El tablero político andaluz ante las próximas elecciones: Cs da el primer paso para una coalición anti-Vox
Frente a la sintonía PP-CS, el socialista Juan Espadas suma a su falta de empuje electoral una atomización de la izquierda de la cámara
El reloj del adelanto electoral ya se ha puesto en marcha en Andalucía. Y lo ha activado el propio presidente Juanma Moreno cuando, en el marco de una reciente entrevista en el programa Mesa de Análisis Canal Sur TV, trasladó que las elecciones se celebrarían entre “octubre y junio”.
Horas después, su consejero de Hacienda, el popular Juan Bravo, responsable de diseñar unos presupuestos tumbados el pasado 24 de noviembre en el Parlamento –razón fundamental por la que se da prácticamente por acabada esta legislatura- describió, en una entrevista a Economía Digital, que “por razones técnicas” junio era el mes idóneo para llamar a los andaluces a las urnas para que las cuentas de 2022 estuvieran listas antes de final de año.
A falta de que el presidente andaluz comunique la fecha definitiva para las próximas elecciones autonómicas que se celebrarán como pronto a seis meses vista, los distintos partidos tienen ante sí jugadas muy distintas en el tablero político andaluz. Ciudadanos, ya sin esconderse, fía su futuro al PP, Vox patalea y eleva el tono contra Juanma Moreno y busca captar el voto del descontento social y la izquierda de la cámara se atomiza con tres partidos a la izquierda del PSOE.
Analizando por partes el actual tablero político en Andalucía: de un lado, el Ejecutivo entre PP y Ciudadanos, a diferencia de otras coaliciones, pasa por ser un matrimonio bien avenido que, a lo largo de estos tres años de legislatura, no ha dado signos de mala convivencia sino todo lo contrario. Tanto es así que ha sido la propia Inés Arrimadas la que este sábado, durante un coloquio en el que participaba también Juan Marín, ha abierto la puerta a presentarse a la próxima convocatoria electoral junto a las siglas del PP.
En concreto, la líder nacional de Ciudadanos trasladó que “llegados a este punto hay que valorar cualquier cosa para poder reeditar el Gobierno” tras el “cambio” de Vox que “ya no suma para el cambio”, en referencia a su negativa a aprobar los presupuestos, en una postura también mantenida por la izquierda de la cámara andaluza. A su lado, el vicepresidente andaluz apostilló que “la situación está cambiando”.
Lo cierto es que si en diciembre de 2018 el partido de Santiago Abascal fue decisivo para conseguir una mayoría suficiente que dejó en la bancada de la oposición al PSOE tras 37 años ininterrumpidos en el Gobierno, la negativa de Vox a aprobar las cuentas andaluzas (tras tres apoyos consecutivos a los presupuestos) ha hecho que tanto PP como Ciudadanos reenfoquen su relación con el partido de ultraderecha.
Si bien Arrimadas reconoció durante el acto en Sevilla que de manera formal no había trasladado esta posibilidad al PP, este giro de guión–hasta ahora era un escenario que se descartaba de plano en público por parte de Ciudadanos pero no así por los populares- se produce ante la incertidumbre de que los números que finalmente arrojen las urnas sean insuficientes para dejar fuera del Gobierno a Vox dado el más que previsible desplome electoral del partido naranja, como apuntan todos los sondeos.
Si finalmente se fragua esta colación, una suerte de Andalucía Suma, el presidente andaluz acudirá a la próxima convocatoria electoral encabezando una lista que reunirá las distintas sensibilidades del centroderecha. A su votante habitual, muy crecido a la luz de los últimos sondeos que dan una mayoría amplia (pero no absoluta) para el PP, Moreno puede sumar un potencial votante absolutamente reacio a los postulados de Vox pero temeroso a la vez de que sea su voto sea inútil y no logre sumar el porcentaje suficiente para la obtención de un diputado. A día de hoy, Ciudadanos cuenta con 21 diputados en la cámara, en las encuesta más optimistas, el partido naranja retiene 7 diputados, las menos proclives hunden el partido hasta la irrelevancia con apenas 1 o 2 diputados.
En este escenario de alianza, Ciudadanos perdería independencia y, sobre todo, el relato de ser un partido bisagra entre PP y PSOE–discurso, por otra parte, inexistente desde que Albert Rivera quiso disputar el liderazgo de la derecha a Pablo Casado en 2019- pero se asegura la supervivencia en Andalucía, territorio al que se aferra la marca a nivel nacional para subsistir.
Más allá de la buena sintonía existente entre ambas formaciones en la comunidad, el hecho de que PP y Cs conforman tras tres años de convivencia un matrimonio sin fisuras se evidenció durante la crisis del audio filtrado del vicepresidente Juan Marín (“es estúpido aprobar presupuestos en año electoral”). Si bien en privado distintas voces del PP criticaron duramente este desliz, en público todo han sido elogios y apoyos, un respaldo escenificado de manera rotunda durante el Congreso del PP andaluz al que acudió en calidad de invitado el vicepresidente andaluz.
En las próximas semanas, se sabrá finalmente cómo se concretan las conversaciones entre ambas formaciones pero lo que es seguro es que ante esta alianza Vox redoblará su ofensiva con toda la artillería posible con Macarena Olona como principal baluarte.
Aunque Santiago Abascal todavía no ha designado quién encabezará la lista de Vox a las próximas andaluzas, la diputada nacional Olona ha multiplicado su presencia en la última semana en la comunidad. Estos días, coincidiendo con las vísperas del 4 de diciembre, fecha clave para el andalucismo, ha desplegado una amplia agenda por poblaciones como Lepe (Huelva), donde al clásico voto rural donde aspiran a pescar electores se une una gran presencia de inmigración irregular.
Su apoyo a los manifestantes de la huelga del metal en Cádiz y su sorprendente adscripción a los postulados del mundo obrero al referir que el histórico líder comunista Julio Anguita se sentiría “orgulloso” de Vox atisban una precampaña en la que el partido de ultraderecha se va a fajar en captar el voto del descontento social.
Cuatro papeletas a la izquierda
Un descontento social al que, al menos en su discurso clásico, debe dar solución los partidos de izquierdas que en Andalucía se presentarán a las próximas elecciones con cuatro papeletas: PSOE, Unidas Podemos, la coalición Adelante Andalucía, que dirige Teresa Rodríguez (ex Podemos y cabeza visible de la facción de la Izquierda Anticapitalista) y la reciente plataforma Andaluces Levantaos, que encabeza Esperanza Gómez, rostro en Andalucía de la formación Más País.
Por un lado, el PSOE tiene ante sí el enorme reto de recuperar el Gobierno de la Junta, perdido el 2 de diciembre con Susana Díaz al frente cuando la abstención del socialismo andaluz contrario a sus fórmulas condenó a la derrota al partido al no poder sumar con las fuerzas de izquierdas pese a obtener mayoría en las urnas. A día de hoy, la situación es distinta pero no más halagüeña.
A día de hoy, Juan Espadas, líder de los socialistas desde julio, sigue siendo alcalde de Sevilla y lo seguirá siendo, como ya ha explicado, al menos hasta que se apruebe el presupuesto municipal, en principio previsto para el pleno del 13 de diciembre. A partir de ahí, la decisión de su salida del Ayuntamiento, la elección por parte del grupo municipal de su sucesor y su designación como senador autonómico se producirán en las próximas semanas, aunque nadie sabe a ciencia cierta cuánto tiempo durará esta operación. “Los tiempos de Juan Espadas los marca Juan Espadas”, se repite como un mantra en su círculo, a veces desesperado por estos tiempos.
Una izquierda fragmentada
Aunque el liderazgo de Espadas en su formación es indiscutible, la brecha llega por parte del potencial simpatizante al que tiene que llegar para tratar de revalidar en las urnas los históricos triunfos socialistas y para el que es, todavía hoy, un auténtico desconocido, sobre todo en Andalucía Oriental. De hecho, el PSOE quiere repetir lo protagonizado por ejemplo en la vecina Extremadura con Guillermo Fernández Vara, cuando tras décadas de poder socialista, las urnas dieron durante una sola legislatura el poder al PP y a la siguiente convocatoria electoral, caso similar al vivido en Castilla La Mancha.
Para reeditar este triunfo, Espadas tendría que apoyarse a su izquierda pero el problema es que a ese lado, a día de hoy, hay un magma atomizado de fuerzas que comparten discurso y separan infinitas cuitas internas. Por un lado, este sábado se ha presentado en Córdoba el proyecto político de Unidas Podemos, una formación que dirigen de manera compartida Toni Valero (IU) y Martina Velarde (Podemos) pero que a día de hoy no tiene cabeza de cartel. El ministro Alberto Garzón, malagueño, es uno de los nombres que más suena.
Con otra papeleta concurrirá Adelante Andalucía, con la gaditana Teresa Rodríguez como cabeza de lista de un grupo de diputados, hoy que forman parte del grupo de no adscritos del Parlamento, expulsados del proyecto Unidas Podemos. Este enfrentamiento hace inviable una lista conjunta.
Y por último, la más reciente incorporación a este mapa de la izquierda es la plataforma Andaluces Levantaos (primer verso del himno andaluz), un proyecto encabezado por Esperanza Gómez profesora de Derecho Constitucional y cabeza visible en Andalucía de Más País.
Tres partidos a la izquierda del PSOE que comparten una vocación andalucista y un apego a los temas de la agenda 2030 aunque, a diferencia de la plataforma que en los últimos tiempos está impulsando a la ministra de Trabajo Yolanda Díaz, y bajo la que confluyen distintas sensibilidades de la izquierda, en Andalucía están lejos de entenderse.
Y si bien a día de hoy no se puede descartar de plano un entendimiento entre algunas de estas fuerzas, su baza para espantar que la disgregación de la izquierda hará más fuerte a las derechas en Andalucía es invertir el discurso y poner como ejemplo, precisamente, lo que ocurrió en esta comunidad hace ahora tres años. Entonces, la división en tres papeletas propició que la artitmética diera como resultado una suma que hizo posible lo impensable hasta aquel momento: destronar al PSOE andaluz de su reino.