El PSOE se divide en su respuesta a la pandemia
El avance de la crisis sanitaria y econĂłmica deja en evidencia las contradicciones institucionales del PSOE para atajar el deterioro de la situaciĂłn
El presidente de Castilla y La Mancha, Emiliano García-Page (PSOE), describe de forma muy gráfica lo que, a su juicio, está ocurriendo con la gestión autonómica y nacional de la pandemia: «Es como cuando un grupo de amigos va a pedir café y uno lo pide cortado, otro cortado con hielo y otro descafeinado». Cada uno a su gusto.
Algo así, dice García-Page, está ocurriendo en la España de las Autonomías, incapaz de articular una respuesta conjunta para frenar la segunda ola del coronavirus.
Por poner un ejemplo: el presidente de Asturias, Adrián Barbón (PSOE) es partidario de decretar 15 días de confinamiento domiciliario, pero hay un ministro, el titular de Sanidad, Salvador Illa (PSC-PSOE), que lo descarta por completo porque «no hay que entrar en una competición por ver quién toma la medida más dura».
El confinamiento (de una u otra forma; sea municipal o autonómico; sea domiciliario o sea de actividades) es, quizás, la medida más llamativa para frenar la crisis sanitaria. Medidas que se anuncian, pero que no se coordinan. Más comentarios de García-Page: «Del 80 por ciento de los cierres perimetrales me he enterado por el Telediario».
El presidente manchego se entera por las noticias de que Navarra confina sus fronteras o de que limita aforos, de la misma manera que sabe que La Rioja ha perimetrado algunos municipios y que la Comunidad Valenciana se niega a aumentar la cantidad de pruebas PCR. Todos a su aire y todos con la mirada puesta en el indicador que más obsesiona a los gobiernos: el de camas UCI ocupadas (el punto de no retorno del colapso).
Pero, en realidad, el batiburrillo de medidas sanitarias no es lo único que refleja la descoordinación frente a una crisis que no solo es sanitaria, sino también económica.
Sostiene el Gobierno que no es momento de recortes, sino de gasto a cuenta de los fondos europeos. Y seguido por esta lógica anuncia aumentos de todo tipo: en pensiones y en el salario de los funcionarios, entre otros.
Pero no todos lo ven igual, incluso siendo del mismo color político. Vean si no: el gobierno de Islas Baleares, dirigido por de Francina Armengol (PSIB-PSOE) congelará el sueldo a los 38.000 funcionarios de la comunidad para el año que viene y no aplicará la subida del 0,9 % que ha propuesto Pedro Sánchez a los empleados públicos. Así figura en el proyecto de presupuestos aprobado este lunes por el Consell de Govern balear