España y Catalunya, ¿necesitan política industrial?

Solchaga, Segura, Mercader y Mas-Colell arropan al socialista Maurici Lucena en su petición de gestionar mejor los recursos públicos

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Cercle d’Economia. Un socialista que ha gestionado recursos públicos, Maurici Lucena –dirigió la agencia de innovación del Gobierno español (CDTI)– presenta su libro En busca de la pócima mágica. Las políticas industriales y de innovación que funcionan…y las que no. La sintonía con los asistentes es grande.

Están ex ministros de economía, como Carlos Solchaga – “justo hace ahora 20 años que deje el ministerio”, economistas de prestigio, como Julio Segura, empresarios como Jordi Mercader, y el conseller de Economia en el Govern de Artur Mas, Andreu Mas-Colell.

En primera fila, Narcis Serra, Pasqual Maragall, Miquel Valls, (Cambra de Comerç), Antoni Abad (Cecot) y Juan Carlos Gallego (CCOO). También Antoni Zabalza, el notario López Burniol y diputados de todo el arco parlamentario, desde Vicenç Millo (PP), a Dolors Camats (ICV), Pere Aragonés y Marta Rovira (ERC), y Jordi Cañas (Ciutadans). Todos menos de CDC, el partido de Artur Mas, una formación que parece concentrarse en sí misma en las últimas semanas.

Simbiosis Cercle-PSC

Lo cierto es que en los últimos meses el PSC ha ido coincidiendo con las tesis del Cercle d’Economia, o el Cercle ha coincidido con el PSC. El caso es que el primer secretario de los socialistas catalanes, Pere Navarro, se congratulaba, también en las primeras filas, de que su partido haya conseguido sacar la cabeza, principalmente ahora, después de la suspensión del Tribunal Constitucional de la declaración soberanista del Parlament, que el PSC votó en contra.

Todos en comunión, por tanto, pusieron sobre la mesa uno de los debates más actuales en todos los países occidentales: qué se puede hacer con la industria, cómo se reaviva un tejido industrial que sigue ofreciendo muchas oportunidades. Cómo romper esa dicotomía que establece que la modernidad son los servicios, y el sector financiero, y no la elaboración de productos y su venta al exterior.

El error del diseño de campeones nacionales

Y la conclusión, la que encierra el libro de Lucena, portavoz parlamentario del PSC, es que hay que “escuchar las señales que ofrece el mercado”. Y que las intervenciones públicas no pueden ser arbitrarias. Hay que acompañar a las empresas, para que ganen competitividad, pero sin diseñar, desde un despacho “campeones nacionales”.

Lucena admitió, en el acto del Cercle de este jueves, que ha tenido diferencias con su propio partido por sus tesis más liberales. Pero se encontró en un campo de juego favorable. El Cercle está en esas posiciones, y en la mesa, junto a Lucena, se encontraba Mas-Colell, quien recomendó con pasión la lectura de su libro, –escribe en la contraportada un generoso elogio–. Y también figuraba nada menos que Solchaga, el ministro que se enfrentó al poder de los sindicatos en la etapa de Felipe González.

La excepción de Corea

Todos reconocieron, sin embargo, excepciones. Una de ellas es un país entero. Corea del Sur ha dirigido desde arriba las políticas industriales, de forma vertical. Eligió sectores determinados, como el acero. Y, ante el pronóstico serio de que chocaría contra un muro, buscó inversores, –los encontró en Japón– insistió y ahora es uno de los países con mayor proyección, con industria y grandes empresas, orientadas a la exportación.

También son una excepción los ministerios de Defensa. Con políticas verticales destinadas a la industria militar.

Pero, en general, esas intervenciones públicas son un error, según Lucena. La idea es que España y Catalunya deben apostar por la industria, pero con políticas públicas que “se puedan justificar, y orientadas a resultados”.

Piscinas, sangre y trajes de novia

Mas-Colell recordó un artículo reciente del historiador económico Francesc Cabana, para argumentar que no es necesario esa apuesta por políticas industriales verticales, en busca de campeones nacionales. “Nadie hace 25 años, habría pensado que los sectores de futuro eran la gastronomía, las piscinas, la sangre y los trajes de novia”, afirmó, en referencia a empresas como El Bulli o El Celler de Can Roca; Fluidra; Grífols; o Pronovias o Rosa Clará,  Eso surgió, y los poderes públicos “deben acompañar”, según Mas-Colell, o “seguir las señales que emite el mercado”, en palabras de Lucena.

Un acto, por tanto, marcadamente liberal, con Mas-Colell como gran anfitrión. Con una defensa de la economía de mercado. En el Cercle, con mayoría socialista, y sin ningún convergente, aunque el conseller forma parte del Govern del convergente Artur Mas.

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