Cómo evitar que te estafen al alquilar un piso turístico

Aunque ya muchas personas tienen el alojamiento asegurado para el verano, nunca falta quienes dejan todo para último momento.

Y en esas ocasiones, cuando el calendario apremia y la falta de ofertas aceptables preocupa, es cuando es más fácil caer víctima de las numerosas estafas que hay circulando por la web.

A grandes rasgos, según se precisa en el portal Consumo Responde de la Junta de Andalucía, los timos tienen que ver con la publicación de viviendas que no existen, o que son reales pero que no están disponibles, o que la información o imágenes sean incorrectas o falsas.

Los trucos más habituales

Un truco habitual es que tras despertar el interés del posible inquilino, el supuesto propietario de repente diga que no puede quedar para enseñar la vivienda, pero que al girar la fianza o la reserva dejará la llave a una persona de confianza.

Un truco habitual es que el supuesto propietario diga que no puede quedar, pero exige la fianza o el alquiler para confirmar la reserva

Otro modus operandi, más sofisticado, es crear una web que imita en estética a la de plataformas de alquileres vacacionales, y promocionar viviendas que no existen, con imágenes tomadas de cualquier otro sitio.

Allí se pide dejar los datos personales y de la tarjeta para gestionar la reserva, pero por supuesto, lo que se está haciendo es abriendo la puerta para ser víctima de una estafa en toda regla.

Por supuesto, al momento de enviar el dinero, el timador bloqueará los teléfonos, no responderá ningún correo electrónico y no habrá forma de contactarlo.

Consejos para evitar ser estafado

Antes de llegar a estas situaciones, hay que tener en cuenta estos consejos para no ser víctimas de las estafas con los alquileres vacacionales.

Siempre hay que desconfiar de las ofertas de casas o pisos con precios muy bajos, sobre todo si están acompañados de imágenes muy profesionales, enseñando salas o dormitorios de alto nivel o con vistas increíbles.

Basta con comparar con otras ofertas en la zona para tener una rápida idea de los valores de alquiler del lugar.

Tener ojo clínico con los anuncios

También hay que ser precavido con los textos escritos con faltas de ortografía o con errores de sintaxis, como si hubieran sido redactado por un traductor automático.

Una forma de evitar sustos es comprobar si la persona que ofrece la vivienda es su dueña, lo que se puede hacer consultando en el Registro de la Propiedad.

Asimismo, basta una rápida mirada a Google Maps para comprobar que la cercanía a la playa o al pueblo sea la que se precisa en el anuncio.

Atención a las comunicaciones

Si en el anuncio no hay más datos que un correo electrónico o solo un teléfono, hay que ir con precaución.

En todo caso, al momento de establecer la comunicación, hay que hacer capturas de pantalla o guardar todas las conversaciones o mensajes mantenidos con el supuesto propietario.

En varios portales suelen haber comentarios de otros usuarios. Es una buena fuente para conocer la veracidad del anuncio. Y una vez más, hay que ver con ojo clínico que las opiniones sean reales.

Qué hacer (y qué no) al pagar

Al momento de pagar, nunca hay que abonar el 100% del alquiler por adelantado. Conviene pactar una reserva por una parte del total, y liquidar el resto una vez que se visita la propiedad.

Si hay que hacer una transferencia, evitar las plataformas como MoneyGram o Western Union que permiten hacer envíos anónimos.

En todo caso, es mejor girar dinero a una cuenta de un banco (si es español, mejor) o pagar con tarjeta de crédito o débito, pero no a través del portal web donde está el anuncio.

Llaves en mano

No hay que aceptar recibir las llaves por correo o mensajería: todo se tiene que acordar en persona.

Cabe recordar que el inquilino no tiene que pagar los gastos de luz, agua o de recogida de residuos; que se supone que ya están incluidos en el alquiler.

Y siempre es bueno firmar un contrato de alquiler, donde quede por escrito la transacción realizada, el pago y los datos que identifiquen al propietario.