El sentido de Estado de Tarradellas en pleno proceso soberanista
Montserrat Catalan, responsable durante 35 años del archivo Tarradellas, señala la necesidad de encontrar "soluciones" ante las dificultades políticas, siempre desde el realismo
Montserrat Catalan (Barcelona, 1950) ha dedicado sus últimos 35 años al archivo de Poblet, que custodia todo el material del presidente Josep Tarradellas. Ahora, ya jubilada, ha sido nombrada por el Govern de Carles Puigdemont como la organizadora de los actos del 40 aniversario del retorno de Tarradellas, cuando pronunció aquel ‘Ja sóc aquí’, desde el balcón de la Generalitat, el 23 de octubre de 1977.
«El sentido de estado de Tarradellas es de las muchas cuestiones que debemos preservar», señala, tras precisar uno de los logros del viejo president, que llegaba desde el exilio en Francia, como un auténtico desconocido: «siempre encontraba soluciones ante las dificultades políticas, desde el realismo, pero desde la dignidad», explica en una entrevista con Economía Digital.
Cuatro grandes actos
Los actos de conmemoración del retorno de Tarradellas llegan en un momento de gran convulsión política, con el proceso soberanista en su recta final, y con la intención del gobierno catalán de celebrar un referéndum. La previsión es realizar cuatro grandes actos, que coordinará Montserrat Catalan. Uno en el Palau de la Generalitat; otro en el Monasterio de Poblet; un tercero en Madrid, y otro en Cervelló (Barcelona), el pueblo natal de Tarradellas. Paralelamente se organizará una exposición en la Diputación de Barcelona, y un congreso de historiadores en Poblet, con el punto culminante del 23 de octubre, la fecha del Ja sóc aquí, después de haber negociado su regreso, entre el 14 de junio y el 20 de julio de 1977 con el presidente del Gobierno, Adolfo Suárez.
«Tarradellas encontró fórmulas para lograr algo que sigue siendo el único elemento de ruptura en la transición, al recuperar la Generalitat, antes de que se aprobara la Constitución», señala Catalan, que incide en la negativa de Suárez a fijar en la nota de prensa, posterior a su entrevista, que se había reunido con el presidente de la Generalitat. Al final primó la idea de Tarradellas, y «en la nota se fijó que se había reunido con el honorable Tarradellas, con lo que, como me dijo posteriormente, ‘todo el mundo sabía quién era en Cataluña el honorable'».
El catalán en las escuelas
La responsable hasta los últimos meses del archivo Tarradellas, en Poblet, entiende que no debe realizar ninguna comparación con el momento político actual. Para Montserrat Catalan, el objetivo es que se conozca la figura del presidente, y se valore algunos aspectos que se han dejado, a su juicio, de lado.
«Una de las ideas que ha calado y que no es cierta es que la importancia de Tarradellas se debe sólo a la recuperación de la institución, que ya es muy importante, pero Tarradellas gobernó, con un gobierno de unidad, con la presencia de comunistas en aquel momento, y puso las bases de la Generalitat, con medidas como el catalán en las escuelas», señala la que fue, también, secretaria personal de Tarradellas durante diez años.
El sentido de realidad de un gobernante
En ayuda del lector, sin embargo, llega Josep Maria Bricall, –que fue miembro del gobierno de Tarradellas– quien en su libro ‘Memoria de un silencio’, de 2003, y cuando ya estaba en marcha el proyecto de reforma del Estatut, cuya frustración ha dado pie al proyecto soberanista, señala que debe primar siempre el sentido de realidad, el que tenía Tarradellas cuando quiso viajar primero a Madrid antes que a Barcelona, cuando quiso atar con todas las instituciones del Estado la recuperación de la Generalitat, antes que buscar el apoyo popular en Cataluña.
«El efecto de las decisiones debe suponer un cambio visible de la realidad en un plazo de tiempo razonable, en vez de dar eternamente vueltas a los problemas al margen de su solución práctica. Si se declara públicamente la conveniencia de convocar un referéndum sobre la autodeterminación o de proceder a la reforma del Estatuto de Autonomía, se entiende que el proceso debe iniciarse en la práctica, de otro modo no vale la pena abrir el tema». Y va más allá, al precisar que «un liderazgo de gobierno no se ejerce sobre cosas que no van a suceder, sino sobre cosas que deben cambiar realmente. Sin ello la pérdida de autoridad moral se vuelve evidente».
Eso es lo que destaca Montserrat Catalan de Tarradellas, de quien tiene muchas anécdotas, las propias de un hombre que sabía lo que ocurría en Barcelona, a pesar de su exilio francés, y que se había preparado durante décadas, sin que nadie más confiara en ello, para volver a Cataluña como presidente de la Generalitat.
¿Qué lectura realizará el gobierno de Puigdemont y Oriol Junqueras de la figura de Tarradellas después de 40 años de su ‘Ja sóc aquí’?