Exhumación de Franco: cómo convertir la solución en problema
El Gobierno de Pedro Sánchez abusa de la torpeza en el manejo de la exhumación de Franco, sin un atisbo de prudencia o discreción en el complejo proceso
José Luis Ábalos preguntó el jueves: «¿Cómo puede estar la familia Franco orgullosa de su historia?». El ministro de Fomento y Secretario de Organización del PSOE pronunció esas palabras en una intervención en el cementerio de Paterna, en Valencia, en cuyos muros fueron ejecutados miles de represaliados del franquismo que después fueron enterrados en una fosa común.
Naturalmente, era una pregunta retórica, un reproche inducido al comportamiento de los siete nietos del dictador, que exigen que su abuelo, en caso de ser exhumado del Valle de los Caídos, sea enterrado en la sepultura familiar que tienen en la cripta de la catedral de la Almudena.
Fue una intervención emotiva, en tono casi confidencial. Pero revela sin duda una debilidad y es un gesto de impotencia ante los problemas acumulados para sacar a Franco del Valle de los Caídos y enterrarlo en un lugar discreto.
La discresión, incompatible con la propaganda de Sánchez
Un ministro del Gobierno y dirigente significativo del PSOE reconoce la imposibilidad de fijar fecha para un trasladado que estaban comprometidos a realizarlo antes del verano de 2018.
Ábalos también dijo, refiriéndose a los herederos del dictador: «Tras años de arrogancia, imposición y eliminación del discrepante, debieran tener un poco de humildad».
Quizá hubiera sido, en su momento, un buen comienzo para una negociación. Ahora, todo parece indicar que el asunto se resolverá en los tribunales. Para estas ocasiones existe una maldición apropiada: «Pleitos tengas y los ganes».
La discreción es incompatible con la propaganda. Pedro Sánchez ha desistido de la discreción en muchas ocasiones que la aconsejaban porque su herramienta de trabajo es la propaganda.
El desmentido público del Vaticano a la interpretación de Carmen Calvo complica más la solución
Llámenlo marketing, si quieren, pero me refiero a la política basada en gestos adornados de espectáculos pirotécnicos sin una dirección precisa ni consistente.
Un fontanero de la Moncloa reconocía en privado que en la mayor parte de los procesos políticos emprendidos por Sánchez solo está previsto el enunciado; el segundo paso nunca está preparado.
Ahora, la ausencia de prudencia, precipitación y discreción en el complejo proceso de exhumación del cadáver del dictador Francisco Franco se ha convertido en un problema político, legal, diplomático y, a lo peor, de orden público.
Y por si faltaba algo, el desmentido público del Vaticano a la interpretación que ha dado la vicepresidenta, Carmen Calvo, a su encuentro con el secretario de estado, Prieto Parolin, complica más la solución en la que la Iglesia es imprescindible.
Los cadáves y sus símbolos
Los cadáveres pueden ser símbolos políticos muy potentes. Hay casos relevantes y al mismo tiempo macabros.
El cadáver embalsamado de Eva Perón fue robado por el coronel Moori Koenig, que lo puso dentro de una camioneta y lo mantuvo en su interior durante varios meses, estacionándola en distintas calles de Buenos Aires, en depósitos militares, o incluso en la casa de un militar.
Posteriormente, Koenig, jefe de los servicios de inteligencia del ejército, instaló el cadáver en su despacho. En un documental de la BBC se asegura que este siniestro militar, obsesionado por el poder simbólico de Evita, abusó sexualmente de su cadáver momificado.
Después de traslados y un enterramiento secreto en Italia, Eva Duarte regresó a Argentina 22 años después de su muerte. El cadáver, embalsamado cuidadosamente por el especialista español Pedro Ara, estaba bien conservado salvo por los deterioros sufridos por golpes y abusos durante la época en la que dispuso de él el coronel Koenig.
A los restos de su marido, Juan Domingo Perón, enterrado en el cementerio porteño de la Chacarita, le amputaron las dos manos, que nunca más aparecieron. Entre las teorías que explicaron esta profanación, está la existencia de una cuenta bancaria en Suiza que exigía para acceder las huellas dactilares del padre del Peronismo.
El informe sobre la transformación del Valle de los Caídos
De momento, con el cadáver de Franco ha habido mucha indiferencia, como demuestra que el Valle de los Caídos tiene las cuentas en números rojos, producto de la escasa asistencia a la basílica donde está la tumba del dictador.
No es tan complicado leer detenidamente el informe de la comisión de expertos que designó el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, fechado el 21 de noviembre de 2011.
Es un manual de instrucciones para proceder con la transformación del monumento en un lugar de culto civil de todas las víctimas que ocasionó el golpe militar de 1936 y la Guerra Civil. Un lugar para el reconocimiento y memoria de todas las víctimas.
Establece que a Franco no le corresponde estar enterrado ahí porque no es una víctima de la guerra civil. Ese es casi el único motivo que invoca para su traslado.
Es imposible creer que la vicepresidencia del Gobierno haya ojeado el informe
En cambio, reconoce a José Antonio Primo de Rivera el derecho a ese enterramiento por su condición de fusilado en la cárcel de Alicante durante la Guerra Civil. Si bien establece que no puede ocupar un lugar preminente que le diferencie y que debe ser uno más entre los más de 35.000 restos que yacen en el Valle de los Caídos.
Por último, recomienda que los restos de Franco «sean trasladados al lugar que designe la familia» o en su caso a un «lugar digno y adecuado» y estable la necesidad de un gran acuerdo parlamentario y de llevar a cabo la negociación con la Iglesia, cuya autorización es obligada.
Después de leer este resumen del informe, es imposible creer que la vicepresidenta del Gobierno lo haya siquiera hojeado.
La exhumación de Franco pone nervioso al Gobierno
Cinco meses después del anuncio para «antes del verano» de la exhumación del cadáver, el asunto está empantanado y hasta los socios preferentes de Sánchez, según han confesado en privado varios líderes de Podemos, consideran que el camino emprendido por el gobierno es una chapuza.
Una vez que el Vaticano, en su entrevista con Calvo, garantizó que no se opondrá a la exhumación de Franco, el problema es dónde se ubicarán los restos inmediatamente después.
Según la nota diplomática desmintiendo o aclarando la interpretación de la vicepresidenta de Gobierno de la reunión, al Vaticano le parece bien que el gobierno negocie con la familia Franco, pero no dice nada sobre el lugar donde debe ser inhumado o donde no.
La invocación a la Ley de Memoria Histórica para impedir el entierro en La Almudena en opinión de prestigiosos juristas es muy complicada, toda vez que habla de exaltación del franquismo, de prohibición de símbolos y de algunas otras actitudes que es imposible asimilar con un enterramiento, que ahora será un asunto particular, despojado Franco de su enterramiento solemne.
Líderes del PSOE muestran su estupefacción por la torpeza del Gobierno, pero en voz baja
El Vaticano es el más sólido paraíso de la prudencia y la discreción. La torpeza de Calvo, que acudió a la cita con anuncios legales contra la pederastia y sobre el pago de inmuebles no inscritos de la Iglesia, se antoja como un camino inadecuado y tortuoso.
En la última semana ha habido muchas señales de que este asunto produce nervios y desazón en el Gobierno. En voz baja, como en otros temas, diputados y líderes regionales del PSOE muestran su estupefacción por lo que califican de extrema torpeza que crea un problema donde hacía falta una solución.
Coinciden en que había que sacar los restos de Franco del Valle de los Caídos, pero antes era imprescindible saber qué iban a hacer con el cadáver, convertido ahora en un problema múltiple y además diplomático.