El rechazo a la independencia de Cataluña se dispara
El "no" a la independencia alcanza el 48,3%, según el CIS catalán, y se impone por primera vez con claridad al "sí" desde el referéndum ilegal del 1-O
El 48,3% de los catalanes rechaza la independencia, una opción que solo cuenta con el apoyo del 44%. Un 5,5% declara que no lo sabe y un 2,1% no contesta. Estos son los datos de la última encuesta del Centro de Estudios de Opinión (CEO), equivalente al CIS catalán.
Con estos datos, los partidarios del no se impondrían a los del sí se realizase un hipotético referéndum de independencia en estos momentos en Cataluña.
Además, se constata que el número de catalanes contrarios a la independencia se dispara, según los datos facilitados este viernes por Jordi Argelaguet, director del CEO.
Esta es la conclusión de la encuesta del CEO de la Generalitat, realizada entre el 25 de junio y el 17 de julio pasado, antes del debate de investidura de Pedro Sánchez. El estudio se realizó mediante un muestreo de 1.500 personas y un margen de error previsto del 2,53.
Es la primera vez desde junio de 2017 que la encuesta del CEO confirma que hay más catalanes en contra de la independencia que a favor. Se han invertido las posiciones respecto al último barómetro de marzo de 2019: entonces el 48,4% apoyaba la independencia, mientras el 44,1% la rechazaba. Ahora los porcentajes son inversos.
El 34,5% de los consultados se declararon partidarios de que Cataluña sea un Estado independiente. Este es el porcentaje más bajo desde febrero de 2012. Por el contrario, aumentan los partidarios de una España federal (que han pasado del 21,5% de abril al 24,5% actual) y los que apuestan por mantener a Cataluña como comunidad autónoma (27%).
Suspenso a Quim Torra
También se preguntó a los encuestados por el gobierno de Quim Torra. No lo aprobaron. El 56% de los catalanes suspende al ejecutivo de Torra, mientras que solo le dan el aprobado el 40%.
Curiosamente, uno de cada tres encuestados que se declaran votantes de ERC suspende a la Generalitat, peses a estar gobernada por Junts per Catalunya y los propios republicanos. Este dato pone en evidencia las malas relaciones entre las cúpulas de los dos partidos se ha trasladado a la calle.