ERC desconfía de Bolaños para encauzar la mesa de diálogo
El nuevo hombre de confianza de Pedro Sánchez, Félix Bolaños, tendrá especial relevancia en la mesa de diálogo con Cataluña
La remodelación del Gobierno afecta directamente en la negociación paralela con la Generalitat y la mesa de diálogo. El ‘fontanero’ en la sombra de Pedro Sánchez, Félix Bolaños, asciende a ministro de Presidencia y será uno de los principales interlocutores del Gobierno con las fuerzas independentistas. ERC desconfía y pide a Sánchez que estos cambios «no alteren los compromisos con Cataluña».
Además de experto letrado, en excedencia del Banco de España, Bolaños vigilará el marco legislativo sobre el que se sustente la mesa de diálogo. Su cometido será como el que ha desempeñado hasta ahora cuando el presidente le ha encargado algún trabajo, como la exhumación de Francisco Franco, llevar toda la legislación ‘al dedillo’ y ser el ‘hombre de confianza de Sánchez’ en las negociaciones.
Bolaños también se encargará de garantizar la estabilidad parlamentaria y para ello buscará la aprobación de ERC a los Presupuestos Generales del Estado. Algo que los republicanos no dan por hecho e intentan separar siempre que pueden. «El tema de la financiación se abordará en la mesa bilateral y no en la mesa de diálogo», señalan fuentes del partido de Junqueras.
El presidente de ERC, Pere Aragonès, mandó este mismo lunes un ‘recado’ a través de una entrevista en la que asegura que «el diálogo debe seguir, incluso, si rechazamos los Presupuestos». Un aviso a navegantes, cuentan desde la formación, porque no quieren que su apoyo o rechazo a las cuentas públicas condiciona las negociaciones de la mesa de diálogo.
Bolaños también velará junto a la portavoz parlamentaria del PSOE, Adriana Lastra, la relación con los socios de Gobierno y fuentes conocedoras indican que el nuevo ministro de Presidencia tendrá «relevancia» en la mesa de negociación. Los socialistas en el Gobierno insisten en que «nada ha cambiado» y el primer punto que expondrán para dialogar será la «agenda del reencuentro» que Sánchez ya presentó al ex presidente Torra.
Los republicanos siguen desconfiando y recalcan en que la mesa de diálogo «se tiene que centrar en buscar puntos en común», sobre todo, en buscar un procedimiento que permita que los catalanes se pronuncien sobre la pregunta de si independencia sí o no.
«Votar, votar y votar», sigue siendo el mantra de los republicanos, aunque ellos mismos desvelan que si no les gusta el resultado también se pueden reservar el derecho a hacer campaña en contra.
Desde ERC sospechan que Sánchez se ha podido arrepentir de haber concedido los indultos a los presos del procés y seguirán «a la espera» de cómo se desenvuelven Bolaños y el resto de ministros con la hoja de ruta establecida para Cataluña.
Los republicanos no quieren realizar un debate con el constitucionalismo, tal y como pidió el presidente del Gobierno a Pere Aragonès en su visita a Moncloa, y desconfían de «las verdaderas intenciones del Ejecutivo» con estos guiños.
Cabe recordar que ya solicitaron una vez cambiar al interlocutor del Gobierno con Cataluña, en este caso fue Carmen Calvo, y desvelan que lo volverán a hacer si ven que no hay entendimiento con Bolaños o con el actual Gobierno de Sánchez.
Mientras, desde Moncloa siguen presionando para que Aragonès acuda a la Conferencia de Presidentes convocada para este mes en Salamanca.
Desde el Ejecutivo interpretan su asistencia como «un gesto» de cara a la mesa bilateral para obtener mayor financiación, ya que hasta ahora la Generalitat tiene por costumbre plantar al Gobierno y al resto de presidentes autonómicos en estos actos.
Un hecho que subleva a más de un presidente autonómico al recalcar que «luego consiguen siempre mejor financiación cuando se reúnen bilateralmente».
Los republicanos también señalan que aunque la remodelación del Gobierno ha podido empañar esta semana la medida de gracia concedida, lo cierto es que apuntan que la convocatoria de la mesa de diálogo, la tercera semana de septiembre, se producirá en un ambiente de nuevas movilizaciones del secesionismo, empezando con la Diada.
Esto supondrá un nuevo frente para el Ejecutivo de Sánchez, empeñado en sentarse a negociar un encaje para Cataluña dentro de España, mientras el independentismo apoyará en las calles el ‘lo volveremos a hacer’. «La situación es complicada pero vamos a intentarlo», responden desde Moncloa.