Elsa Artadi irrita a todos con el papel de «poli bueno»
La portavoz de la Generalitat rebaja el ultimátum de Quim Torra a Pedro Sánchez e intenta mantener hilo abierto con Puigdemont y el establishment catalán
Quienes siguen de cerca las maniobras de la portavoz de la Generalitat, Elsa Artadi, han llegado a la conclusión de que la joven dirigente se ha especializado en rebajar las salidas de tono de Quim Torra y de Carles Puigdemont para presentarse ante el establishment catalán como el «poli bueno» del soberanismo.
Artadi aprovecha todas las amargas amenazas de los líderes independentistas para edulcorarlas ante la opinión pública. Hace apenas 48 horas, Torra rompió con Pedro Sánchez al declarar que su crédito se había «agotado». Pero ya no es del todo así. Simplemente, «la pelota está en el tejado del presidente del Gobierno».
Del ultimátum lanzado por el presidente de la Generalitat, que exigía una propuesta de referéndum a riesgo de quedarse sin el apoyo de Pdecat y ERC en el Congreso, la portavoz de la Generalitat ha pasado a limitar las amenazas a los presupuestos. «Cuando hablamos de estabilidad, hablamos de presupuestos», corrigió Artadi, dejando así cuerda suelta a sus diputados para negociar otros asuntos con el PSOE.
Varias fuentes comparten el mismo análisis: «No quiere quemarse con ningún tema, no quiere ningún desgaste». Las mismas fuentes relacionan esta actitud con sus futuras ambiciones políticas, las cuales niega siempre ante los micrófonos.
«Elsa Armani»
Artadi levanta todo tipo de suspicacias en la parroquia soberanista. Y no sólo por arrastrar la etiqueta de «niña bien» —»Elsa Armani» la llaman los más incisivos—, sino por su capacidad para organizarse actos amables como el de reconocimiento a los deportistas catalanes o la entrega de las ayudas de «La Marató» con los recursos propagandísticos de la Generalitat a su disposición.
Aquel papel de doberman que tantos y tantos portavoces han representado no va con Artadi. No quiere ser la política que dentellea a los adversarios, sino la dirigente que siempre guarda alguna sonrisa para quien haga falta. Sea para la CUP, sea para ERC, sea para el Gobierno, sea para un periodista incómodo.
Artadi y su estrategia equidistante conservan, de momento, buena salud ante los medios soberanistas, pero no ante los dirigentes del Pdecat y de ERC. La protegida de Puigdemont irrita a todos ellos.