Esta es la eficacia de cada vacuna contra las variantes: la protección disminuye hasta un 30%
Las últimas variantes del SARS-CoV-2 identificadas ofrecen tal resistencia a los anticuerpos que pone a prueba la efectividad de las vacunas desarrolladas contra el coronavirus
Las nuevas variantes del coronavirus no sólo son más transmisibles y virales que la cepa original del SARS-CoV-2. Ofrecen resistencia a los anticuerpos naturales o estimulados por las vacunas y pueden hacer a los huéspedes más susceptibles a los contagios sintomáticos con el Covid-19 y a la reinfección.
Prueba de ello son las nuevas olas récord de casos de Covid-19 en Escocia, Reino Unido, donde casi el 50% de la población está completamente vacunada y más del 70% ha recibido al menos una dosis de la vacuna.
Aunque también se puede apreciar en España, donde ya casi el 50% de la población ha recibido la pauta completa de vacunación, de acuerdo con el último informe del Ministerio de Sanidad. Pero la incidencia acumulada en los últimos 14 días ha aumentado entre todos los grupos de edad, incluso entre aquellos que se presuponen completamente vacunados.
La incidencia acumulada en el país se sitúa en 436,75 casos por cada 100.000 habitantes —68,72 puntos más respecto al día anterior—, lo que advierte de un alto riesgo de propagación del COVID-19, según los niveles de alerta establecidos por el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas para el control de la pandemia.
No obstante, como también sucede en Estados Unidos donde la variante delta amenaza con volverse el conjunto de mutaciones dominante, la mayoría de los casos se están detectando entre grupos con reducidas tasas de vacunación —entre 20 y 29 años de edad, de 12 a 19 y de 30 a 39 años, en orden de incidencia—.
Las vacunas protegen contra los peores casos de Covid-19
Las variantes beta (B.1.351, detectada en Sudáfrica) y gamma (P.1, originada en Brasil) trajeron consigo una de las mutaciones más peligrosas del coronavirus de las detectadas hasta la fecha: la resistencia a los anticuerpos y una mejor adherencia del virus al receptor de las células humanas.
Aun así, las vacunas de Pfizer, Astrazeneca, Moderna y Janssen han demostrado ser eficaces para proteger contra la evolución del COVID-19 tras la infección, tal y como refleja el siguiente gráfico:
Contra alpha, más conocida como variante británica o B.1.1.7, las candidatas mantienen una alta protección —similar a la que se alcanza con la cepa original del SARS-CoV-2, aunque para algunas no se conozcan los porcentajes exactos—.
No sucede lo mismo contra las variantes que han sufrido la mutación E484K, que reduce el reconocimiento de los anticuerpos: beta, gamma, delta…
Según uno de los últimos estudios relacionados publicados en The New England Journal of Medicine Pfizer es un 75% eficaz contra la variante beta del nuevo coronavirus. Moderna es capaz de proteger contra la infección, según un comunicado de la propia biotecnológica.
Janssen pierde cerca de un 10% de su efectividad, quedándose en un 64%, de acuerdo con los hallazgos de NEJM. Y Astrazeneca podría no ser eficaz, según los estudios realizados en Sudáfrica, donde se detectó la variante.
Sin embargo, para el siguiente conjunto de alteraciones del virus —variante gamma, detectada en Brasil con la misma mutación—, todas las inoculaciones parecen proteger contra casos de moderado a grave, según investigaciones preliminares, comunicados y estudios publicados en Nature.
En esta misma línea, según Public Health England, los datos correspondientes a la nueva amenaza delta auguran que dos dosis de la vacuna de Pfizer sigue siendo un 96% eficaz para prevenir las hospitalizaciones y un 88% contra casos sintomáticos.
Mientras las dos dosis de AstraZeneca prevén con un 92% de eficacia las hospitalizaciones y un 60% las infecciones con síntomas del COVID-19.
No obstante, los hallazgos no son igual de esperanzadores si sólo se valora una única dosis de la vacuna, que era capaz de alcanzar hasta un 80% de eficacia contra la original. Ahora, tanto Pfizer como AstraZeneca sólo son un 33% eficaz contra delta con una única dosis.
«El hecho de que 3 semanas después de la primera dosis solo se esté protegido en un 30% —frente al 80% de la original— indica que esta cosa ha descubierto cómo evadir, al menos en parte, el sistema inmunitario», ha advertido a Business Insider Bob Wachter, director del Departamento de Medicina de la Universidad de California, San Francisco, Estados Unidos.
«El hecho de que 3 semanas después de la primera dosis solo se esté protegido en un 30% indica que esta cosa ha descubierto cómo evadir, al menos en parte, el sistema inmunitario»
Bob Wachter
Aunque otro de los estudios relacionados, realizado en Canadá, ha constatado que una dosis de Moderna alcanza el 72% de protección a los 14 días de la primera inyección.
Pfizer un 56% y AstraZeneca un 72% en el mismo plazo de tiempo. Y una investigación preliminar asegura que la única vacuna monodosis en despliegue, la candidata de Johnson & Johnson por Janssen, provoca una actividad neutralizante contra delta.
Sin embargo, tanto los estudios como los expertos consultados por Business Insider reconocen que el peor escenario aún podría estar por llegar: cuando una de las variantes mute a algo completamente diferente y las vacunas actuales sean mucho menos eficaces, reflexiona Vivek Cherian, médico de medicina interna en Baltimore.
Las variantes están cambiando los síntomas
Los estudios realizados hasta ahora señalan que la última de las variantes de mayor preocupación, delta, tiene un 60% más de capacidad de propagación que la variante alfa —que ya era un 50% más contagiosa que la original—.
Asimismo, auguran que la alteración identificada en India, denominada B.1.617.2, es el doble de viral. Es decir, podría aumentar el riesgo hospitalario y la muerte.
«Esa es la preocupación: que haya más probabilidades de contraer Covid-19 por la misma exposición que antes», señala a Business Insider Wachter.
«Esa es la preocupación: que haya más probabilidades de contraer Covid-19 por la misma exposición que antes»
Bob Wachter
No obstante, conforme a los hallazgos del estudio en curso de Zoe Covid Symptom que recoge datos de más de 4 millones de residentes de Reino Unido, los nuevos síntomas que podrían estar relacionados con las variantes son más parecidos a los del resfriado en común que los «tradicionales», apuntan.
«La pérdida del olfato aparece en el puesto 9 y la dificultad para respirar está muy abajo en la lista, en el puesto 30, lo que indica que los síntomas registrados anteriormente están cambiando con la evolución de las variantes del virus», han señalado los investigadores del estudio.
Comparación de los síntomas del COVID-19 con los del resfriado, la gripe y la alergia
«El Covid-19 también está actuando de forma diferente ahora. Es más bien un resfriado fuerte en esta población más joven y la gente no se da cuenta de ello y eso no ha aparecido en ninguna de las informaciones del Gobierno», ha destacado Tim Spector, profesor de epidemiología genética del King’s College de Londres, quien dirige la investigación en Reino Unido.
«El Covid-19 también está actuando de forma diferente ahora. Es más bien un resfriado fuerte en esta población más joven»
Tom Spector
Aunque los nuevos síntomas podrían variar en relación con el nivel de inmunidad de los afectados: si no están vacunados, si han recibido al menos una dosis o si ya tienen la pauta completa de vacunación.
Aquellos que no han recibido ninguna de las vacunas autorizadas en Europa contra el Covid-19 tienen entre los principales síntomas dolor de cabeza, dolor de garganta, congestión nasal, fiebre y tos persistente —el único de los síntomas típicos comunes que se mantiene en el ranking de las afecciones más comunes—.
Sin embargo, aquellos que han recibido al menos una dosis de la vacuna no suelen presentar fiebre. Pero experimentan, por primera vez, estornudos —que no se había relacionado antes con la enfermedad del nuevo coronavirus—.
Mientras que los que tienen ya la pauta completa de vacunación (2 dosis para los vacunados con Pfizer, AstraZeneca o Moderna), mantienen entre los cinco principales síntomas la pérdida del gusto y el olfato —uno de los principales indicios de un contagio con el SARS-CoV-2 desde los inicios de la pandemia—. Por el contrario, no suelen sufrir tos persistente ni fiebre.
Noticia original: Business Insider
Autora: Kamila Barca