El Rey Felipe VI se aparta por ahora de la situación política española
El monarca se concentra en pedir "firmeza en la defensa de nuestro modelo de convivencia" frente al terrorismo
A Felipe VI se le pidieron muchos deseos que, a través de su propio cargo, no podrá cumplir. Es Jefe del Estado, sí, pero no puede, por ahora, entrar en una valoración a fondo, con consejos o propuestas, sobre la situación política, que tiene dos escenarios preocupantes: la falta de un gobierno en el conjunto de Estaña, y la parálisis, con nuevas elecciones, en Cataluña.
El Rey, en su discurso de la Pascua Militar, se ha concentrado en repasar la situación, en cambio, de las Fuerzas Armanas. Y con el terrorismo como gran amenaza en el horizonte. Felipe VI, que será el encargado de proponer a los distintos candidatos a La Moncloa que traten de formar un nuevo Ejecutivo, comenzando por Mariano Rajoy, ha querido buscar la máxima cohesión frente a las amenazas del terrorismo internacional.
En contra del desaliento
«Hemos vivido momentos duros, algunos de ellos de trágicas consecuencias, como la agresión del terrorismo, que ha llevado a la muerte a tantas ciudades, calles y plazas del mundo, y ha golpeado cruelmente, de una manera ruin y cobarde, arrebatando la vida a ciudadanos de países amigos y a compatriotas nuestros», ha asegurado, en referencia a los atentados de París, Kabul, Beirut o Túnez. Por todo ello, Felipe VI ha pedido no caer en el «desaliento».
Al contrario. «Quienes, en cualquier lugar, atacan nuestros derechos y libertades se deben encontrar con una reacción valiente y decidida de unidad y firmeza en la defensa de nuestro modelo de convivencia, porque garantizar la libertad y los derechos de los ciudadanos es una exigencia y una responsabilidad de nuestro Estado de Derecho», ha añadido.
Un Rey constitucional
Pero Felipe VI es un Jefe del Estado sometido a la ley constitucional, y eso implica que no puede salirse del guión fijado por el Ejecutivo español. Tiene en su mano, sin embargo, la posibilidad de impulsar cambios institucionales a través de sus numerosos contactos con los dirigentes políticos y económicos españoles. Siempre sin rebasar la línea asignada en la Constitución.
Y por ahora ‘pasa’ de entrar en el embrollo de la política española y catalana, que podría llevar al conjunto de España a una parálisis de más de seis meses si se repiten las elecciones generales y catalanas. Tampoco incidió en ello, de una forma clara, en su discurso de Navidad, aunque el soberanismo se dio por aludido.