Europa, pendiente de Francia
La victoria del candidato socialista François Hollande frente a Nicolas Sarkozy podría suponer un cambio en las relaciones europeas
Los franceses elegirán este domingo nuevo presidente: Nicolas Sarkozy o François Hollande. La previsible victoria de este último podría suponer un cambio en las relaciones europeas. Por ello, Europa estará pendiente más que nunca de lo que ocurra en Francia.
La posición divergente de ambos candidatos con respecto a Europa quedó de nuevo patente en el único debate que los dos aspirantes mantuvieron el miércoles por la noche. El aún presidente aseguró que la crisis en Europa ya había pasado, algo que negó Hollande.
Al igual que durante toda la campaña, el aspirante socialista insistió en su intención de renegociar el tratado fiscal europeo para introducir medidas a favor del crecimiento económico, ya que sin ellas los europeos estarían condenados “para siempre a la austeridad” que siguen defendiendo Sarkozy y la canciller alemana Angela Merkel.
De la austeridad, al crecimiento
Si algo ha logrado durante la campaña Hollande es que en Europa deje de hablarse sólo de austeridad, para hablar también de crecimiento económico. El socialista no discute que no haya que reducir el nivel de endeudamiento, pero se niega a introducir en la Constitución la “regla de oro” que limita el déficit, tal como exige Alemania a sus socios.
Responsables europeos como el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, o el presidente del BCE, Mario Draghi, han comenzado en las últimas semanas a introducir la palabra “crecimiento” en sus declaraciones. Hasta Merkel ha admitido que se prepara para junio una cumbre europea consagrada al crecimiento.
Un mérito que la prensa, francesa y europea, atribuye a Hollande y una postura que parece ganar adeptos día a día en el Viejo Continente, especialmente entre aquellos que criticaban la austeridad como única receta para combatir la crisis.
Ese posicionamiento no gusta a todo el mundo, claro. El semanario británico The Economist aseguró esta semana que Hollande era un “peligro”. Y Sarkozy no ha dejado de advertir que con las recetas de Hollande, Francia se dirigirá al desastre económico.
Ataques a España y Grecia
Durante el debate televisivo, Sarkozy volvió a referirse a la España de Zapatero para atacar a su adversario, al asegurar que los países europeos más afectados por la crisis eran España y Grecia, allá donde habían gobernado los “amigos” socialistas de Hollande.
Éste replicó recordando que cuando los socialistas llegaron al poder en Grecia, el país ya estaba arruinado por los conservadores y que la Italia dejada por Berlusconi, nada sospechoso de ser socialista, tampoco está mucho mejor.
Algunos analistas dudan, no obstante, de que Hollande sea capaz de llevar a cabo todo lo que promete, por la presión de los mercados. Pero también coinciden en que una victoria clara sobre Sarkozy le dará mayor fuerza para enfrentarse a Merkel.
Controlar la llegada de inmigrantes
Sarkozy, en un intento desesperado por seguir en el puesto, ha dado un giro a la derecha a su discurso, sobre todo tras el excelente resultado cosechado por la extrema derecha en la primera vuelta (tercera fuerza con el 17,90% de los votos). La inmigración ha pasado a ser su principal tema de campaña, con dos mensajes claros: no al derecho al voto de los inmigrantes en las elecciones municipales y mayor control en las fronteras para limitar la llegada de ilegales.
Ese giro “derechista”, sin embargo, ha sido criticado por algunos de los representantes más centristas del partido mayoritario y tampoco parece que le vaya a dar réditos entre los seguidores de la ultraderecha: su líder, Marine Le Pen, ha llamado a votar en blanco y, según las encuestas, hasta un 30% de los que votaron al Front National podrían votar ahora por Hollande, más que nada por la antipatía que les causa el personaje de Sarkozy.
Hasta el centrista François Bayrou (9% de votos el pasado 22 de abril) anunció ayer que votará, a título personal, por el candidato socialista, pese a que por trayectoria política y por programa, está más cerca a las posiciones conservadoras que a las progresistas.
Según el último sondeo publicado anoche por el conservador Le Figaro, la diferencia en intención de voto se ha reducido algo: 52,5% por 47,5% a favor de Hollande, la menor diferencia entre los dos candidatos desde que se inició la campaña. Por lo que Sarkozy no pierde la esperanza de llevarse la victoria el domingo, aunque sea en el último minuto y de penalti.