Empresarios y eurodiputados reclaman »utilizar ya los sentimientos» contra el soberanismo
El sector empresarial organiza en el parlamento europeo un acto contra el proceso independentista con apelaciones a que se suspenda la autonomía si es necesario
Otra voz, la de la «otra Cataluña». La asociación Empresarios de Cataluña ha alzado su voz en Bruselas, en el Parlamento europeo, un día después del acto del presidente catalán, Carles Puigdemont, con un mensaje contundente: es el soberanismo el que «pone en juego la democracia», al asegurar que organizará un referéndum de autodeterminación sea pactado o no. Pero para darle una respuesta se deberían «utilizar ya los sentimientos», en una especie de apelación al «populismo», como ha hecho, a su juicio, el movimiento independentista.
Con la negativa reiterada del Gobierno español a la consulta soberanista, los empresarios que se expresaron este miércoles en Bruselas dan por hecho que Puigdemont intentará «un referéndum ilegal, algo de una extrema gravedad, vulnerando la democracia».
La afirmación fue del eurodiputado del grupo del PPE, Santiago Fisas, que asistió al acto organizado por Empresarios de Cataluña, bajo el manto del grupo del ALDE, tras la invitación de la eurodiputada Teresa Giménez Barbat.
Asalto a la ley
La tesis la mantuvo el profesor de Ciencia Política, y miembro de la dirección de Empresarios de Cataluña, Joaquim Molins; y el presidente de la entidad, Josep Bou. «Se juega con la democracia, porque es justamente lo contrario de lo que defiende el independentismo: es la ley la que garantiza la democracia, no el asalto a la ley», aseguró Bou.
Empresarios de Cataluña organizó el acto en una pequeña sala del parlamento europeo con la idea de insistir en que el proceso soberanista ha ido en contra de los intereses económicos del tejido empresarial. Carles Rivadulla, vicepresidente de la entidad, incidió en que los empresarios catalanes venden más «en Aragón o Cantabria que en Francia o en Estados Unidos, y esa es la realidad, no la que vende el soberanismo».
Pero las intervenciones fueron subiendo de tono. Eurodiputados del Grupo ALDE, donde se integró en su momento UPyD, y donde figura ahora Ciudadanos, y también el PDECat, se fueron incorporando al acto.
Suspensión de la autonomía
Fue el eurodiputado Enrique Calvet Chambon quien pidió que «se aplique el artículo 155 de la Constitución», el que podría aplicarse para suspender la autonomía.
También incidió en ello, al señalar que el soberanismo podría suponer un «golpe de estado», la eurodiputada del ALDE Beatriz Becerra Basterrechea. Y también la eurodiputada Carolina Punset, quien propuso utilizar sentimientos para revertir la situación.
Rivadulla recogió el guante, y se preguntó si no ha llegado el momento de «utilizar fórmulas populistas, como ellos hacen», para contrarrestar el movimiento.
Debate interno contra el relato nacionalista
El debate se acabó produciendo entre los mismos intervinientes. Joaquim Molins quiso poner orden, desde la ciencia política, señalando que el artículo 155 no presupone una suspensión directa de la autonomía, aunque si se suspendiera, si fuera necesario, tampoco se acabaría el mundo. Josep Bou buscó un consenso entre esas posiciones, al reclamar que se defiendan «sentimientos desde la razón».
También Teresa Giménez Barbat reclamó que no se buscara «contraponer un sentimiento contra otro».
Contra la inmersión en las escuelas
El movimiento contrario al proceso soberanista, el que este miércoles ofreció su versión en Bruselas, una día después a que lo hiciera Puigdemont, Oriol Junqueras y Raül Romeva, mostró dos cuestiones diferentes: mientras Empresarios de Cataluña quería mostrar su preocupación, desde el punto de vista económico, centrado en el proceso soberanista, los eurodiputados de ALDE entraron en un debate de fondo sobre el relato nacionalista en Cataluña, en contra de la inmersión lingüística en las escuelas, con palabras gruesas sobre la necesidad de combatirlo con contundencia, y apelando a los gobiernos españoles a que no se desentiendan de la situación en Cataluña.
Chambon culpó a todos los gobiernos, del PP y del PSOE, «por haber permitido llegar a esta situación».