El soberanismo abraza la vía de la insurgencia
Puigdemont y Junqueras adoptan la vía de la insurgencia y se encomiendan a la “fuerza de los catalanes” para forzar un pulso con el estado
Llegó el momento. La gente. La ciudadanía. De nuevo los dirigentes soberanistas quieren responsabilizar al “pueblo catalán” de su propia suerte como políticos. Es la vía de la insurgencia, de las manifestaciones en las calles, con la que se pretende forzar un pulso con el estado, que tiene a su disposición todas las bazas de un estado de derecho. El presidente Carles Puigdemont y el vicepresidente Oriol Junqueras han tomado esa decisión, que tendrá un primer asalto el 11 de septiembre, con la Diada, y que se puede alargar hasta el 1-0.
Puigdemont y Junqueras quisieron este martes estimular a todo el bloque soberanista, pero no sólo a ellos. Intentan que una parte de la sociedad catalana, la que ha permanecido de espaldas al proceso, reaccione con el argumento de que el Gobierno español, en realidad, pone en peligro ahora la propia democracia. Es complicado ese salto en el vacío, pero todos los esfuerzos van en esa dirección con diferentes excusas: la primera, la decisión del Tribunal de Cuentas ampliar la acusación sobre el 9N a siete altos cargos de la Generalitat, además de Artur Mas, Francesc Homs, Irene Rigau y Joana Ortega. Deberán depositar una fianza de 5,5 millones de euros el próximo 25 de septiembre, porque ese fue el coste de la organización del 9N.
Puigdemont y Junqueras pretenden convocar a todos los catalanes porque Rajoy «vulnera» la democracia
Que mejor ocasión. El propio Artur Mas, en una entrevista en el canal 3/24 de TV3, aseguraba que ese no será ningún problema, porque ya se ha organizado una “caja de resistencia”, impulsada por las entidades soberanistas. Es una ocasión excelente para que todo el bloque independentista reaccione y haga ver a la otra parte de la sociedad catalana que se debe votar en el referéndum del 1-O. Y, como si fuera Lola Flores, Artur Mas señaló que si hubo “casi dos millones de votos independentistas” en las elecciones del 27S de 2015, “todos, con aportaciones en función de lo que puedan”, podrán contribuir a la causa. “Si es por dinero, no conseguirán doblegarnos”, afirmó.
En una reunión, precisamente, entre Puigdemont, Junqueras y Mas, además de los presidentes de la ANC, Jordi Sànchez y de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, en el Palau de la Generalitat, se decidió hacer frente a esa circunstancia y aprovecharlo para apretar el acelerador, porque se encomienda todo a “la fuerza de los catalanes”.
Artur Mas, como si fuera Lola Flores, pide que cada soberanista contribuya para sufragar la fianza por el 9N
Puigdemont y Junqueras, al margen de ese discurso a la parroquia soberanista, en el que se da por descontado que se votará el 1-O, son conscientes de las enormes dificultades que el Gobierno de Mariano Rajoy les ha preparado, con la idea de que sólo una enorme movilización en las calles, y sostenida en el tiempo, podría doblegar el pulso con el estado, esperando una reacción de las instituciones europeas o de algún gobierno europeo, con la vista puesta en estos momentos en el Reino Unido, que ha elaborado un documento en el que se advierte de que el Gobierno catalán considera el referéndum como vinculante.
La propia intervención del DOGC, el Diari Oficial de la Generalitat de Cataluña, es la medida que prepara Rajoy, junto con Soraya Sáenz de Santamaría como explicó este martes Economía Digital, además de los recursos y de la propia actuación del Tribunal Constitucional.
Las leyes que se aprobarán este miércoles en el Parlament, por tanto, la ley del referéndum y la ley de transitoriedad jurídica, quedarán en papel mojado si no se pueden publicar luego en el DOGC. Y sin leyes, no hay 1-O, porque se invalidaría el proyecto de Puigdemont, basado en que se pueda convocar el referéndum con una ley aprobada en el Parlament, y que, por unas horas al menos, esté vigente.
El soberanismo busca llegar al 1-O con movilizaciones constantes para forzar al estado
Todo está a punto. Junts pel Sí y la CUP aplicarán su mayoría absoluta este miércoles, y han habilitado un pleno para este viernes por si quedan pendientes algunas cuestiones, pero, principalmente, para responder a las medidas que adopte el Gobierno de Mariano Rajoy.
Los dirigentes soberanistas se han lanzado definitivamente. Ya no es una cuestión de independencia o no, si no de “insurgencia”, de una especie de revolución –siempre hay imponderables—que pueda forzar una situación que en estos momentos es desconocida. La idea es calentar el ambiente, y comprobar el resultado en la Diada, para después calibrar si se puede llegar o no al 1-O y si se pueden sacar las urnas, que existen, con todo un dispositivo preparado.