El PSC diseña una campaña para castigar a Colau

Los socialistas, que cuentan con que la irrupción de la CUP perjudique a ERC el 10-N, tratarán a los comunes como un partido más del bloque independentista

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Los socialistas aspiran a volver a ganar las elecciones generales en Cataluña. Y confían, para ello, en dos factores. Uno, la incorporación de la CUP a la oferta de candidaturas independentistas, que puede perjudicar a ERC, ganadora en los comicios de abril. El otro, pescar en los caladeros de, por un lado, Cs, al que las encuestas pronostican un desplome vertiginoso, y, por otro, los comunes, a los que el PSC va a insistir durante la campaña en situar en el bloque independentista.

El argumentario preelectoral de los socialistas catalanes se vertebra en torno a la idea de presentar al PSC como “el único partido de izquierdas y progresista no independentista”, según explican fuentes de la dirección. Ahora se trata de insistir en que, con su predisposición a comprar los planteamientos soberanistas que hablan de represión, presos políticos y derecho a decidir, la formación liderada por la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, opera a la práctica como una fuerza independentista más.

Tres episodios de los últimos días dan cuenta de esa precaria ambivalencia de los comunes en la que quieren hurgar los de Miquel Iceta. Este viernes, Catalunya en Comú, que tampoco participa en la convocatoria constitucionalista del domingo, anunciaba que se desmarcaba igualmente de la manifestación independentista de este sábado, pero, en paralelo, los de Colau se alineaban en el Ayuntamiento con Junts per Catalunya y ERC para pedir la llibertad de los líderes condenados por el procés a espaldas de sus socios socialistas en el gobierno municipal. Y un día antes, la misma Colau; el candidato por Barcelona al Congreso de En Comú Podem, Jaume Asens, y el líder de Podemos, Pablo Iglesias, proponían la creación de dos mesas de partidos (una que emane del Congreo y otra del Parlament) para reactivar el diálogo entre la Generalitat y la Moncloa, pero la supeditaban al cumplimiento de varias condiciones previas, entre las cuales el indulto para los independentistas en prisión.

Escuche el podcast ‘La plaza’ de esta semana, sobre el papel de ERC en el Govern y las repercusiones de los disturbios en los resultados del 10-N

El PSOE, a por Cs

Claro que en la sala de máquinas socialista no se cuenta solo con poder atraer a votantes de los comunes que preferirían que los de Colau marcaran distancias con el separatismo, sino que a la vez, se busca descaradamente pescar en el caladero de ese Cs en caída libre en los sondeos. Y ese segundo plan de pesca vale igual en Cataluña que para el resto de España.

De ahí la exhibida inflexibilidad de Sánchez con el presidente de la Generalitat, Quim Torra, al que sigue sin cogerle el teléfono, una postura que el PSC avala con el argumento de que el presidente del Gobierno en funciones no quiere es “postureo” ni “banalizar el diálogo”, que es lo que entienden los socialistas que hace Torra, al que acusan de condenar “tarde y arrastrando los pies” los actos violentos desencadenados  tras la sentencia de la causa del procés. “Si quiere dialogar, no puede decir, como hizo hace dos meses, que apuesta por la confrontación, y no puede no dar apoyo explícito a los Mossos”, alegan en la cúpula de los socialistas catalanes.

Admiten en el equipo de Iceta que los sondeos hasta ahora no les dan un mejor resultado que en los comicios de abril, cuando obtuvieron el 23% de los votos, pero añaden que detectan en las encuestas una dinámica al alza, y cuentan con que la irrupción de la CUP, que se presenta por primera vez a unas generales, rasque apoyos a ERC, que el 29-A consiguió un triunfo sin precedentes, con más de un millón de votos con los que superó a los socialistas en 1,4 puntos percentuales y obtuvo 15 diputados, tres más que los de Iceta.

«Esta vez hay cuatro marcas independentistas», dicen en el PSC en referencia a JxCat, ERC, la CUP y los comunes, «con la CUP marcando la estrategia» del independentismo. La atomización de ese espacio es en lo que confían los socialistas para que Esquerra no consiga reeditar su éxito de la pasada primavera. 

Sánchez, sin confirmar

Los socialistas han diseñado una campaña «más austera» que la del 29-A, y en la que el protagonismo será para Iceta y para los candidatos por Barcelona al Congreso y al Senado y actuales presidentes respectivos de ambas cámaras, Meritxell Batet y Manuel Cruz. Pedro Sánchez está previsto que acuda, como es habitual, al acto central —que se celebrará el jueves 7 de noviembre en un espacio aún no confirmado, pero que se prevé que sea el recinto de la Fira de Barcelona en Montjuïc— y a otro por concretar, aunque fuentes del partido admiten que la presencia de Sánchez todavía no está asegurada en ningún caso.

Sucede que, por un lado, la agenda del presidente para las próximas dos semanas aún aún no se ha cerrado. Y por otro, o tal vez por el mismo, que el clima de esa Cataluña en ebullición por la que Sánchez pasó el lunes de puntillas y en modo incursión relámpago no aconseja precisamente anunciar con mucha antelación más visitas suyas en firme.

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