El pulso por los lazos amarillos llega a la Diputación de Barcelona
La nueva presidenta de la Diputación de Barcelona –apoyada por Junts per Catalunya– se compromete a retirar el lazo amarillo de la fachada
Primero fueron polémicos por su aparición en las calles catalanas. Después protagonizaron una guerra política por su exhibición en edificios públicos, entre ellos el Palau de la Generalitat. Hace unas jornadas el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) acordó enviar a juicio a Quim Torra por desobedecer al utilizarlos indiscriminadamente. Y ahora la guerra se traslada a la Diputación de Barcelona.
Los lazos amarillos amenazan con no separarse de la agenda política y mediática; no pasa un mes sin que estén en boca de todos, o –en su defecto– en solapa de los afiliados a la causa independentista o cuando menos defensores de los políticos catalanes presos. No está exento de esta realidad el organismo supramunicipal que, a escasas dos semanas de haber elegido presidenta, ya se rodea de controversia por este símbolo soberanista.
Núria Marín, la alcaldesa socialista de L’Hospitalet y nueva presidenta de la Diputación de Barcelona, heredó uno de los grandes lazos amarillos que tanto gustan a los dirigentes independentistas. Está en el balcón de la sede del organismo, por legado de Marc Castells (del Pdecat), que hasta el 11 de julio fue el presidente de la Diputación. Marín no lo retiró de inmediato, pero cuando se hizo con la presidencia intentó ocultarlo.
De momento, el lazo amarillo de la fachada de la Diputación de Barcelona está en el mismo lugar en el que lo dejó Castells, pero no se puede ver. Desde el 11 de julio lo tapa un tapiz con el escudo del ente bordado. Y, aunque su presidencia fue acordada entre el PSC y Junts per Catalunya (JxCat, donde confluye el Pdecat), Marín amenaza con despojar la histórica sede de este símbolo de solidaridad con los encarcelados por el 1-O.
El lazo amarillo divide, dice Núria Marín
La también alcaldesa de L’Hospitalet de Llobregat tiene toda la intención de sacar el lazo amarillo de la fachada, pero no está segura de que sea su competencia. «En mi ayuntamiento no hay este símbolo y, en la Diputación de Barcelona, si depende de la presidencia, lógicamente tampoco estará», dijo en una entrevista con Efe publicada este martes. Aunque avisó que «no tardaré demasiado en tomar esta decisión» de «la retirada» del lazo.
La «decisión» de colgar el símbolo independentista la tomó la anterior presidencia de la Diputación, se defendió Marín. Empero, en su opinión, «los símbolos deben servir para que todos se sientan reflejados, no para dividir, sino todo lo contrario». Y avisó que «en primera instancia» será ella quien retire eventualmente el lazo, aunque prevé que ello provocará descontento, empezando por sus socios de JxCat.
No descarta Marín que a la vuelta de las vacaciones de verano sea «inevitable que alguien pueda presentar una moción» en el pleno de la Diputación para intentar que el símbolo vuelva a colocarse en la fachada o, al menos, para avivar la guerra por los lazos amarillos, un asunto que no deja de dar de comer a las distintas bancadas políticas tanto dentro como fuera de Cataluña.
En todo caso, la presidenta del ente espera que, con o sin lazos, la Diputación pueda hacer «el trabajo que le toca» sin verse afectada por la sentencia del juicio al procés. «La Diputación, pase lo que pase en septiembre o en octubre, deberá gobernar para todos los municipios y ciudadanos de la demarcación, independientemente de que hayan votado a un partido u otro. No utilizaré la Diputación para aquello que no le corresponde», afirmó.
«Vamos a tener que hacer un esfuerzo para gestionar esa sentencia», prometió Marín.