ERC inicia el distanciamiento calculado de Mas

CiU y los republicanos admiten que a partir de la prĂłxima Diada la situaciĂłn se podrĂ­a desbordar

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La política catalana hace algunos años que no se basa en cuestiones tangibles. Prima una idea de lo que “se debería hacer”, de lo que la corriente principal de la sociedad catalana entiende que ‘toca’ hacer en cada momento, sin reflexionar mucho sobre las consecuencias de esos actos. Pero en los próximos meses el Govern que preside Artur Mas se verá obligado a tomar decisiones. Y serán difíciles y duras. La llave, como asegurara en el inicio del tripartito en 2003, Josep Lluís Carod-Rovira, la vuelve a tener Esquerra. Y, pese a la buena química entre Artur Mas y Oriol Junqueras, Esquerra ha comenzado a distanciarse de algunos planteamientos del Govern de CiU.

Existe ya una pequeña lista. La encabeza la decisión del Govern de adelgazar la plantilla de TV3, que viene acompañada de la externalización de la gestión de la publicidad, que podría acabar en manos del Grupo Godó. Esquerra rechaza por completo esa cuestión. Junqueras ha apelado a Mas en las últimas sesiones de control en el Parlament para que busque alternativas que no perjudiquen tanto a la televisión autonómica. Para los republicanos TV3 es “una estructura de estado”.

La otra cuestión que ha molestado a los republicanos es el acuerdo del Govern con el PSC para sacar adelante el proyecto de BCN World, que ha pasado por una rebaja de la fiscalidad de los casinos. Junqueras ha asegurado que las dos formaciones “se han precipitado”. Pero Mas pidió directamente a los socialistas su ayuda, porque es un proyecto que no puede dejar escapar, y para Pere Navarro, el líder muy cuestionado del PSC, se trata de una oportunidad de oro para recuperar una cierta centralidad, amén de contentar a los alcaldes socialistas de las comarcas de Tarragona.

Paquete de leyes con el PSC

Junto con eso, el Govern, por iniciativa del PSC, ha acordado con los agentes sociales, patronales y sindicatos, un paquete de 20 medidas para la reactivación económica, que los socialistas desean protagonizar. Y, en ese acercamiento entre el Govern y los socialistas figura la Ley de Transparencia –el PSC y CiU no quieren darle más competencias a la Oficina Antifraude, a diferencia de ERC y, principalmente de ICV–, y la ley electoral. En esta última cuestión, la aproximación de Mas al PSC es manifiesta, aunque el grupo parlamentario de CiU no lo tiene tan claro.

El último escollo que el Govern sabe que Esquerra lo verá como insuperable, es la Ley del cine. El conseller de Cultura, el ex socialista Ferran Mascarell, quiere modificar la norma para adaptarla a los dictámenes de la Unión Europa. Y eso pasa por no doblar ni subtitular en catalán las películas europeas, eliminando las sanciones, que sólo se aplicarán si no se produce el acuerdo después de negociar con las majors. Para los republicanos se trata de un paso atrás en toda regla.

Bueno para todos, de momento

¿Todo esto implica un cambio de socio parlamentario? Para nada. O no de momento. Esquerra está encantada de recuperar un papel en el que se siente muy cómoda. Tiene razones de peso para criticar al Govern de CiU. Y para Mas la situación también es mejor. Puede apoyarse en determinadas cuestiones en el PSC, ganando cintura parlamentaria. Para los socialistas supone algo de luz, aunque siguen en un túnel.

Lo que ocurre es que el verano ya se vislumbra. Que las tardes ya son más largas, y que, por tanto, el 9 de noviembre está a la vuelta de la esquina. Un dirigente de Esquerra asegura que “no puede ser que no pase nada”. Se refiere a la posibilidad de que Mas no pueda convocar la consulta soberanista.

Alargar la legislatura, pero…

La intención de Mas es la siguiente. Quiere que la ley de consultas catalana que ampare la consulta soberanista se apruebe justo después de la Diada. Y el mismo día, o al día siguiente, firmará la convocataria de la consulta del 9 de noviembre. El Gobierno español recurrirá, según diversas fuentes nacionalistas, “la propia ley”. Mas habrá, sin embargo, cumplido con su promesa: haber convocado una consulta soberanista.

Los republicanos, que van detrás de las iniciativas de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), ya están en plena campaña hacia ese referéndum. Tienen razones objetivas para oponerse a algunas políticas del Govern, y la fuerza de los movimientos independentistas para subir el tono.

¿Qué implica todo ello? Mas no ha modificado su intención de seguir gobernando. No desea anticipar las elecciones, y convocarlas el mismo 9 de noviembre, en el caso de que no se pueda celebrar la consulta soberanista. Pero “ya no está en su mano”.

En manos de nadie

Y tampoco en la mano de Esquerra. Los republicanos tampoco quieren anticipar las elecciones. Su gran objetivo es celebrarlas junto a las municipales, en mayo de 2015. Pero la fuerza de la ANC, de entidades como Òmnium Cultural, de personalidades con proyección mediática, lleva a dirigentes consultados de CiU y ERC a afirmar que todo es posible. O dicho de otro modo, que la incertidumbre es total. Es decir, que esa distancia calculada de ERC se podría transformar en una ruptura total, y en una petición de elecciones, y una declaración de independencia posterior.

La ANC, con vínculos estrechos con las formaciones nacionalistas, quiere sacar a la calle a dos millones de personas. Este sábado explicará que quiere hacer en la Diada.

Reforma de la Constitución

Y justo después, el martes 8 de abril, en el Congreso, el propio Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba rechazarán la propuesta del Parlament de ceder la competencia del Estado para poder convocar la consulta soberanista. Pero el tono será importante. Se comienza a vislumbrar una posible reforma de la Constitución, como se infiere de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre la declaración soberanista del Parlament, que sólo podrá llegar después de las elecciones generales de 2015.

¿Quién aguantará hasta entonces?

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