Esquerra pone en riesgo su deseada alianza con Ada Colau
La estrategia de ERC de buscar fichajes en territorio Colau para "ensanchar" su base social compromete la política de alianzas de los republicanos
Desde que el independentismo demostró que sus promesas sobre la independencia de Cataluña eran irrealizables, ERC comenzó a cambiar de discurso político. Después del fatídico sprint final del referéndum del 1 de octubre y de jalear la vía unilateral, los republicanos se dieron de bruces contra las instituciones del Estado y todo cambió.
Sus líderes entraron en la cárcel (Oriol Junqueras) o bien se fugaron (Marta Rovira). El partido quedó muy tocado y un nuevo mantra se adueñó de ERC: había que aparcar la vía unilateral para la independencia y había que «ensanchar la base» del independentismo.
La formación de Junqueras se dedica a ello desde hace meses. Hasta ahora, su trabajo soterrado parecía errático e infructuoso, pero en los últimos días ha dado sus frutos. «Ensanchar la base» significaba buscar fichajes en Catalunya en Comú, el partido que orbita en torno a Ada Colau en el que anidan sectores soberanistas.
Los casos de Alamany y Nuet
La operación para devorar una parte de su espacio se puso de cara cuando la portavoz de Catalunya en Comú en el Parlament, Elisenda Alamany, dio un portazo a su partido y puso en marcha una nueva formación (Sobiranistes). A ERC se le abrió el cielo porque la propia Alamany lanzó esta marca con otro dirigente del ámbito de los comunes, en este caso el líder de EUiA —la versión catalana de Izquierda Unidad—, Joan Josep Nuet.
Alamany y Nuet se sirvieron en bandeja y ERC no dudó en establecer contactos con ambos para captarlos. Ambos estarán en las listas de Esquerra: Alamany en las municipales de Barcelona junto al alcaldable Ernest Maragall y Nuet (número 4) junto a Gabriel Rufián en las generales.
Tras confirmarse ambos fichajes, Catalunya en Comú ha estallado. En realidad, las relaciones entre ambos espacios nunca han sido sencillas. No lo eran en tiempos de ERC e ICV (nadie olvida el paso, por ejemplo, de Raül Romeva —exICV— a la órbita republicana, un traspaso que escoció.
«Transfuguismo»
Pero la maniobra de fichar a Alamany y a Nuet presenta una dificultad añadida. Desde hace meses, los adversarios de ERC y Catalunya en Comú dan por hecho que «van a volver los tripartitos» tras las municipales. Y los protagonistas no lo han querido desmentir. Más bien, al contrario. Conscientes de que tras las elecciones se van a necesitar pactos, ambas formaciones se ofrecieron al acuerdo. Pero las cosas han cambiado porque Catalunya en Comú piensa ahora que ERC está «fomentando el transfuguismo».
Maragall quiso vacunarse de todo ello proponiendo un compromiso antes de las elecciones a todas las formaciones republicanas —Catalunya en Comú incluida— para apoyar en la investidura a la opción más votada de entre las firmantes del acuerdo. Pero nadie firmó. Todo quedará a expensas del resultado electoral, de los intereses de cada uno y, por supuesto, del ánimo de venganza. Es política.