Atención desempleados: eviten estos errores en una entrevista de trabajo
En una entrevista de trabajo hay que tener en cuenta varios factores para no ser descartados en los primeros minutos del encuentro
La entrevista laboral es como un juego de naipes: ya todos saben por qué están ahí, y es el momento de mostrar las mejores cartas. Pero a diferencia del póker, aquí no valen los faroles ni las mentiras: es momento de ser sinceros y convencer al reclutador, director de recursos humanos o al futuro jefe.
Y como en esos juegos, aquí también hay reglas, tan solo que no escritas sino que son una serie de códigos y conductas clave para obtener el trabajo.
Dicho de otra forma: si se cometen algunos errores en la entrevista, lo más probable es que no haya una segunda oportunidad para ser contratado.
Veamos algunos de ellos.
Evita estos errores en una entrevista de trabajo
Puede parecer una obviedad, pero la puntualidad es clave: llegar tarde demuestra ausencia de organización, desinterés y falta de respeto. Es posible que en el trayecto surja algún imprevisto, y por más que se concurra con la anticipación suficiente para evitar contratiempos, en caso de que suceda es casi una obligación avisar de la demora.
En caso de que un incidente obligue a llegar tarde a la entrevista, hay que avisar de la demora y el motivo
Tampoco es bueno llegar muy temprano: denota ansiedad y poco cumplimiento por la hora establecida.
Mentir o exagerar el currículum
Es posible que mentir o inflar el currículum sirva para dar un poco más de lustre a los antecedentes laborales o académicos, pero es muy fácil que el entrevistador pueda darse cuenta fácilmente con un par de preguntas.
Es común que en la entrevista cambie sin avisar de idioma para poner a prueba la capacidad del aspirante, o que haga preguntas en profundidad sobre trabajos anteriores o del manejo de algunos programas.
Y si es que se puede engañar durante la entrevista, será un logro fugaz porque al momento de trabajar se revelará que el CV estaba lleno de exageraciones.
No ir preparado
No se trata de volver a leer leyes o recurrir a los manuales de marketing para estar actualizado en contenidos, sino de evitar el error de no conocer la empresa que busca personal.
Hay que analizar sus antecedentes, a qué se dedican, saber quiénes son sus directivos, qué valores propugnan; y también conocer qué es lo que uno puede añadir con el trabajo.
De esa forma el entrevistado denotará interés en trabajar en la empresa, y que está dispuesto a dar más de lo que aspiran en un primer momento.
Hablar mal de los trabajos anteriores
Al contrario de lo que sucede en las citas entre parejas, a los reclutadores no les molesta que hablen bien de los trabajos anteriores. Al contrario: tener a un aspirante criticando a sus antiguos jefes está muy mal visto, porque saben que esa misma conducta la puede tener una vez que está contratado.
En algunos sectores todos los directivos se conocen entre ellos, y hay un espíritu corporativo, del tipo “si critican a uno, nos critican a todos”.
Esa conducta también revela que el aspirante puede ser una persona conflictiva, y es posible que la entrevista derive en las causas por las que fue despedido o ha renunciado.
Interrumpir y divagar
El aspirante tiene que demostrar educación, y una de las maneras es hablando cuando corresponde. No hay que acelerar ni ralentizar el ritmo de la entrevista, y hay que conocer el clima que se está generando en el encuentro: no ser gracioso si no es necesario, o mostrarse serio pero tampoco formal son otras actitudes a tener en cuenta.
Al momento de responder hay que ser conciso y claro, evitar divagar y buscar anécdotas o detalles que llevan a perder el hilo de la conversación.
Y por supuesto, estar muy atento al atuendo y el lenguaje corporal, que van desde sentarse correctamente hasta evitar estar mucho tiempo cruzado de brazos, que se interpreta como estar siempre a la defensiva.