Feijóo irá a la investidura sin apoyos para acelerar la negociación de Sánchez con Puigdemont
Si una investidura resulta fallida, se activa el calendario y en dos meses se disolverían las Cámaras
La ronda de consultas que el rey Felipe VI tiene pendiente de concluir este martes es un rompecabezas de solución endiablada: ninguno de los dos candidatos principales, ni Alberto Núñez Feijóo ni Pedro Sánchez, tienen suficientes apoyos atados como para poder superar la votación del Congreso, donde requieren 176 síes para poder ser investidos, pero, aunque el primero parece sumar más votos que el segundo por el momento -exhibirá ante el monarca poseer hasta 172, aunque la cifra realmente esté en el aire por la amenaza de Vox-, sólo Sánchez tiene opciones reales de poder pasar el examen de la Cámara, previa negociación con el Junts de Carles Puigdemont.
Así las cosas, y a la espera de que el líder de Vox, Santiago Abascal, le cuente a Felipe VI hasta dónde están dispuestos a llevar su últimatum al PP sobre unos apoyos gratuitos, algo que, a todas luces, no se hará público por parte de la formación ni de Casa Real, en el PP dan por hecho que el primer candidato al que el Rey le hará el encargo de buscar la confianza para ser nombrado Presidente del Gobierno será a Feijóo.
¿Por qué? Porque en España «la costumbre es ley», deslizan fuentes del grupo parlamentario popular, y nunca antes en nuestro país se ha designado en primer lugar a alguien que no haya sido la opción más votada, aunque esa persona rechace el encargo o no prospere su propuesta, como fue el caso tras las elecciones generales del año 2015, en las que Mariano Rajoy ganó las elecciones pero declinó el ofrecimiento del Rey para formar Gobierno y Pedro Sánchez, en segundo lugar, se sometió a la investidura, pero no consiguió superar la votación.
«Siempre se ha propuesto primero al más votado y ya si eso al siguiente después, y el Rey no se puede regir por probabilidades», explican las voces consultadas por ECONOMÍA DIGITAL. Y si Felipe VI le hace el encargo a Feijóo, el presidente del PP aceptará, aseguran fuentes de su entorno a este periódico. Eso sí, sin ponerle fechas: desde su equipo más cercano dejan claro que «la responsabilidad de fijar fecha es de la Mesa del Congreso», que está controlada por PSOE y Sumar con su mayoría.
El reloj comienza a correr
El quid de la cuestión reside en que en el momento en que la Mesa ponga fecha a un pleno para votar a un presidente del Gobierno, el reloj constitucional comienza a correr hacia una repetición electoral. El artículo 99 de la Constitución no ofrece dudas al respecto: «Si transcurrido el plazo de dos meses, a partir de la primera votación de investidura, ningún candidato hubiere obtenido la confianza del Congreso, el Rey disolverá ambas Cámaras y convocará nuevas elecciones con el refrendo del Presidente del Congreso».
Si hubiera un debate de investidura fallido a principios de septiembre en el que ninguno de los candidatos resultara investido empieza a contar un plazo de dos meses para posibles nuevos intentos. Si en ese tiempo no se aprueba una alternativa, se disuelven las Cortes -en este caso, sería en noviembre- y 47 días después de ese momento se celebrarían elecciones generales de nuevo. Esa fecha sería peligrosamente cerca de la Navidad, y es un escenario que buscan evitar sea como sea todos los partidos.
De hecho, el que tengan que trascurrir 47 días en vez de 54 es fruto de una reforma electoral del año 2016, cuando tras la investidura fallida de Sánchez hubo que repetir los comicios y se buscó la fórmula para evitar, como sucede ahora, que la cita con las urnas tuviera que ser también en Navidad, porque correspondía el mismo 25 de diciembre de aquel año. De este modo se introdujo este cambio para reducir los plazos y trámites en caso de bloqueo.
Acotar las negociaciones PSOE-Junts
Si Feijóo se somete a una investidura que el PP ya da por hecho que será fallida, lo que hace es, pese a sufrir el desgaste propio de evidenciar que no es capaz de conseguir apoyos y que su único socio posible es Vox, más allá de partidos de representación minoritaria como Unión del Pueblo Navarro (UPN) o Coalición Canaria (CC), ambos con un único diputado, ponerle un contador encima al PSOE y no dejar más tiempo a las negociaciones entre el PSOE y Junts.
Es más: para que los tiempos cuadrasen y unas hipotéticas elecciones anticipadas se celebrasen justo antes de Navidad -esto es, el domingo 17 de diciembre-, el candidato que fuera debería recibir esta semana el encargo del Rey y hacer que la Mesa del Congreso, que se reúne el próximo lunes, situara el debate de investidura esa misma semana, concretamente, justo a final de mes. Y, así, las posibles reuniones para hacerse con los apoyos de Puigdemont y los suyos no se podrían mantener ad aeternum, sino que tendrían un deadline claro y las políticas de máximos tendrían que flexibilizarse o que Junts forzara una repetición electoral que no está claro que le favorezca. El PSOE sabe que necesita tiempo y por eso ha dado paso, como quien dice, a Feijóo.
“No me parece aceptable quedarnos sentados a que se forme un Gobierno de Sánchez con quienes llevan en su programa la ruptura de España”, remarcó este lunes por la mañana el vicesecretario de Institucional del PP, Esteban González Pons, en una entrevista radiofónica, que defendió “intentarlo todo por los cauces democráticos” hablando con todos los partidos, como el PNV y el PSOE. Además, también alertó de que si Sánchez repite Gobierno “no vamos a un Frankenstein II, sino a un Frankenstein Plus, ya que no se trataría de una reedición sino que lo empeoraría”. Y, ante eso, Génova sabe que tiene que reaccionar… aunque sea exponiendo a Feijóo a una investidura fallida y no repetir el error de Inés Arrimadas en Cataluña tras las elecciones autonómicas del 21 de diciembre de 2017.