Estados Unidos salva en el último segundo la suspensión de pagos
El Gobierno federal podrá respirar hasta el 15 de enero
Acuerdo. En el último momento, pero acuerdo. Una salida que los mercados veían como inminente y que ha provocado la subida de las bolas. El Gobierno de Estados Unidos puede seguir adelante, aunque sea, por ahora, por un breve tiempo.
El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, y el líder de la minoría republicana, Mitch MacConnnell, han anunciado el acuerdo, que permite ofrecer fondos al Gobierno federal para mantener sus funciones hasta el 15 de enero. El pacto final eleva el techo de la deuda, y ofrece un mayor margen al Tesoro para poder seguir tomando prestado hasta el 7 de febrero.
Reforma sanitaria a salvo
El precio por parte del Gobierno federal de Obama ha sido el acuerdo para establecer una comisión de presupuestos que estudie medidas para bajar el déficit. Pero los demócratas se han mantenido firmes, por lo menos, en la reforma sanitaria, sin hacer, apenas, concesiones. La salida ha sido, en ese caso, la obligación para reforzar los controles de ingresos de quienes opten a subsidios federales para comprar un seguro. Esos controles ya existían en la ley, y ahora se refuerzan.
La noticia ha acabado despertando a las bolsas europeas. Aunque la analista de mercado de IG, Soledad Pellón, establece una máxima: «La falta de acuerdo hasta el último momento no ha tenido apenas repercusión en las bolsas, que descontaban un final feliz, ya que Estados Unidos no se iba a permitir el lujo de autoproclamarse en ‘quiebra técnica'».
Prima por debajo de los 240 puntos
Pero los acuerdos no llegan hasta que no se firman. El Ibex 35 ha avanzado un 0,75% al cierre de la sesión, y se ha quedado al borde de los 9.900 puntos. Es el mismo nivel de julio de 2011. Francfurt ha subido un 0,5%; Londres un 0,43%, y París ha bajado ligeramente un 0,31%.
La prima de riesgo se ha quedado por debajo de los 240 puntos, en 237,8, con una rentabilidad del bono a diez años del 4,3%.
Sin embargo, el acuerdo en Estados Unidos sigue sin cerrar la herida entre demócratas y republicanos, y supone, solamente, un parche que no soluciona el problema de fondo: el endeudamiento enorme del país.