España se asoma al pico sin respuesta para el día después
El número de contagiados se estabiliza pero el Gobierno sigue sin detallar cómo y cuando desescalará el confinamiento
España ha logrado por fin aplanar la curva del coronavirus en los últimos días y el pico parece ya a la vuelta de la esquina. Según cómo se calcule –por ejemplo, en número diario de muertos–, ya habría pasado, aunque según la fórmula más común, por contagiados activos, todavía no, si bien puede ser cuestión de pocos días o incluso horas. Lo que sigue sin estar claro es cómo va a lograr el Gobierno que la curva no vuelva a repuntar y hacerlo compatible con el paulatino retorno a la normalidad.
El número de contagiados por Covid-19 en España subió en solo 4.273 personas este domingo, según los últimos datos disponibles, difundidos en lunes. La cifra de fallecidos fue de 637, la menor en dos semanas, lo que permite empezar a respirar a los responsables del Ministerio de Sanidad. Por lo que respecta al número de contagiados activos, los que a esa fecha estaban enfermos, ascendía a 81.540, con la menor subida casi desde el inicio de la pandemia: 1.279
La progresión de los últimos días hace pensar que el máximo de personas infectadas activas puede estar muy cerca si no se ha llegado ya. El descenso de nuevos casos como consecuencia de las medidas de confinamiento y el incremento de las altas –incluso algunos hospitales de Madrid y otras CCAA están registrando menos ingresados por coronavirus– acerca mucho el pico de contagiados.
La cuestión ahora es cómo lograr que el número de infectados baje lo más rápidamente posible y que éstos no infecten a otros para que no vuelva a circular el virus. El índice de contagio ya es menor de uno, por lo que se entiende que se está extinguiendo, pero hay que asegurarse de que no repunta y de que cuando la gente empiece a volver a la calle, no se producirá un nuevo brote.
Los asintomáticos, objetivo sin recursos
Pedro Sánchez explicó este domingo que se harían test masivos para detectar a los asintomáticos, los más peligrosos, y aislarlos. Pero no concretó cómo lo haría; España solo ha comprado por ahora un millón de test rápido, que en algunos casos necesitan una prueba PCR complementaria, por lo que está muy lejos de los test universales. Este lunes, en las diferentes comparecencias, ni los responsables de Sanidad ni los ministros de Interior ni de Justicia fueron mucho más allá.
Los cargos de los tres ministerios coincidieron en sus mensajes de optimismo comedido y en responder con vaguedades a las preguntas acerca de cómo se va a desescalar el confinamiento. María José Sierra, jefa de área del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad (CCAES), admitió que hasta ahora los test se han realizado básicamente a los casos graves que llegaban a los hospitales y a los profesionales sanitarios y explicó que esto cambiará.
“En esta etapa que empieza ahora, que va a ser larga, la vigilancia [es decir, la realización de test] se centrará en dos estrategias: la detección precoz de casos, para aislarlos y evitar que aumente la circulación del virus, y conocer cómo va a circular en el futuro”, explicó Sierra, pero apenas fue más allá.
Sánchez anunció pruebas masivas pero Sanidad no cuenta con test suficientes y no concreta sus planes
Respecto a lo primero, añadió que se hará con test rápidos más PCR. España ha comprado un millón de test rápidos pero solo es fiable con los primeros síntomas en el 64% de los casos, por lo que cuando sea negativo, requerirá una PCR, que “habrá que producir muchas más”. Pero el plan del Ministerio pasa por hacer pruebas solo en casos de personas sospechosas, lo que deja fuera a los asintomáticos. Sánchez aseguró que se abordaría esta población pero desde Sanidad no dan pistas acerca de ellos ni cuentan en estos momentos con recursos suficientes.
Por lo que respecta a saber cómo va a circular el coronavirus, dijo que están realizando lo que se llaman “estudios de seroprevalencia”. Se trata de análisis a gran escala para saber exactamente el número de contagiados, a partir de una muestra representativa de la población. Para ello también usan los test rápidos recién llegados de China, a los que se les augura, pues, un futuro corto.
El control de los móviles y los movimientos, en estudio
A partir del aislamiento del máximo número de casos y del estudio de su circulación es cuando se podrá empezar a planificar el desescalado del confinamiento. Es decir, qué colectivos podrán volver antes al trabajo o podrán salir antes a la calle. Pero sin un control de lo primero no puede optarse por lo segundo, y hay, además, otras medidas complementarias que deberían ponerse en funcionamiento pero que tampoco se han decidido.
Como hizo China, la vuelta gradual a la normalidad puede ir acompañada de medidas de control y autocontrol de la Covid-19. Para ello, el Gobierno está desarrollando una aplicación móvil –además de los números de teléfono siempre disponibles para la población– para que aquellos que tengan algún síntoma, puedan avisar en seguida y se les realice la prueba.
La parte polémica es la que puede vulnerar la protección de datos y algunos derechos fundamentales. Está sobre la mesa la opción de que el Gobierno controle los movimientos de los ciudadanos por la triangulación de la cobertura de su teléfono móvil, la localización de su GPS e incluso por su bluetooth. Esta última es la más sofisticada, pues quedaría grabado en nuestro móvil si hemos estado a menos de un metro de una persona positiva y esta información llegaría a Sanidad, que nos contactaría para hacernos la prueba.
Preguntado sobre esta opción, el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, evitó mojarse: “Estudiarse, se está estudiando todo”. En lo que quiso poner énfasis e insistió fue en que “todo tiene que hacerse de acuerdo con el estado de derecho, no se están vulnerando derechos fundamentales”. Además, especificó que tampoco van en contra de la normativa de protección de datos. Pero ni Campo ni Fernando Grande-Marlaska, que le acompañaba en la comparecencia, concretaron las medidas, por lo que el día después sigue siendo en su mayoría una incógnita.