ERC maniobra para dejar a JxCat sin la presidencia del Parlament
ERC se apropia de la propuesta del PSC de que "una mujer de izquierdas" presida el Parlament y sitúa a JxCat en el espacio del "centro liberal"
Carmen Forcadell, la expresidenta del Parlament que cumple condena por sedición, se ha apropiado de una propuesta del PSC que ha servido a su partido, Esquerra Republicana, para plantear de forma indirecta que Junts per Catalunya se quede sin la presidencia de la Mesa de la Cámara catalana, que debe constituirse a más tardar el próximo 12 de marzo.
Fue Salvador Illa el primero en sugerir, la semana pasada, que la presidencia del Parlament quedase en manos de una mujer de izquierdas. Pero Forcadell ha repetido la idea este lunes, asegurando que «la discriminación positiva ha funcionado a lo largo de la historia» y tildando de «vergüenza» que la última Mesa solo tuviera dos mujeres.
Y este martes Sergi Sabrià, uno de los negociadores de ERC que explora un acuerdo con JxCat y la CUP para formar un nuevo Govern independentista, ha hecho suyas las aspiraciones de Forcadell. «Me parece bien» que haya una mujer de izquierdas al frente del Parlament, dijo el vicepresidente de Esquerra, situando a Junts en el espacio del «centro liberal».
Es una forma de decir que, si se da el acuerdo independentista, los de Pere Aragonès son partidarios de que la Cámara la presida una representante de ERC o de la CUP. No de JxCat, que entiende que el cargo debería ser suyo de la misma forma que el republicano Roger Torrent lo asumió en la pasada legislatura, en la que los postconvergentes presidieron el Govern.
Más allá del género de quien llegue al cargo, este mensaje de Sabrià se añade a otros semejantes que ERC ha transmitido en las últimas semanas. Cuando la CUP dijo que optaría por la presidencia del Parlament, Esquerra no se manifestó en contra. Y cuando JxCat ha insistido en que le corresponde el control de la Cámara, los republicanos han guardado silencio.
Además, el mismo Sabrià dijo este martes que estaba muy «contento» con el avance de las negociaciones con la CUP mientras que «todavía me cuesta saber qué quiere JxCat». Otro dardo a los de Carles Puigdemont y Laura Borràs ha sido su aspiración de «una independencia que no dure ocho segundos», en alusión a la apuesta unilateral de Junts.
JxCat pide una Cámara no «sumisa»
La presidencia del Parlament ha estado en el centro de las negociaciones entre los independentistas desde que hace dos semanas se emplazaron para estudiar un acuerdo de legislatura. En medio de las reuniones, la Fiscalía Superior catalana ha presentado una querella por desobediencia contra el actual presidente de la Cámara, Roger Torrent.
Y, aunque JxCat ha reprochado esta decisión y ha escenificado su espaldarazo al dirigente republicano, lo cierto es que ha acompañado ese ‘apoyo’ con críticas indirectas al actual presidente del Parlament, al que en palabras de Elsa Artadi los postconvergentes ven «sumiso». Torrent ha sido objeto de ataques de Junts durante toda la legislatura.
El secretario general de JxCat, Jordi Sànchez, ha dicho este martes que «la mayoría independentista debe permitir que el Parlament recupere una normalidad que esta última legislatura no hemos visto». Una «normalidad» que pasa por que la futura Mesa sea, a su parecer, un «garante de la libertad de expresión» y donde se pueda hablar de todo.
La portavoz del Govern, Meritxell Budó, ha incidido en este posicionamiento de JxCat al valorar que la querella contra Torrent supone un «aviso a navegantes» de cara a la nueva legislatura y al asumir que «no es casual» que la misma se haya presentado en el momento en el que ERC, la CUP y su partido están negociando la constitución de la Mesa del Parlament.
ERC y JxCat desinflan las exigencias de la CUP
Algo en lo que coinciden tanto Junts como Esquerra es en que la exigencia de la CUP de incluir la reforma del modelo policial en Cataluña en el acuerdo de legislatura no tiene recorrido. Los socios del actual Govern en funciones entienden que ese es un debate para el Parlament y que debe asumirse con «serenidad», desinflando así la ambición de los cupaires.
De hecho, después de varios anuncios de exigencias de máximos la CUP ha empezado a rebajar el tono. Antes pedía directamente la presidencia del Parlament, pero ahora se conforma con «cualquier responsabilidad» en la Cámara catalana. Antes demandaba pactar la reforma del modelo policial ya y ahora ve bien que se debata en el Parlament.
No obstante, la CUP mantiene sus otras exigencias relacionadas con el modelo de seguridad pública. Los anticapitalistas siguen pidiendo a ERC y JxCat que los antidisturbios no participen en los desahucios, que se vete el uso de balas de foam para dispersar a manifestantes y que la Generalitat retire sus acusaciones contra activistas implicados en disturbios.
ERC y la CUP se han renunido otra vez este martes pero no han debatido sobre seguridad y orden público sino, entre otros asuntos, sobre «los próximos pasos en el camino hacia la república catalana en esta legislatura». La CUP ha transmitido que su apuesta solo pasa por la «desobediencia» y que trabaja «para hacer ver a Junts, ERC y comuns que esta es la única vía».