellado, ya están manos a la obra. Quieren medir el pulso de la organización, y ver dónde existen posibilidades de seguir recuperando autonomías ahora en manos del PSOE.
Castilla-La Mancha y Comunidad Valenciana
Las primeras en mente son Castilla-La Mancha o la Comunidad Valenciana, aunque no al estilo andaluz -la mayoría absoluta no se vislumbra, sino que habrá que llegar al gobierno de la mano de Vox-. Ya a más larga vista aparecen los ejecutivos de Navarra, Baleares o La Rioja.
Quizás el caso más paradigmático para esta nueva etapa y que pueda marcar un antes y un después sea el ejemplo valenciano. El alicantino Carlos Mazón, actual barón del PP en la autonomía, fue designado por Pablo Casado y Teo García Egea, pero tiene el visto bueno de Génova, además de no contar, a priori, ni con un marcaje férreo de Feijóo ni oposición interna en la Comunidad Valenciana.
Su liderazgo, de todos modos, no es total, por lo que si le llegan problemas serán desde la ciudad de Valencia. José Vicente Anaya, alcalde de Ayora, fue su rival en el congreso regional. Detrás de él esta el exsenador Pedro Agramunt y, especialmente, el expresidente de la Generalitat, Francisco Camps, que tiene como objetivo ser cabeza de lista del PP para el Ayuntamiento de Valencia.
Ahí, precisamente, es donde está María José Catalá, que aglutina para sí un notable poder. La que fuera alcaldesa de Torrent y consellera de Educación con Alberto Fabra, ahora es la portavoz del PP en el Ayuntamiento de Valencia, la portavoz en las Cortes Valencianas y, además, es la secretaria general del PPCV, una acumulación de cargos que le permite una gran capacidad de control del partido.