ERC se siente víctima de «una encerrona» de Junts con el pacto antiPSC
Dirigentes de ERC admiten que preferían tener las manos libres para explorar algún tipo de alianza con el PSC
Dirigentes de ERC han encajado con enorme contrariedad el compromiso que recientemente han firmado junto a Junts per Catalunya, CUP y Pdecat para excluir al PSC de los pactos de gobierno tras las elecciones de este domingo, 14 de febrero. «Una encerrona», según sus propias palabras.
«Sea cual sea la correlación de fuerzas surgida de las urnas, en ningún caso se pactará la formación de gobierno con el PSC», dice el documento rubricado por todos los partidos soberanistas a iniciativa de una escisión de la ANC llamada «Catalans per la independència«.
El fantasma de un pacto tripartito entre ERC, PSC y Comuns tras el 14-F ha sobrevolado toda la campaña y ha obligado a republicanos y a socialistas a negar, día tras día, la posibilidad de alcanzar un acuerdo de estas características.
«No habrá un acuerdo con el PSC. El PSC es incompatible con ERC. Ni en el Govern ni con un apoyo desde fuera porque yo no quiero depender de un partido que nos amenaza con el 155 de nuevo», ha asegurado con toda contundencia el candidato de Esquerra a las elecciones, Pere Aragonès. «Ni habrá tripartito ni habrá procés«, ha dicho, por su parte, el del PSC, Salvador Illa.
ERC y «la alianza instrumental» con el PSC
Hasta aquí, todas las palabras caben en ese carrusel que es toda campaña electoral, donde los jinetes prometen la luna y prohíben la salida del sol por imposible que sean una cosa y otra.
El documento firmado, en cambio, añade solemnidad y compromiso al veto. Y hay dirigentes de ERC que no tenían la menor de llegar al extremo de un documento antiPSC.
No lo querían porque no querían iniciar el día siguiente a las elecciones con una mano atada a la espalda a la hora de buscar acuerdos para gobernar ni tampoco querían verse secuestrados, una vez más, por Junts per Catalunya.
¿Significa esto que, en realidad, deseaba ERC un tripartito con PSC y Comuns? No exactamente. Pero sí que tenían sobre la mesa la posibilidad de incluir a los Comuns en el Govern y de explorar algún tipo de alianza parlamentaria con el PSC para establecer una especie de pacto de ida y vuelta entre el Congreso de los Diputados y el Parlament de Cataluña.
«Dependiendo de la correlación de fuerzas y dependiendo de cómo avance la agenda relacionada con el conflicto político podría tener sentido alguna alianza instrumental«, especulan fuentes soberanistas consultadas por Economía Digital.
Junts sube la presión sobre ERC
Hay muchos factores que condicionan los acuerdos y ninguno es menor. El primero es que las relaciones políticas entre ERC y Junts no son precisamente fluidas, sino que son de conveniencia. Y el segundo es que convienen más a Junts que a ERC porque los de Carles Puigdemont son, en esencia, partidarios del choque con el PSOE.
Esquerra, en cambio, lleva prácticamente dos años tratando de buscar alternativas al paso que marca Puigdemont y, por eso, han sellado una relación estratégica con el PSOE, plasmada en presupuestos generales del estado y en una mesa de diálogo soberanista (permanentemente cuestionada por Junts).
Por el momento, los socialistas mirando el documento antiPSC como un regalo de campaña porque consideran que una iniciativa de estas características favorece sus expectativas electorales, ya que los sitúa como víctimas de un cordón sanitario que no responde a ningún clamor social.
Esquerra, en cambio, traga saliva y aguanta el tipo porque Junts no se conforma. ¿Por que fue el portavoz parlamentario de ERC, Sergi Sabrià, y no Pere Aragonès quien firmó el pacto antiPSC? Esquerra querría rebajar el perfil, pero Aragonès ya ha tenido que aclarar en público que está dispuesto a estampar su rúbrica.
Pero Junts exige más. Quiere más compromisos para romper alianzas en todo tipo de instituciones, desde el Congreso a los ayuntamientos. Quiere bloques (independentista vs no independentista) y, de momento, va ganando la partida.