El PSOE andaluz se resigna al “show” de Susana Díaz
Senadora por designación autonómica desde el martes, su retraso en dejar el acta de diputada andaluza bloquea la reordenación del trabajo que le queda por hacer al PSOE para recuperar una voz distinguible en la oposición al Gobierno andaluz
Una de las muchas imágenes con la que se ha descrito, en la tramoya habitual del pasilleo político, la reaparición esta semana de Susana Díaz en el arranque del curso en el Parlamento de Andalucía ha sido la de que parece “el fantasma del padre de Hamlet”. Ya se sabe: aquel personaje que aparece y desaparece en los distintos actos de la célebre obra y que, a la postre, desata las ansías de venganza de Hamlet, su hijo.
Esta relación shakesperiana ilustra bien, no en vano, la relación actual entre la ex presidenta de la Junta de Andalucía, y ya senadora, y Juan Espadas, en su día un estrecho colaborador al que la militancia respaldó de manera mayoritaria en las primarias del pasado junio.
El pacto al que llegaron ambos en julio, en el marco del proceso de “transición tranquila” por el que abogó el todavía alcalde del Ayuntamiento de Sevilla, es que Díaz abandonaría su acta como diputada del Parlamento en el momento en que tomara posesión del cargo de senadora por designación autonómica.
En su caso, su acta como diputada lleva aparejada el cargo de Presidenta del Grupo Socialista y con él, un complemento económico de 1.600 euros. Desde el martes, según fuentes del PSOE andaluz, ya no cobra ese plus pero sigue siendo diputada rasa. Esta duplicidad de cargos contraviene la ley interna no escrita de este partido: un cargo por persona.
Como en el resto de cámaras autonómicas, la renuncia es una decisión personal e intransferible que sólo puede ejercer el diputado. En el caso del artículo 19 del Reglamento del Parlamento de Andalucía, la renuncia debe ser presentada personalmente ante la Mesa del Parlamento y ha de firmarse ante el presidente y el letrado mayor.
Según las fuentes socialistas consultadas por Economía Digital, “no hay constancia de cuándo se va a producir” este hecho. Otras voces muy cercanas a la actual dirección del partido resumen la situación de forma más gráfica, sin ecos shakesperianos: “Esto durará lo que ella quiera alargar el show”.
Estas mismas fuentes abundan en una tesis compartida por varias voces dentro del PSOE: Díaz estaría esperando a que se reorganicen las comisiones en el Senado para ascender de diputada rasa a presidenta de alguna comisión, la de Industria previsiblemente, responsabilidad que lleva aparejada un complemento económico de unos 1.500 euros.
Así, en tanto Díaz no consiga atar ese plus en el Senado que preside el socialista Ander Gil –puesto con el que en su día, paradójicamente, fue tentada por el círculo de Pedro Sánchez con el fin de que dejara vía libre a la renovación sin primarias-, es presumible que mantenga su acta de diputada. Su obligación, en ese caso, sería la de acudir a la Cámara andaluza para participar de la vida parlamentaria de su Grupo.
Otra cosa es que esta descripción encaje poco en la actitud desplegada estos días. De hecho, acudió el miércoles al pleno pero se ha ausentado de la cámara hoy, día en el que se desarrolla la habitual ronda de preguntas al Presidente del Gobierno por parte de los grupos políticos. Es decir, hoy, como también lo hizo en su día cuando se estrenó como portavoz, Susana se ha ausentado durante la intervención de su compañera Ángeles Ferriz, cabeza visible del PSOE en el Parlamento. En política, la mayoría de las veces los gestos guardan un significado.
Y dado que a día de hoy la dirección del Grupo Socialista no ha procedido a la reordenación de los escaños, Díaz sigue conservando el primer sitio de la bancada, el mismo en el que se sentó el miércoles donde captó la atención de las cámaras y fotógrafos y desde el que buscó de manera intencionada el saludo del presidente del Gobierno, situado justo enfrente de su asiento.
De hecho, su conversación con Juanma Moreno se convirtió en una de las fotos del día, desluciendo votaciones de calado como la de la aprobación del decreto de creación de la Agencia TRADE, proyecto estrella del Gobierno andaluz, y eclipsando por completo la reunión que por la mañana mantuvo Juan Espadas con los diputados socialistas en la que les conminó a “ser capaces de visualizar las carencias del Gobierno andaluz”, esto es, convertirse una oposición verdaderamente distinguible y con un relato coherente. Al no tener acta de diputado, la visibilidad que Espadas pueda hacer en sus visitas al Parlamento es discreta.
Fuentes socialistas explican a este medio, asimismo, que la no renuncia de Susana Díaz a su acta en Andalucía “está bloqueando” parte de la reordenación de tareas en el Grupo Parlamentario pues su escaño lo ocuparía el diputado José Hidalgo, economista sevillano llamado, según fuentes consultadas, a participar activamente en aquellas comisiones parlamentarias con gran peso la fiscalización del plan postpandemia del Gobierno andaluz.
Animal político, animal televisivo
En cualquier caso, la aparición de Díaz en el pleno del miércoles –al que no se sabe si volverá de nuevo o no- prologa la nueva vertiente televisiva en la que se ha embarcado. De hecho, hoy está previsto su estreno como tertuliana en la mesa de El programa de Ana Rosa y la semana que viene su aterrizaje en la mesa de Todo es mentira, el espacio de entrenamiento y actualidad que presenta Risto Mejide, y en el que han encontrado acomodo nombres que ya están fuera de la política como José Luis Ábalos, José Manuel García Margallo, Esperanza Aguirre, Cristina Cifuentes, Ignacio Aguado o Juan Carlos Girauta.
En su salto a la televisión, Díaz cuenta con un aval innegable: ella, que tantas veces fue definida como un animal político, es también un verdadero animal televisivo, conocedora a la perfección de lo que buscan las cámaras y lo que funciona en las tertulias. Cualquier comentario que haga respecto al Gobierno de Pedro Sánchez dará juego, cuando no levantará polémica. No sorprende por tanto que fuera con esa seguridad con la que, absolutamente fuera de guión y de manera sorpresiva para propios y extraños, se presentara en el primer día del curso político en Andalucía. Un verdadero giro de guión de la mejor ficción televisiva.