ERC espera un pinchazo de la Diada que refrende su giro autonomista
El 11-S será una prueba de fuego para comprobar si las críticas a los republicanos forman parte del ruido mediático o bien tienen un seguimiento real en la calle
Pere Aragonès no ha dado marcha atrás y, junto a Oriol Junqueras y la plana mayor de Esquerra Republicana, será el gran ausente de la manifestación independentista del 11 de septiembre. Con esta medida, el presidente catalán pretende marcar distancias con el sector más radical del separatismo.
Pese al aumento de las críticas, en los últimos días previos a la Diada, Aragonès no ha hecho caso a las presiones de la Assemblea Nacional Catalana, Junts per Catalunya y las redes sociales. El dirigente republicano solo participará en la ofrenda a la estatua de Rafael Casanova, un acto de Òmnium Cultural, una comida de Esquerra y la agenda institucional del Govern.
En el seno de Esquerra Republicana existe el convencimiento de que renunciar al acto central del independentismo es un peaje a pagar para consolidar su liderazgo en Cataluña. “Por mucho que algunos lo quieran pintar así, el independentismo no son los insultos de Twitter”, exponen a Economía Digital desde el entorno más próximo a la dirección del partido.
Interlocutor de referencia con el Estado
Esquerra Republicana no quiere criminalizar a la gente que salga a las calles de Barcelona el próximo domingo, pero sí confía que el globo del independentismo más radical pinche para, posteriormente, reafirmar su estrategia de retorno al autonomismo.
Después de los hechos de octubre de 2017, pese a la acción judicial del Estado, los republicanos han promovido el acatamiento de la Constitución con el objetivo, a largo plazo, de ser un partido hegemónico al estilo de la Convergència i Unió de Jordi Pujol.
De cara a la galeria, Esquerra defiende la independencia de Cataluña y la desjudicialización de las causas del Procés, a través de la mesa de negociación con el Gobierno de Pedro Sánchez. A la hora de la verdad, el partido no rompe ningún puente con Madrid, ya sea en el Congreso de los Diputados o Moncloa.
Junts per Catalunya mira para otro lado
Como es habitual desde hace años, Junts per Catalunya ha realizado el camino inverso de Esquerra. El vicepresidente Jordi Puigneró, el resto de consejeros junteros y el tàndem Laura Borràs-Jordi Turull han confirmado su asistencia a la convocatoria de la Assemblea.
Oficialmente, Junts no ofrece un apoyo directo a los radicales y al público de las redes sociales, pero en el interior del partido algunas voces verían con buenos ojos una imagen de la Diada con silbidos a ERC. Un escenario que taparía las discrepancias con el liderazgo de Borràs y los problemas para desplegar la formación en el territorio.
A partir de la presentación de una auditoría sobre el pacto de gobierno en la Generalitat, Turull vaticinó que la Diada, el debate de política general y la conmemoración del 1 de octubre servirán de punto de inflexión “para tomar decisiones de peso”.
El peso del Consell de la República
La apuesta reivindicativa de Junts per Catalunya es el quinto aniversario del 1 de octubre. El partido de Laura Borràs y Jordi Turull ha mostrado una mayor predilección por los actos de conmemoración del referéndum del 2017. Los mismos pivotan alrededor del Consell per la República, el organismo dirigido por Carles Puigdemont desde Bélgica.
El Consell convocará el universo independentista, en el centro de Barcelona, para reivindicar la victoria en la votación y “la legitimidad de la lucha política de Cataluña para convertirse en un estado independiente”, apunta Antoni Castellà, representante del organismo.